Alfonso Cadaval, el hijo de César Cadaval, de los Morancos, tomó la alternativa en la Feria de San Miguel en la Maestranza
El joven brindó su primer toro a su padre, César Cadaval, que nervioso, siguió la faena muy atento.

El programa viajará a Linares y Madrid para indagar en la vida del torero, pintor, empresario y personaje mediático que marcó un antes y un después en la cultura española
¿Llevaré años de amistad con el Soto desde aquella tarde de sábado de 1979 en la que apareció por la casa de Cursillos de Cristiandad, en San Juan de Aznalfarache, para hacer un Encuentro de Juventud? ¿Y después, cuando nos hicimos inseparables y entraba y salía por mi casa como Perico por la suya, cuando lo acogimos como si fuera uno más entre nosotros y hasta ayudaba a mi padre en su pequeña huerta del chalet en Castilleja? Y la de veces que me cantó en el sofá del bufete y con mi propia guitarra lo de la calle más sevillana se llama Sierpes. Y aquella madrugada en el aeropuerto de San Pablo esperando un vuelo con retraso de Viernes de Dolores en el que desde Madrid llegaba a Sevilla Pilona, la hermana de Macarena Jiménez Algora.
Querido Paco: Te fuiste y vino la crisis. Cómo han cambiado las cosas, Paco. ¿Tú te acuerdas de que antes tardábamos en cobrar tres meses? Pues ahora ni cobramos. Cómo ha cambiado la televisión, Paco. Antes nos llamaban para trabajar con Raphael, Rocío Dúrcal, Rocío Jurado, María Dolores Pradera, Manolo Escobar Pues ahora, para lo que te llaman y te pagan una pasta es para hablar mal de un compañero, para clavarle por la espalda el cuchillo de la mediocridad. Ahora no interesamos por el posible talento que tengamos; ahora, Paco, nos quieren quitar nuestra presunta magia para enseñar nuestra caspa.
Serrat cantaba hoy puede ser un gran día, plantéatelo así , y para ti, Juanito, hasta el final fueron ochenta y seis años llenos de grandes días. Juan: no he conocido a nadie, entre todos los cientos de amigos que tengo, más positivo que tú. Eras el tío más optimista que yo he conocido. Tuve la suerte de cruzarme en mi vida dos veces contigo. La primera, en pleno apogeo de la revista. Me contrataste y estuve contigo tres años, en el Teatro Calderón y dando la vuelta a España en un par de ocasiones. Juan, nuestra pasión -la tuya y la mía- ha sido el teatro. Y en aquellos tres años me enseñaste todos los secretos que yo ansiaba descubrir para hacerlos míos. Cuando hablaste de tus descubrimientos (Lina Morgan, Simón Cabido, Bibiana Fernández) siempre terminaste con el nombre de Miguel Caiceo.