Marina Bernal, siempre en el sitio justo, de periodista que hubiera nacido con el don divino de estar en todas partes, me envía estas fotos del último Sicab. Son, todas juntas, como un capítulo de actas de los momentos brillantes y amables de un esfuerzo colectivo que se oculta tras los flashes. El músculo del certamen internacional es un largo tejido bien entrenado en salvar dificultades, en sesiones interminables de trabajo y dedicación. El glamour con el que acaba su apariencia, no es más que una epidermis de belleza suave que cubre horas y horas de tensión y sacrificio.
El Sicab, cuya celebración ya va camino de las bodas de plata, ha vuelto a revalidar su éxito. De nuevo se ha ofrecido ante los ojos de miles de personas como una delantera de focos bien potentes en torno al caballo español. Detrás de esa primera línea de disfrute multitudinario durante casi una semana, están sus artífices en la retaguardia, sus héroes del silencio, los que no podrían llamarse de otra forma haciendo posible una auténtica proeza en tiempos de crisis insalvable que ellos, sin embargo, consiguen salvar. ¿Quiénes son? Elijo quedarme en el filo preciso de saltar a los nombres, evito el abismo que juega malas pasadas con la memoria, en el que nunca se abre bien el paracaídas de los reconocimientos, uno por uno, merecidos. Pero no me resisto al riesgo de citar a ANCCE, la Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española. Y una mención especial para Nicaragua, el país hermano al que se ha dedicado el recién clausurado SICAB.
El triunfo del Salón Internacional del Caballo sobre unos tiempos difíciles de por sí para triunfar, en lo que sea, se cerró con sus habituales estampas de halo de estrellas, de celebridades siempre esperadas, tan naturales ya para el Sicab como si este no se entendiera completamente sin la presencia de los famosos. Este año han estado: la casi familiar Bo Derek, la homenajeada por eurovisiva Pastora Soler, Raquel Revuelta, Norma Duval y Carlos Baute y su bellísima y elegante mujer, Astrid Klisans, exquisita en educación. El cantante internacional me comentó delante de ella:
-Le he dedicado una canción que se llama Amarte bien.
-No me extraña, le contesté. Y ella captó de inmediato el piropo dándome las gracias.
La gran cena de clausura se celebró en la Fundación Morera & Vallejo. Las mesas bien repletas de animados y felices conversadores, entre ellos el propio Morera y Javier Conde, presidente de Ancce. Saludé a mis queridos amigos Los del Río, María José Santiago -muy pronto en su concierto navideño de Fibes-, la genial bailaora María Rosa, la miss y modelo María José Suárez, la gran revelación de la copla Erika Leiva con el legendario representante Carmelo Millán, que ahora se encarga de su carrera. Me di un fuerte abrazo con Tomás Terry, le agradecí sus grandes detalles a Silvia Peris, directora de Evento 10; me di un fuerte abrazo con su socio Tomás Terry, ese auténtico caballero; y mi enhorabuena por ser responsable tan eficaz a Jaime Molina, director general de Ancce; me alegré de volver a ver a Gregorio Serrano y a Rafael Rivas, ambos en representación del Ayuntamiento; me estuvo contando que se emocionaba con mis artículos ese gran relaciones públicas que es Miguel Ángel Trilles; tuve el placer de compartir mesa con José Luis Sánchez, el hermano y mánager de Pastora Soler, reencontrarme con sus padres, charlar con Ricardo Castillejo, estrechar una vez más la mano de Francisco Herrero, presidente de la Cámara de Comercio y de Fibes
Felicidades, en fin, otra vez, otro año, al Sicab, el acontecimiento sevillano de más relevancia mundial junto a la Semana Santa y la Feria de Abril. Felicidades por sus luces y por sus héroes del silencio y la labor callada en una crisis económica que clama al cielo.