Desde que, a principio del Siglo XVII (1603), los hermanos de la Provincia de los Ángeles, fundase el Convento de San Antonio, la devoción al Santo paduano se extendió todavía más por la collación de San Lorenzo y el 13 de junio era día de peregrinación de los pueblos y moradores de la ciudad para visitar a San Antonio y acudir a su procesión. Atraído por sus milagros, la imagen de San Antonio que se venera en la Iglesia conventual del mismo nombre de la calle de San Vicente, que fue sede de la Curia provincial de la antigua Bética, es objeto de innumerable visita y sus cultos suelen ser multitudinario.
Otra gloria más para Sevilla, esta vez de nuevo el Santo del que lleva el nombre del convento, el portugués San Antonio de Padua y este año todo se desbordó al caer en fin de semana. Precedido de un popular triduo. Más de 600 fieles llenaban la grandiosa iglesia, incluso el atrio y la calle contaban con devotos del santo que no encontraba lugar, en el día de su onomástica. Fueron repartidos más de 1500 panes, que fueron bendecidos por Fray Manuel Domínguez Lama, Guardián del Convento de San Buenaventura de la Provincia Bética. A la par que se besaban la reliquia de Santo beato, se daban a los feligreses los panecillos de San Antonio.
Una multitud acompaño a la procesión del santo que se llevó a cabo por la calles del barrio de la collación de San Vicente y San Lorenzo, haciendo estación en la Parroquia de San Lorenzo a la que pertenece la Iglesia Conventual.
La parte musical de la procesión la puso la Banda de cornetas y tambores de la Centuria Macarena Juvenil, bajo la dirección de su director José Hidalgo López.
Foto Antonio Rendón Domínguez