Un gol de sombrerazo de Diego Capel a los cinco minutos de partido puso en la senda del triunfo al Sevilla FC, que tres años después de su último logro la Supercopa de España de 2007- volvió a levantar una Copa ante el delirio de los más de 33.000 incondicionales que se cruzaron la piel de toro de cabo a rabo para estar presentes en la gesta del Camp Nou. La sentencia la firmó luego Jesús Navas el descuento (91), tras recorrerse en solitario todo el campo sin que nadie lo pudiera detener.
La de ayer es la quinta Copa de España y el sexto título de la era Del Nido, que asistió exultante en el palco al espectáculo, con su borsalino bien calado en la testa pese al tremendo calor y la humedad que hacía anoche en la ciudad condal, tal y como él mismo había prometido la noche que ahí mismo eliminó el Sevilla al FC Barcelona y empezó a alimentar el sueño de una nueva final.
El gol de Capel propicio que Antonio Álvarez replanteara el partido muy a lo Jiménez tras cobrar tan pronto ventaja en el marcador. El orden defensivo y los chispazos de Navas, Kanouté y el propio Capel bastaron para contener las intentonas de un Atletico voluntarioso pero incapaz de romper el muro nervionense, pues en última instancia apareció siempre Palop para desbaratar las más claras ocasiones de los colchoneros.
Negredo despaprovechó la sentencia que le sirvió Kanouté con un excelso taconazo justo antes de cumplirse la hora de juego, pero disparó al muñeco y De Gea no tuvo problemas para evitar el 2-0. El partido no fue brillante, pero sí tuvo mucha intensidad, y prueba de ello la monumental tangana que se montó tras una aparatosa entrada de Perea sobre Capel (74) y que le costó la expulsión al delegado sevillista, Cristóbal Soria. El Atlético quemó sus naves en ataque en los minutos finales, desguarneció su zaga y allí apareció Navas, en el descuento, para firmar la sentencia definitiva y hacer del Camp Nou un manicomio sevillista. Muy cerca de allí, en el viejo campo de Les Corts, ganó el Sevilla su Liga en 1946, antes había ganado la Copa del Generalísimo de 1939 en Montjuic. Ayer sumó su segunda Copa del Rey, la quinta de España, la sexta de la era Del Nido. Todo un logro de un equipo que vuelve a ser grande de España.
José María del Nido suma ya en su palmarés presidencial seis títulos con el conseguido ayer en el Camp Nou. Lo vio ganar a sus jugadores luciendo ese sombrero que hizo fortuna en ese mismo palco una fría noche de enero de este mismo año junto a su buen amigo Joan Laporta. Tras ese 1-2 inesperado el talismán no faltó a ninguna cita copera en esta edición que ya tendrá por siempre grabado el nombre del Sevilla F. C. como ganador. Antes se tocó la gloria con los dedos en Eindhoven, Mónaco, Glasgow y por dos veces en Madrid. La dinámica ganadora y festiva que se truncó con el fallecimiento de Antonio Puerta, encontró su continuidad 33 meses después con el entorchado de Copa ganado ayer a ley al Atlético de Madrid en Barcelona. Esta vez le tocó a Palop alzarlo al cielo y lo hizo, se lo debían, portando la camiseta con el eterno 16 sevillista. Quiso el destino que fuese en la Ciudad Condal, como en el lejanísimo 1935, cuando se estrenó el palmarés de títulos del conjunto de Nervión, y también donde once años más tarde, se acabó de conquistar la única Liga que luce en las entrañas del Sánchez-Pizjuán.
Miles de sevillistas se echaron a las calles de la ciudad hispalense para celebrar el sexto título en cuatro años El equipo hará un «tour» con la Copa desde las ocho de la tarde y tendrá su salida en el estadio Sánchez-Pizjuán Disminuir tamaño del textoAumentar tamaño del texto Los aficionados sevillistas poblaron al término del partido la Puerta de Jerez y todos sus alrededores. JESÚS SPÍNOLA. VÍDEO: ATLAS Sí, el Sevilla es indestructible (0-2)
R.A. SEVILLAActualizado Jueves , 20-05-10 a las 10 : 03 «¡Qué tendrá el fútbol que parece ser la única actividad capaz de elevar la pasión, el desenfreno y la alegría a las cotas más altas!». Así reflexionaba no hace mucho un pensador español. «Pues que vea la final de la Copa del Rey», se le podría haber respondido. Y si no le hubiera bastado o creyera innecesario presenciar el duelo entre sevillistas y atléticos, valdría con invitarlo anoche a las calles hispalenses, en las que miles de aficionados se «vistieron» de alborozo y pasión. Pura pasión. La que levanta al ser humano y le da la oportunidad de creer en algo más que la crisis y los continuos problemas que le azotan en su vida diaria. Eran las 23.20 apenas unos minutos después de que Mejuto González decretara el final del partido y la ciudad hispalense quedó pintada de rojo y blanco, sonora con los pitos de los coches y los cánticos de los hinchas, acordándose de los goleadores, Capel y Navas, y, muy especialmente, de Antonio Puerta. Tampoco el himno de El Arrebato pudo faltar. Daba igual desafinar o confundir la letra, para los sevillistas debía ayer estar todo perdonado. Por cierto, mención especial para la fuerza con la que los hinchas sevillistas y atléticos jalearon el himno nacional minutos antes del partido, respondiendo se alguna manera a la afrenta sufrida en la edición de la Copa del Rey del año pasado, cuando algunos forofos de los finalistas, Athletic y Barcelona, abroncaron las notas del himno para que no pudiera ser escuchado. Los que sí se dejaron oír, y mucho, fueron los miles de aficionados que presenciaron el encuentro en el auditorio Rocío Jurado ubicado en La Cartuja, a través de una pantalla gigante. Desde las 18.00 ya había hinchas apostados a las puertas de la instalación. Tuvo premio esperar tanto tiempo. Y, hablando del tiempo, habrá que prepararse esta tarde para una jornada maratoniana con los distintos desplazamientos que está previsto que realice el Sevilla para celebrar el título de la Copa. Según fuentes del club, el equipo llegará al aeropuerto de San Pablo a las 15.30, descansará unas horas y a las 20.00, aproximadamente, iniciará un recorrido que comenzará en el estadio Sánchez-Pizjuán y que pasará por la Catedral y el Ayuntamiento.
