sevilla campeon uefa.RCD Espanyol, 2: 1 Gorka Iraizoz; 8 Zabaleta, 21 Jarque, 19 Torrejón, 3 David García; 18 Rufete (7 Pandiani, 56'), 9 De la Peña (16 Jonatas, 87'), 22 Moisés, 11 Riera; 23 Tamudo (4 Lacruz, 72') y 10 Luis García.
Sevilla FC, 2: 1 Palop; 4 Daniel Alves, 2 Javi Navarro, 19 Dragutinovic, 16 Puerta; 8 Poulsen, 18 Martí, 25 Maresca (15 Jesús Navas, 46'), 6 Adriano; 10 Luis Fabiano (9 Kerzhakov, 64') y 12 Kanoute.
Árbitro: Massimo Busacca (Suiza). Amarilla a Moisés (12'), Luis Fabiano (63') y Kanoute (81'). Doble amarilla a Moisés por entrada a Kerzhakov (68').
Goles. 0- 1 Adriano (18'). 1- 1 Riera (28'). 1- 2 Kanoute (105'). 2- 2 Jonatas (115').
Penaltis: 0- 1 Kanuote (Sevilla). 0- 1 Luis García (Espanyol), detiene Palop. 0- 2 Dragutinovic (Sevilla). 1- 2 Pandiani (Espanyol). 1- 2 Daniel Alves (Sevilla) lanza por encima del larguero. 1- 2 Jonatas (Espanyol), detiene Palop. 1- 3 Puerta (Sevilla). 1- 3 Torrejón (Espanyol), detiene Palop y el Sevilla es CAMPEÓN.
Estadio: Final de la Copa de la UEFA disputada en Hampden Park (Glasgow). Lleno. Javi Navarro levantó el trofeo de campeón por segunda vez consecutiva.
El Sevilla gano la Uefa 4- 2 en los penalties, tras 2- 2 final de la prorrogaltras acabar el partido 1- 1-
Cronica de El Mundo
El Sevilla conquistó la UEFA por segundo año consecutivo tras una preciosa final de ida y vuelta (2- 2), con tres paradas de Palop en la tanda definitiva. Como hace 19 años, el Espanyol perdió el título en la lotería de los penaltis.
Toda la gloria para este Sevilla, que dio la primera estocada en lo que puede ser un fin de año memorable. Demostró su recién conquistada jerarquía y ganó una final que le exigió paciencia, precisión y sobre todo un máximo esfuerzo. El Espanyol no tuvo nada que ver con el Middlesbrough de 2006, dominó durante muchos minutos y dejó bajo la lluvia de Glasgow una gloriosa estampa de dignísimo finalista y las mismas lágrimas de 1988 en Leverkusen.
La Copa costó una prórroga y ríos de sudor 'palangana'. La victoria sólo se aclaró tras la expulsión de Moisés, la aparición de Navas y la renuncia de Valverde a Tamudo y De la Peña, con la prórroga y los penaltis como único asidero.
No admite más crítica el Espanyol, que se vació y derramó grandeza. Alcanzó su objetivo gracias a un golazo de Jonatas en la prórroga. Algo impensable tras el acoso hispalense, que se estrelló ante las manoplas de Gorka y no pudo cerrar la final ni siquiera tras el gol de Kanouté.
Y es que el Espanyol dio la cara desde los primeros minutos, pese a los ahogos de De la Peña ante Poulsen y Martí. Por el costado izquierdo Riera, con la ayuda del incesante David García, puso contra las cuerdas a Alves, socorrido de urgencia por Poulsen. De todos modos, en ese arranque, la balanza se inclinaba al campeón, que sólo sufría en el balón parado.
Sin embargo, Palop hizo de la necesidad virtud y tras un córner, se puso a la tarea del delineante y lanzó el contragolpe. El saque con la mano botó cerca de la divisoria y Adriano se encargó del resto tras una evidente falta de contundencia de Zabaleta.
