María de Regla de Orleans 1856-1861, Infanta de España, era hija de D. Antonio de Orleans, Duque de Montpensier y Luisa Fernanda de Borbón, Infanta de España.
¿Porqué motivo una Infanta de España tenía el nombre de la Patrona de Chipiona Ntra. Sra. de Regla?
Pues por ese tiempo iba a desaparecer por completo el venerado Santuario de Regla, cuando los Infantes Duques de Montpensier fijaron su residencia veraniega en Sanlúcar de Barrameda, y una tarde de julio de 1851 se dirigieron a Chipiona, entrando a orar en su Iglesia Parroquial. Les llamó grandemente la atención el color negro de la Virgen y el párroco les refirió la historia y vicisitudes de la milagrosa Imagen, por lo que al punto determinaron visitar el Santuario, antigua casa y morada de la Virgen.
Impresionados al contemplar las ruinas del Convento y la profanación del Templo, resolvieron restaurarlos y volver la bendita Imagen a su antigua residencia.
Se abrió una suscripción, encabezada por los mismos Infantes, y contribuyendo con respetables sumas S. M. la Reina Isabel II y el Sr. Cardenal de Sevilla Don Judas José Romo.
Restaurados el Templo y el Camarín, se pensó en la traslación solemne de la Virgen de Regla, señalándose el día 7 de septiembre de 1852, después de una ausencia de 17 años, volvía a su Santuario.
Desde entonces esta devoción de los Duques por la Virgen de Regla se fue acentuando cada vez más, hasta tal punto que a una de sus hijas le pusieron de nombre María de Regla. Esta infanta de España de corta edad, pues murió a los 5 añitos 1856-1861 en Sanlúcar de Barrameda, por expreso deseo de sus padres y con la aprobación de la reina, quisieron que se enterrara en el Santuario de Regla y así fue. Aún se conserva su lápida mortuoria. Poco después en 1865, sus restos fueron trasladados a la Catedral de Sevilla.
En el siguiente documento existente en la Biblioteca Nacional de España se trata sobre el traslado de los restos mortales de la Infanta de España María de Regla desde el Santuario de Regla en Chipiona a la Capilla de los Reyes de Sevilla, episodio sucedido en nuestro pueblo y que el paso del tiempo hizo desaparecer de nuestra memoria colectiva:
La Revista Hispano-Americana LA VIOLETA.
Madrid 5 de Agosto de 1865.
<<Tenemos interesantes pormenores de la solemne ceremonia celebrada con motivo de la traslación de los restos mortales de S. A. R. la infanta doña Regla, hija de los Sres. duques de Montpensier, desde el Santuario del mismo nombre a la capilla de los Reyes, en Sevilla.
En el Santuario de Regla se reunieron los señores regente de la Audiencia del territorio marqueses de Moscoso y Monteolivar, conde de la Lomas, varios gentiles-hombres y mayordomos de semana, dos canónigos de la catedral de Sevilla, los capellanes de SS. AA. RR., el magistrado y senador Sr. Armero, los jueces y promotores fiscales, los comandantes de marina, el comandante y oficiales del vapor de S. M. "Piles", el ayuntamiento de Chipiona, y un numerosos clero.
El templo, que se hallaba muy bien adornado, se vio muy concurrido durante el tiempo que se cantó la misa de Ángeles. Terminada ésta se sirvió un delicado almuerzo a los convidados.
La marcha Real anunció la salida del féretro, que fue procesionalmente conducido hasta la playa, donde aguardaba la tripulación del "Piles", que recibió en un bote ricamente adornado, y en el cual flotaba el estandarte real, los restos mortales, llevándolos a bordo del "Teodosio", cuya cámara estaba preparada de antemano. Puesto en marcha el buque le despidieron desde la orilla del mar con música y cohetes. Al pasar por Bonanza el buque, le saludaron con un repique general de campanas, y cuando atracó al muelle de Sevilla, por las bandas de música y por las tropas que le rendían los honores de Ordenanza.
El ataúd fue trasladado a un magnífico carro con estufa, tirado por seis caballos con guarniciones de gala y penachos blancos. A ambos lados del carruaje toda la servidumbre de los Sres. duques de Montpensier con hachas encendidas, la cual acompañó desde luego, llevando las cintas del féretro dos gentiles-hombres y dos mayordomos, y cerrando la marcha el regente de la Audiencia y las músicas de las tropas.
Al llegar el cortejo a la catedral fue recibido por una comisión del clero, que acompañó el féretro hasta la capilla donde se hallaba todo el cabildo, y se veían descubiertos los restos del Santo Rey San Fernando para recibir los de su augusta nieta, los cuales después de haberse cantado las preces de rúbrica, se depositaron en el panteón destinado al efecto, al lado de su augusto hermano el infante D. Felipe.
El regente de la Audiencia, que hacía la veces de notario mayor, extendió el acta de toda la ceremonia, cuya suntuosidad fue digna de los augustos padres de la finada infantita.
Por orden de SS. AA., los pobres de Chipiona, así como los dependientes de las iglesias y tripulación del Piles, recibieron gratificación>>.
Juan Luis Naval Molero Cronista de la Villa de Chipiona.
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