La Vida sigue y el Arte también. No son exactamente palabras que haya extraído de él, pero perfectamente aplicables.
Vista de sala con ilustraciones de Bores, entre ellas, la Revista de Occidente. Al fondo, obra de Roberto Fernández Balbuena (1925) y su Autorretrato del 25. FOTO: T.L.
Estas líneas –tanto la que podría calificarse como “Pintura-tierra” en referencia a los tonos marrones y ocres predominantes, y a la “Pintura-luz”, en alusión a los claros, casi transparentes, no pueden seccionarse nítida o cronológicamente, sino que las irá alternando en el tiempo o simultaneándolas en una misma obra, cuando logre su peculiar, reconocible e intrasferible manera, y llegado el caso en su última producción, incluso automanera.
Por otra parte, saltan a la vista las diferencias entre sus primeras obras, las que hace en los años 20 en Madrid, y las que hará en París hasta el final de su vida. Más consistentes y unitarias en cuanto a la aplicación de la pintura sobre los lienzos, y más diluidas pero que pueden incluir rugosidades o apegotonamientos del óleo, las segundas, que van a producir efectos distintos en el tratamiento de las superficies, sin afectar al tema, composición, volumetría o planimetría, división de planos y demás asuntos que se desarrollan en la escenografía de la obra.
El que optara por la figuración fuese de características neocubistas o de otra índole, no significa que los recuerdos al mundo clásico no los tuviera presente en cuanto al canon, la proporción, la simetría y cuestiones de la jerarquía pictórica, como tampoco los recuerdos al clasicismo. No en vano copió modelos en el Prado y se debió documentar bastante en cuanto al GRECO (figuras), los autores barrocos (bodegones), y los impresionistas (paisajes).
Por otra parte, el repertorio objetual, la cacharrería y la ornamentación que elije, sigue a la contemporánea, con copas, botellas, frutales, jarrones, alusiones a la prensa, libros o revistas, mesas en esviaje, …
Esto en cierta medida, es el vocabulario del escritor, poeta, crítico, pintor e ilustrador GABRIEL GARCÍA MAROTO y del arquitecto y pintor ROBERTO FERNÁNDEZ BALBUENA, representados en la muestra, al ser también miembros de la GENERACIÓN DEL 27 ARTÍSTICO. TERESA LAFITA