Cara de gozo indisimulable la que lucía Antonio Álvarez a su entrada en la sala de prensa del Camp Nou. En cuatro días ha visto cómo su equipo, suyo de siempre y al que ahora tiene el orgullo de dirigir, pasaba de cumplir el objetivo en la Liga a ponerle esa gran guinda del título de Copa. «Creo que sí comenzó diciendo, que somos justos campeones. Nos hemos adelantado en el marcador y eso nos ha permitido plantear un partido bien cerradito. El Atlético ha hecho también un gran partido y hemos estado sufriendo hasta que ha llegado al final el segundo gol que nos ha dado la tranquilidad». «El Atleti reconocía ha llegado algo más a portería que nosotros, pero sabíamos la final que había que jugar e hicimos a la perfección nuestro partido, según nos convenía». No obstante, reconocío que el sufrimiento final no habría sido tanto si Negredo hubiera acertado con el segundo: «Es verdad que ahí pudimos sentenciar con esa ocasión de Álvaro. No fue así y en la mente de todos estaba que teníamos que sufrir, pero hemos estado bien coordinados en todas las líneas». La clave estuvo en el tanto de Capel: «Sí, eso nos hizo estar más compactos y apretar bien las líneas. No queríamos meternos atrás, aunque ha habido momentos en los que el Atlético nos obligó a replegarnos». En cuanto a sus vivencias personales en la final dijo que «son sentimientos indescriptibles. He ganado títulos como segundo, pero hacerlo como primero es diferente porque toda la responsabilidad es tuya». «Llegué añadió en un momento delicado. He intentado cambiar cosas, y al contar con el apoyo total y unánime de la plantilla me lo han hecho más fácil, pero soy hombre del club y si tengo que volver a la oficina no pasa nada». La dedicatoria estaba clara: «Lo último que hemos puesto en el vestuario antes de salir ha sido el gol de Antonio Puerta al Schalke. Fijaros si nos hemos acordado hoy de él. Al final nos hemos ido al centro del campo para dedicarle el título».
Como en las otras finales de Eindhoven, Glasgow y Madrid, José María del Nido se dio un baño de multitudes y de sevillismo en las horas previas al partido. Su moral inquebrantable, ya había quedado en evidencia en las vísperas y, con más mesura y moderación, en la cena oficial que ofreció el club a las autoridades y prensa desplazadas a la Ciudad Condal para la ocasión. Pero a la una y media de la tarde, cuando se desplazó acompañado por el consejero de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía, y por su consejo de administración (casi todos, incluido Luciano Alonso, tocados con el «sombrerito de la Copa» y luciendo la camiseta blanca de la final) a la zona habilitada para los seguidores sevillistas en la plaza de la Bederrida le salió su genuina vena de «caudillo» encantador de masas. Sus palabras fueron breves, pero encendidas ante una masa ávida de calentar los ánimos ante lo que se avecinaba ocho horas más tarde en el Camp Nou. «¡Hace 71 años ganamos aquí una Copa pregonó con fuerza pese a que ya tenía tocada la voz, en el 39 ganamos la Copa en Montjuic y hoy la vamos a ganar en el Camp Nou!». Ya encendida la multitud, se vino arriba y sin mediar guión escrito de por medio las citas literarias o referencias históricas las deja para otros recintos y ocasiones señaló: «El que se pregunte por qué es grande el Sevilla, que mire esto. ¡Qué grande eres, Sevilla!». Luego remató su corto discurso antes de fotografiarse con todo el que se lo pidió. Finalmente, lanzó un mensaje a su gente: «Seremos menos en número, pero más en fuerza. No quiero a nadie que no tenga la garganta rota por animar al Sevilla». Aunque tal petición estaba de más