XLV Asamblea General de la Asociación Nacional de Criadores de Caballos Españoles (ANCCE),
La Asamblea General nombró Socio de Honor 2017 al ganadero y ex presidente de ANCCE, Javier Conde Cerrato.

El ingenio es la sustancia constante de Les Luthiers. Y para ser uno de ellos hay que ser muchas cosas a la vez: cantante, músico, actor, instrumentista; eso para empezar y por decir algo, porque no se pueden tocar más palos escénicos de golpe. Y para seguir, hay que ser hasta un gran lingüista, un magnífico experto en léxico y fonética. Les aseguro que sólo con estas simples primeras palabras mías, Les Luthiers ya hubieran encontrado ocurrentes excusas para jugar con los significados y los dobles sentidos. Yo, claro, no voy a dar pistas ni ejemplos con una torpe imitación.
Marina Bernal, siempre en el sitio justo, de periodista que hubiera nacido con el don divino de estar en todas partes, me envía estas fotos del último Sicab. Son, todas juntas, como un capítulo de actas de los momentos brillantes y amables de un esfuerzo colectivo que se oculta tras los flashes. El músculo del certamen internacional es un largo tejido bien entrenado en salvar dificultades, en sesiones interminables de trabajo y dedicación. El glamour con el que acaba su apariencia, no es más que una epidermis de belleza suave que cubre horas y horas de tensión y sacrificio.
Anoche me he encontrado en Jerez con Tomás Terry. Ese encuentro es como un clásico, Jerez y Terry, como si la vida no pudiera ofrecerte mejor lugar para saborear la copa de su amistad, la que vengo paladeando hace ya muchos años. Nos presentó Jaime Molina, el director general de ANCE, cuando estaba a punto de celebrarse el Salón Internacional del Caballo de 1993. Anoche salió Jaime en la conversación, claro, siempre su recuerdo, como el de Silvia Peris, que con Jaime son los dos grandes amigos en común que tenemos Tomás y yo.
Le han salido las cuentas del último Salón Internacional del Caballo. Jaime Molina ha podido hacerse con un balance económico satisfactorio: sin perder dinero y pagándole a cada uno lo suyo. Una proeza que está quedando al alcance de muy pocos.
Mi viejo compañero de San Francisco de Paula y buen amigo José Luis Escañuela acaba de hacerse de golpe unos pocos de recuadros más propios del magisterio de Antonio Burgos, que de conceder una entrevista. Escañuela es, como de pronto sabe ahora todo el mundo (o si lo sabía todo el mundo, le faltaba enterarse a la Sevilla que se cree el centro del universo), es el Presidente de la Federación Española de Tenis, el que ha conseguido que en Sevilla vaya a disputarse en diciembre la Copa Davis. Y no ha tenido que enfrentarse a una sola duda ni tachadura con el papel en blanco -qué antiguo estoy- o a vacilar con tecla alguna del ordenador, para que le saliera de corrido lo que ha dicho de Sevilla en verdades como puños del PSOE que la ha dejado por los suelos
Cuando nos conocimos yo tenía veinticinco años y ella catorce, pero me miraba sin tiempo y sin edad. Me miraba con sueños, atrapada en sus ojos lánguidos por un estreno de besos que no había probado antes. Yo tampoco. Como los besos de ella, yo tampoco. Fue como si frente a la cristalera de un expositor de helados hubiera escogido un sabor nuevo y diferente. ¿A qué sabía Inma? No lo supe nunca. Si atino a describir algo de sus labios es que tenían la forma bien perfilada de la lentitud y la eternidad en unas comisuras sin prisas.
Me atreví a vaticinarlo y así ha ocurrido. Algo voy conociendo a una ciudad con tanto misterio como una mujer. José Manuel Soto fue sacado a hombros por la Puerta del Príncipe. Pero la hazaña tiene su preámbulo en una tarde que a eso de las ocho y media presentaba al barrio del Arenal, en torno a la Maestranza, como a una auténtica crónica social a borbotones de un bar a otro. Ahí empezó el lleno. El lleno total. Si no fuera porque el calor del primer día del verano te ponía en tu sitio y sin despistarte, se diría que era una tarde de feria ambientando todos los aledaños del templo taurino, o incluso de una Semana Santa de las que no se puede ni andar.