Agustín de Espartinas, que cortó dos orejas y rabo, fue el gran triunfador del Festival Taurino de Gines, celebrado este sábado por parte del Ayuntamiento a beneficio de las hermandades de la localidad ginense.
Más de 1.000 aficionados se dieron cita en la plaza portátil instalada en el antiguo campo de fútbol San José, en una cita que suponía la vuelta de la Fiesta Nacional al municipio después de 14 años de ausencia.
En el primer toro de la tarde, el rejoneador Pedro Cárdenas ofreció algunos destellos de la vistosidad propia del toreo a caballo, cosechando su faena algunos aplausos entre el numeroso público asistente.
José Luis Parada dedicó su toro al público, que también valoró positivamente la entrega mostrada en todo momento por el matador de Sanlúcar de Barrameda.
El sofocante calor no evitó que llegasen los trofeos a partir del siguiente toro, con la faena de Antonio Manuel Punta, que cortó dos orejas.
Canales Rivera hizo lo propio en el cuarto de la tarde, arrancando los mejores sones de la Banda Municipal de Música. Su faena, que dejó un buen número de detalles de clase y finura, también valió dos orejas.
Víctor Janeiro también brindó su toro a la afición, poniendo en liza después sobre el ruedo varios lances de gran hermosura. El público, muy animado tras las dos faenas anteriores, pidió la oreja para el diestro de Ubrique, al que la Presidencia, ocupada por el Alcalde, Francisco González, concedió dicho trofeo.
El sexto de la tarde fue para El Arqueño, que llevó a cabo una faena llena de pundonor y al que el astado estuvo a punto de darle un susto.
El broche de oro lo puso el novillero Agustín de Espartinas, que firmó la mejor faena de toda la tarde. Con un público totalmente entregado, el novillero llegada dispuesto a no defraudar a la afición, entre la que se encontraban varios integrantes de su propia peña taurina.
Tras una faena plena de valentía y de buen hacer, a la segunda colocó una estocada completa que arrancó los mayores aplausos del respetable, lo que le valió para hacerse con las dos orejas y el rabo del astado.
Con una grada repleta de pañuelos y de aplausos concluía el festejo, que hizo las delicias de los muchos aficionados taurinos que acudieron hasta el recinto. 14 años después, la Fiesta Nacional volvía a demostrar que cuenta en Gines con una afición más que numerosa.