La decisión del Ayuntamiento de Sevilla, manifestada por la Delegada de Cultura Dª Isabel Montaño, que nuestra ciudad será sede definitiva de la Fundación-Archivo Rafael Cansinos Asséns ARCA (http://www.cansinos.org), supone un hito cultural de primera magnitud en atención y reconocimiento al novelista, poeta, crítico literario y traductor de ingente escritura y propulsor de los movimientos vanguardistas, en especial del ultraísmo. No sería desacertada la reflexión que el escritor judeoandaluz se sentiría dichoso de tornar tangible, al menos en parte de su espíritu creador y a través de los documentos preservados, a la ciudad que le vio nacer el 24 de noviembre de 1882, en la calle Cruz de la Tinaja próxima a la Alameda de Hércules, aunque con dos años paso a vivir a la calle Castelar. El propio hijo y heredero Rafael Cansinos, consideró el enorme peso literario de la producción de su padre, en la observancia de quién a éste lo consideraba su maestro. "El afecto de Borges se conocieron en 1920 me sirvió para valorar la obra en un momento en el que España lo trataba como un escritor menor".
El sorprendente desapego y desidia de las autoridades de la Comunidad Autónoma de Madrid, en referencia al vasto archivo, propició el interés del gobierno de la ciudad de Sevilla por la herencia literaria, inexplorada en su conjunto. Y que, finalmente, contará con presupuesto e implicación del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía en el patronato de la Fundación. Teniendo su sede en el antiguo Convento de Santa Clara, una vez finalicen las intervenciones patrimoniales, en la que también se ubicara la Casa de los Poetas. El notabilísimo archivo contiene, entre otros preciados documentos, más de 5.000 cartas y puede ser considerado como uno de los epistolarios fundamentales de la llamada Edad de Plata de la literatura española entre ellas de Borges, hermanos Machado, Gómez de la Serna, Carmen de Burgos "Colombine", Felipe Trigo y de casi todos los escritores hispanoamericanos que trató como Huidobro, Lanuza, Carlos Mastronardi. Tras la Guerra Civil, en la que se mantuvo fiel al Gobierno legítimo de la república, la dictadura lo sumió en el olvido, no sin antes desposeerlo de su carné de periodista, bajo la acusación de ser judío. La fuerza del silencio fue diluyendo su nombre y trascendencia. La coexistencia fue imposible con aquella situación social y cultural.En el Sur efusivo, en nuestro Sur hay hombres que callan largamente, y cierran los labios, como si hubieran hecho un voto de silencio. Así murió en Madrid, 1964. En la derrota del silencio y en el olvido del perdedor.
Sin embargo, esta inteligente y encomiable iniciativa de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, dignifica, reconoce y recupera la talla creativa del sevillano Rafael Cansinos Asséns, y su valiosísima aportación a la literatura universal.