El Sevilla supo aguantar a un Denia que salió enchufadísimo y con tremendo ímpetu. La primera parte no aportó nada. Chevantón salió en la segunda parte y la montó. Adelantó al equipo, pero casi al instante Vidal a la salida de un cóner hizo las tablas.
Como se esperaba, el Sevilla no lo tuvo fácil esta noche en Denia. El conjunto alicantino salió desde el primer minuto dejándolo todo en el tapete, luchando cada pelota, derrochando hasta la última gota de energía en cada lance del juego. Era un toro bravo, cierto que de menor entidad que el conjunto hispalense, pero que en cualquier caso había que lidiar, para colmo en un campo de césped artificial que evidentemente beneficiaba a los locales. Los de Manolo Jiménez supieron contener en parte el arrebato de ganas alicantino y tras una primera parte algo aburrida y un arranque de segundo acto un poco sufrido, comenzaron a ejercer la superioridad que se les presuponía, tanto en posesión de balón como en creación de ocasiones. Todo fue a raíz de la entrada de Chevantón, que sustituyó a un Koné poco participativo. El uruguayo no cesó hasta lograr su primer gol de la temporada. Parecía que estaba todo resuelto, pero acto seguido un córner botado por el Denia acabó en gol de Vidal tras rematar en inmejorable posición dentro del área. Otra vez el equipo andaluz perdió una victoria por arriba.
Es la historia de un choque en el que se sudó y mucho. Un encuentro en el que Jiménez sacó a cuatro canteranos de partida, con David Prieto acompañando en el centro de la zaga a Boulahrouz y Fazio ocupando el mediocentro junto a Martí. Navas y Capel se quedaban los extremos y De Sanctis era una de las grandes novedades, porque por fin le llegaba el debut en competición oficial. Ninguno de ellos se mostró generoso en alardes en el primer tiempo. Costaba contener el ímpetu de los locales y sobre todo era complicado meterles mano, pues atrás el Denia cerraba bien sus líneas y estaba muy concentrado. Capel era el jugador que más percutía, pero lo cierto es que la profundidad brillaba por su ausencia.
En el segundo periodo el Denia comenzó sacudiendo duro. De hecho Hinkel bajo palos salvó lo que podía haber sido el primero. Parece que esa jugada hizo reflexionar a los nervionenses, que veían que de ganar con la gorra nada de nada. Jiménez también reaccionó y movió el banco. El primero en salir fue Chevantón por Koné, que estuvo algo desaparecido. El uruguayo se quería comer el mundo y sin duda lideró a los suyos hacia arriba. No paró hasta marcar. Primero erró ante Juanma cuando le había ganado la partida a su par. Luego se inventó una espectacular chilena, quizás espectacular sea poco, que se estrelló en la escudra del Denia. El agobio del Sevilla era realmente espeluznante. Y el gol acabó llegando, por mediación del que más lo buscaba, claro, Chevantón. Navas la metió adentro y el charrúa remató con habilidad al fondo de las mallas en el primer palo.
Sonreía Chevantón, que le dedicaba su diana a Antonio Puerta, y sonreía el Sevilla en general pues le había bastado pisar un poco el acelerador para finiquitar el asunto. Lo que nadie esperaba es que en la siguiente jornada el Denia empatase. Fue en un saque de esquina, en otra jugada a balón parado. Vidal cabeceó totalmente solo y fusiló a un De Sanctis que poco pudo hacer. El Camp Nou de Denia se venía abajo y aunque el Sevilla lo intentaba hasta el final, con Alfaro y Moreno en el campo, se tenía que conformar con el empate. Tiempo hay con este parón para trabajar el hándicap que supone defender el juego a balón parado, porque últimamente está costando caro.