LA HERMOSA ESPERANZA DEL CLAVEL
Me lo encontré la última vez durante la misa en recuerdo de Miguel Ángel de la Cueva. A mí no me gusta decir eso de la misa por el alma de nadie. Yo no creo en un Dios al que hay que rogarle una y otra vez que salve a alguien, que le abra no sé qué puertas difíciles, que haya que darle la lata para que se deje caer con la gloria, cuando lo único que nos espera es la sorpresa de hasta dónde llega el Amor. Me lo encontré y escuchamos juntos aquella misa, nos dimos la paz -que iba a quedar entonces más a su alcance que al mío- y llegando la ceremonia al final, le pregunté a Peregil cómo estaba:
