FOTOGRAFÍA IRÁN
Rosario Ostos
AGENCIAS
10/07/2022 11:30
Rosario Ostos
Sevilla, 10 jul (EFE).- La fotógrafa sevillana Karmen Salas decidió emprender un viaje en solitario por Irán, una aventura en la que reconoce que no tuvo "miedo ni esa sensación de vértigo” que suele sentir, aunque admite que no pararse a pensar le permitió tomar decisiones que quizás ahora, con perspectiva, "no las hubiera tomado si las hubiese pensado".
Desde que aterrizó en Teherán se dio cuenta que "no iba a conocer a nadie" porque no había turistas, y en sus 16 días de viaje tan solo se encontró a dos viajeras catalanas, según cuenta en una entrevista con EFE dos semanas después de regresar.
El idioma fue un reto añadido, puesto que en el país islámico el persa es la lengua principal, así que sus interacciones en restaurantes se reducían a señalar un plato de la carta y lanzar un pulgar arriba para confirmar el pedido.
Para adaptarse a la cultura iraní, y con el objetivo de entrar en las mezquitas sin que la "detectaran como turista", se compró un chador, el velo que, por precepto de su religión, usan las mujeres de Irán para cubrirse la cabeza y parte del rostro. De esta forma, se movió "como pez en el agua" y fue "cuando más segura" se sintió y cuando la miraban menos por la calles.
En Irán las mujeres tienen que ir completamente tapadas, recuerda Karmen Salas, que en una estación un hombre le avisó de que debía cubrir una parte de su pierna que había quedado descubierta.
Karmen Salas, a la que sus años como paparazi le enseñaron a desenvolverse en la calle y sin compañeros, admite que durante su viaje por Irán, por ser mujer, ha lidiado con situaciones como ser mirada o perseguida por hombres, aunque no las considera "peligrosas, sino incómodas".
En sus itinerarios deja lugar para la improvisación, "nunca cierro los viajes, lo único que llevo es la primera noche de hotel", lo que le permite cambiar la ruta o visitar lugares que no había planificado. Con Irán lo tenía claro y se desplazaba en autobús, lo que le ayudó a descubrir que es "un país seguro al que se puede viajar".
Nada más llegar a Teherán, quiso entrar en una mezquita, "un jueves por la tarde, que era cuando más gente iba a haber".
La fotógrafa andaluza considera que gracias a informarse antes de viajar dejó atrás los prejuicios que pudiera tener: "yo iba tranquila" sabía que "era un país tranquilo, sin peligro".
Además, destaca la hospitalidad de los iraníes: "Siempre trataban de ayudarme, aun sin entenderme" y, de hecho, una madre y su hija la invitaron a su casa, donde le sorprendió "un entorno muy unido, incluso más que en España".
Las mujeres han estado presentes en su viaje, tanto con las que pudo relacionarse en Irán, como las que contactaban con ella a través de las redes sociales, dice Salas, que recibía "muchos mensajes de mujeres todos los días" cuando iba narrando día a día su aventura por Instagram (un_mundo_alrededor) y sus seguidores podían ver cómo iba "adaptándome al país".
Karmen Salas se considera "travel blogger" y por ello reconoce la importancia de las redes sociales a la hora de promocionar oficinas de turismo, hoteles o marcas. Sin embargo, en su último destino no ha tenido esta posibilidad porque "las redes sociales y páginas web están capadas" y, según comenta, "incluso es complicado buscar alojamiento 'online".
Esta viajera es presidenta de la Asociación de Andalucía de Travel Bloggers cuya labor es "reunirnos personas con la misma afición" y "contribuir a promocionar destinos andaluces". En esta comunidad pasará los meses de verano, mientras espera a las promociones que puedan ofrecerle en septiembre y desvela que su próximo viaje será por Europa. EFE
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