En la despedida a Juan Luis Alvarez
Hoy es un día muy triste para quienes trabajamos y conocimos, porque siempre mantuvo su añoranza por Huelva y nos visitaba aprovechando la ocasión del encargo de un reportaje para las revistas del Grupo Zeta, a quien siempre tuve y nos sentíamos ambos como amigos, como hermanos, Juan Luis Álvarez. Coincidimos los dos haciendo la mili en Tenerife y en cuanto pude convencí a José Manuel de Pablos, director entonces de El Día de Tenerife, primer periódico de las Canarias, para que se incorporará conmigo al cierre cuando eran tiempos en el que se trabajaba con montadores y la tarea no terminaba casi hasta las cinco de la madrugada. Era y es un gran periódico hasta el punto que los dos nos volvíamos locos levantando páginas para que entraran las muchas esquelas que nos llegaban de madrugada y cuyos datos teníamos que recoger a mano de los propios familiares y componer la misma. Los dos 'mamamos' lo que era poner un periódico en el quiosco en esas noches intensas con un excelente equipo de profesionales que hacían las tareas del ' taller' que hoy ya ha desaparecido. Los dos esperábamos al arranque de la inmensa rotativa, pues eran un periódico de más de cien páginas y en tamaño tabloide, para llevarlo caliente a desayunar. Y luego al cuartel.