Esa sangre veloz de los artistas. Emilio Marvizón en La Macarena
Hoy me llega un temblor antiguo de esmeraldas. Y un eco de Centuria en lontananza. Una luz asomada en las murallas, que se rinde a la tarde y se desmaya. Hoy me suena su nombre más que nunca, porque viene con él acompañada Quedan todavía algunos días, poco más de una semana, para que a Emilio Marvizón Ruiz la Hermandad de la Macarena le entregue un diploma reconociéndole los más de ochenta años -toda una vida, como en la canción- de pertenencia a la misma. Pero, como cuando se acerca la Cruz de Guía a la carrera oficial, como cuando ya se sabe que por el color de los cirios se acaba el último tramo de los centenares de nazarenos del Gran Poder, yo ya tengo los nervios de punta de la gente en las sillas, cuando se siente la sacudida impaciente desde la Campana a la Catedral y el boca a boca hace pasar de unos a otros la Buena Nueva de la Esperanza: ¡Ya viene, ¡ya viene!.