El gol no hizo mella en el ánimo espanyolista, que pese a su presunto rol de cordero, se presentaba en Hampden Park invicto, con 11 victorias en 14 partidos. A la media hora llegó el empate de Riera, preludio de lo que ofrecería el equipo de Valverde, mandón en las pelotas divididas, convencido de sus posibilidades.
Expulsión clave
Necesitaba cambiar la dinámica Juande, nada temeroso ante el intercambio de golpes. Pronto probó el minúsculo extremo la capacidad de reacción de Zabaleta, pero no estaba para tonterías el Espanyol, que pudo ponerse en ventaja con una aparición de Tamudo y una volea de Riera que mereció encontrarse con la red.
Tanto se envalentonó, que al toque de corneta de sus volantes, hizo suyo el centro del campo. La final parecía en su poder. Suyo era el balón y las mejores oportunidades. El Sevilla había abandonado el 'trivote', pero parecía aturdido ante el sorprendente y veloz planteamiento de Valverde.
Merecía mejor suerte el Espanyol, furioso bajo la fina lluvia escocesa. Pero encontró el mayor castigo justo en el ecuador de la segunda mitad, con la justa expulsión de Moisés. Derrumbado el equilibrio de fuerzas, tuvo que conformarse con desgranar los minutos en busca de la prórroga.
Valverde incluso renunció a Tamudo, el alma 'perica', para reforzar su zaga con Lacruz y su media con Zabaleta. No le quedaba otra que aguantar el temporal y esperar un guiño del destino.
En el alargue, la velocidad de Navas y la puntería de Kanouté impusieron una lógica que parecía definitiva. Pudieron rematar mucho antes ante el inspiradísimo Gorka. A cinco minutos del final, en la única llegada barcelonesa un latigazo de Jonatas llevó la euforia a Montjuic.
El Espanyol parecía con viento de cola para los penaltis. Sin embargo, el instinto de Palop acabó con todos sus sueños y le transportó de nuevo a la pesadilla de Leverkusen.
Cronica de ABC
Los penaltis han sentenciado al campeón de la Copa de la UEFA 2007. Y es el Sevilla, que ha vencido en una igualada y trepidante final celebrada en Glasgow. El campeonato se ha decidido en los tiros a puerta después de que, a cuatro minutos del final del segundo tiempo de la prórroga, el Espanyol empatara y anulara la ventaja obtenida por el Sevilla en los primeros 15 minutos.
Los goles de Adriano y Riera en la primera parte dejaron el empate (1- 1) al final de los 90 minutos de una final trepidante, en la que los dos equipos lo han dado todo para llevarse la victoria.
El partido ha resultado vibrante y de máxima igualdad. Tras unos minutos de tanteo, la primera oportunidad clara fue para el Espanyol en un desmarque de Tamudo que cortó Poulsen justo a tiempo. Tras el córner, el balón llegó a Adriano que corrió directo hacia la portería de Gorka, dejó sentado trastabillado a Moisés y con un tiro cruzado batió al meta blanquiazul.
Corría el minuto 20 de encuentro pero no está, ni mucho menos, resuelto el segundo título de UEFA del Sevilla. Valverde gritó instrucciones a su equipo y diez minutos después Riera aprovechó el vacío por la banda derecha sevillista para plantarse en la esquina del área, hacer un recorte y chutar a gol. El tiró lo desvió lo justo un defensa para que Palop no pudiera hacer nada por evitar el empate a uno.
Pero las oportunidades no cesaron para uno y otro equipo. Puerta estuvo a punto de poner el 2- 1 tras un tiro muy desviado que se endiabló tras tocar en Jarque. Después, Tamudo lo intentó desde fuera del área pero Palop se tiró al suelo rápido. La última ocasión de la primera parte llegó por medio de Luis Fabiano, que no había aparecido mucho hasta ese momento.
Moisés, expulsado
La segunda parte mantuvo la emoción a raudales. La ocasión más clara para romper la igualdad la dispuso otra vez el espanyolista Riera. De la Peña le metió un pase perfecto que remató de volea, Palop tocó lo justo para que el balón rozara el larguero y saliera fuera.
