Muchas personas sufren por su egoísmo, otras son conscientes de lo absurdo y vacío de su existencia egoísta, de la que resulta su comportamiento, luego corren donde el psiquiatra porque su ego no recibe la resonancia esperada. Pero muchos podrían ayudarse y sanarse si ayudasen desinteresadamente a sus semejantes. Quien piensa sólo en sí mismo se aísla y pierde la comunicación, es decir, el acceso a su prójimo.
Muchas personas que se encuentran de paseo con su ego, no saben qué hacer con su vida inútil y creen que el psiquiatra les debería ayudar a tener una vida con más sentido. En esas consultas se culpa de muchas maneras a los demás de la soledad y del vacío de la existencia de uno mismo, pero todo el que se apegue a la idea de que el otro es culpable, sigue adherido a la «cinta velcro» de su desgracia.
En cada etapa de la vida toda persona tiene altibajos. Precisamente cuando nos sentimos hundidos deberíamos dirigirnos a la fuente interna de fuerza, que nos ayuda a reconocer las depresiones, que son un concepto equivocado de nuestros pensamientos, para disiparlas con la ayuda del Espíritu y volver así a un nivel más alto, de modo que de nuevo nos ilumine el sol de la vida y podamos dar nuestros pasos siguientes hacia la existencia superior.
Si usted tiene una depresión, no cavile mucho tiempo, ¡diríjase a Dios en una oración! Él le ayuda a sondear dentro del ensimismamiento, para subsanarlo.
Vida Universal