Espartaco volvio a torear, brindo un toro a su hijo, saco a torear a su padre en presencia de la hija menor del torero.
Morante, que dio la vuelta al ruedo con su hijo a hombros, puso banderillas sentado en una silla.
La gran actuación de Juan Antonio Ruiz 'Espartaco',que volvio a los ruedos por una causa benefica, sumada a la magistral faena de Enrique Ponce y los detalles de Morante, han sido los capítulos más felices de un triunfal festival taurino celebrado en La Puebla (Sevilla) y en el que tambien toreo Cayetano Rivera, cuatro toreros solidarios.
Morante de la Puebla llegó a poner banderillas sentado en una silla, y dio la vuelta al ruedo con su hijo mayor a hombros, mientras Espartaco llegó a sacar a su padre a torear un excelente ejemplar de Algarra que brindo a su hijo pequeño.
Espartaco sacó lo mejor de sí mismo acoplándose a la excelente toreabilidad del toro que le permitió reencontrarse con su mejor ser. Templado, con excelente pulso, acabó toreando para sí mismo en una labor de largos muletazos que encontró su trazo más personal en el toreo al natural.
Pero aún quedaba un buen catálogo de sorpresas en la chistera del inspirador del festejo. Morante de la Puebla perfumó el ruedo con dos o tres lances pero venía dispuesto a dibujar aguafuertes de otro tiempo y, después de decidirse a banderillear, no dudó en pedir una silla para colocar un par al quiebro con palitroques cortos en el que formó un auténtico revuelo y acabó con el cuadro. Lástima que en el intento se le pegaran centenares de mantazos al manejable ejemplar de Cuvillo. Habría dado mucho más en una faena de muleta que no estuvo exenta de magníficos detalles. Los naturales fueron raras delicias aunque el encanto se rompió cuando, sorpresivamente, Morante fue alcanzado en una tremenda voltereta que culminó con un fortísimo palotazo en el mentón. El de la Puebla quedó en el ruedo sin sentido. Parecía serio pero, sin que nadie pudiera aventurarlo, salió a matar al animal. El mal trago había pasado y lo celebró paseando a hombros a su niño, feliz y contento. No era para menos.
El quinto de la tarde fue otro nobilísimo ejemplar de Juan Pedro Domecq con el que Cayetano se mostró tal y como es: mayestático, con empaque y absolutamente frío y despegado.
Se lidiaron, por este orden, un ejemplar de Fermín Bohórquez para rejones, otro de Luis Algarra, de sensacional juego al que se le dio la vuelta al ruedo; una tercera res de Hermanos Sampedro, el cuarto fue de Núñez del Cuvillo , el quinto, del hierro de Juan Pedro Domecq. El sexto fue un becerro de Campos Peña.
El rejoneador Diego Ventura, dos orejas.
Juan Antonio Ruiz 'Espartaco', dos orejas y rabo.
Enrique Ponce, dos orejas y rabo.
Morante de la Puebla, dos orejas y rabo.
Cayetano, dos orejas y rabo.
El becerrista Jorge Corregidor 'El Nene', dos orejas.
La plaza portátil instalada para la ocasión se llenó hasta la bandera en tarde calurosa.
El festival estaba organizado a beneficio de varias asociaciones benéficas de la localidad. las asociaciones Anes y Onuva.