Jesús Navas había sustituido a Maresca para dar más profundidad a la banda izquierda y Pandiani, máximo goleador de la competición, sentaba a Rufete en el banquillo blanquiazul. Pero en el minuto 68, Moisés Hurtado fue expulsado por doble amarilla, lo que puede cambiar el sino del encuentro. Valverde tuvo que reestructurar a su equipo y sacó a Lacruz por el capitán Tamudo.
Los minutos finales de encuentro fueron un monólogo sevillista, que acosó la portería de Gorka con un Espanyol entregado y pidiendo marchar a la prórroga. El marcador no se movió y ambos equipos tuvieron que disputar otros 30 minutos.
España, líder en títulos europeos
Pase lo que pase, gane quien gane España se coloca hoy en cabeza de la clasificación por número de títulos europeos atendiendo a las tres grandes competiciones: Copa Europa/Liga Campeones, Recopa y Copa de Ferias/Copa UEFA.
El fútbol español sumará su vigésimo noveno título, uno más que Inglaterra, que podría volver a alcanzar la cabeza si el Liverpool gana la final de la Liga de Campeones al Milán. Si no ocurre así, y vence el cuadro milanista, será el balompié italiano el que iguale al inglés, ya que actualmente suma 27.
El Real Madrid aporta once títulos a esta relación (nueve Copas de Europa), por nueve el Barcelona, cuatro el Valencia, dos el Zaragoza y uno el Atlético de Madrid y el Sevilla, que podría sumar el segundo frente al Espanyol.Antena 3 TV retransmitio en directo desde Glasgow, a partir de las 20.30 horas, la final de la Copa de la UEFA en la que, por primera vez en su historia, los dos equipos son españoles aunque es la decimocuarta vez que un equipo español está en una final de este campeonato. El Sevilla, considerado como el mejor equipo de la liga este año, consiguio el primer título de los que aspira a ganar, junto con el de liga, ya que está a dos puntos del primer y segundo clasificados, y la Copa del Rey, cuya final disputará con el Getafe. Pero el Español tenia también sus razones para querer ganar esta final para resarcirse de la derrota en la final de 1988 y lograr así su primer título europeo. Fue en Leverkusen cuando el equipo, dirigido entonces por Javier Clemente, perdió por penaltis después de que el partido de ida, en Barcelona, lo hubiese ganado por 3 goles a 0. Para llegar a esta final, el Español eliminó al Werder Bremen y el Sevilla al Osasuna.
Cronica del Diario de Sevilla
Sufriendo. Sobreviviendo. Amagando y no dando. Agonizando. El Sevilla atravesó de muchas maneras el perfecto planteamiento que el Espanyol ejecutó para intentar frenar a uno de los equipos que más y mejor fútbol desarrolla en Europa. El equipo barcelonés agobió al campeón de la Copa de la UEFA mientras estuvo con once sobre el campo, con un despliegue físico imposible de mantener. Como fruta madura, el Sevilla esperó su momento. Lo encontró sin merecerlo. Cuando mereció pasearse se empeñó en escribir el drama por encima de todas las cosas. Lo logró, pues el Espanyol logró empatar en una prórroga demencial. Palop refrendó que el título es en gran medida cosa suya (aquella noche de Donetsk ) y dejó de nuevo al Espanyol sin el título, como en 1988, deteniendo tres lanzamientos para situar al Sevilla en la absoluta aristocracia continental. Es el fútbol un juego de superviviencia, y más en torneos coperos. El Sevilla logró sobrevivir. ¡¡CAMPEÓN!!
Empezó flojeando el Sevilla y terminó flojeando de nuevo de forma inaceptable. Esto es fútbol, y en las finales hay tensiones, momentos bajos, golpes de efecto y puntos de inflexión. El Espanyol vivaqueaba desde que Moisés fue expulsado por dos amarillas al derribar a Kerzhakov, allá por el minuto 68. Desde entonces, no existió para nada el Espanyol que Valverde había construido con tanto esmero y habilidad, con Luis García y Tamudo como balas agujereando una y otra vez en particular la banda derecha, donde Juande había prescindido de Jesús Navas para situar a tres centrocampistas.
A pesar de empezar mal, la sensación de peligro era del Sevilla. El Espanyol, a la contra. Como peor le sienta al Sevilla: un rival que sabe manejar el balón, abrir el juego y proyectarse por las bandas con rapidez. Se reservó al máximo goleador de torneo, Pandiani, para apostar por las pequeñas balas periquitas. No iba mal encaminado el Espanyol, si bien se mostró frágil en un saque con la mano de Palop que recogió ya en campo rival Adriano. El brasileño ridiculizó a David García para plantarse ante Gorka Iraizoz y batirle con clase de disparo cruzado.
Ventaja casi sin darse cuenta y un partido nuevo. Pero ese partido nuevo en el que el Espanyol no encuentra tanto espacio se desvanece cuando Daniel Alves se deja enredar por el talento de Riera, que le recortó en dos ocasiones hasta perfilarse por su pierna mala, la derecha, y disparar a gol rozando en la pierna del lateral sevillista y batiendo irremisiblemente a Palop. Uno- uno y vuelta a empezar, solo que con el Espanyol llevando el ritmo y realizando un despliegue físico espectacular sobre el empapado césped de Hampden Park.
Perdida de salida la batalla táctica, Juande esperó al recuperador descanso para recomponer su dibujo. Retiró a Maresca, como pudo hacerlo con Martí (ambos desconocidos) y dio entrada a Jesús Navas para intentar aprovechar la debilidad de David García. Un acierto parecía y un acierto fue. El Sevilla fue poniendo la disputa a su favor a pesar de los nervios de Poulsen, la cabezonería de Kanoute, el egoísmo de Kerzhakov, los problemas físicos de Adriano, Puerta y Javi Navarro
Pero ahí apareció Moisés para destrozar a Valverde. El técnico espanyolista se armó de valor y puso un tercer delantero, Pandiani, abriendo a Luis García al extremo derecho. Moisés vio la segunda amarilla y el entrenador sacrificó a su estrella, Tamudo, para recomponer al Espanyol. Lo logró a medias, pues recuperó efectivos atrás y se olvidó de atacar. Pensó ya sólo en los penaltis, esos penaltis tan traicioneros de 1988 pero que al menos dejaban una puerta abierta a una jugada aislada.
Gorka Iraizoz, el portero de apellido impronunciable que llevó al Espanyol hasta Glasgow, se fue erigiendo en el héroe espanyolista con intervenciones de gran mérito ante todo tipo de jugadores vestidos de rojo. Se le negaba el tanto al Sevilla, que sin embargo no perdió la tranquilidad.
Insistió e insistió, y la igualdad se rompió porque era cuestión de tiempo. No es fácil aguantar una hora (prórroga incluida) a un Sevilla que recuperaba la fluidez en su juego ante el lógico bajón físico del Espanyol. Llegó el gol de Kanoute que parecía sentenciar y pudieron llegar hasta tres tantos más en contragolpes clamorosos en los que faltó decisión y sobró suficiencia. Jonatas sorprendió a Palop desde fuera del área y a cinco minutos del final de la prórroga mandó al campeón a los penaltis.
De forma justa seguramente, pues no fue superior el Sevilla mientras el partido tuvo igualdad numérica. Pero ahí Palop hizo la copa suya como en Ucrania. Detuvo tres lanzamientos de los cuatro que lanzó el Espanyol. El Sevilla es bicampeón de la Copa de la UEFA, entra de lleno en la élite mundial y muestra al universo, por si alguien no lo sabía, que las finales están para ganarlas y que los torneos eliminatorios son juegos de supervivencia. Maravillosos, épicos, dramáticos, pero de supervivencia. El Sevilla lo logró después de una travesía que abarcó toda la temporada. No hay palabras para tanto gozo. Esa descripción se reserva para cada cual.