El Sevilla ha confirmado en el Sánchez Pizjuán su pase a octavos. Sin pisar el acelerador, los de Juande despacharon a un Lokomotiv que no fue ese equipo temible que muchos esperaban, capaz de complicarle la vida a los locales. Maresca hizo el primero de un trallazo con la zurda, después de revolverse a las mil maravillas en el área tras 'pinchar' un balon largo. Puerta puso el segundo en el 88 con un incontestable remate de cabeza. El Lokomotiv no fue rival y sólo inquietó una vez a Notario. Por su parte, los sevillistas hacen historia, entrando por dos años consecutivos en octavos de final. Había que sentenciar y se sentenció con creces.
Juande advirtió que los rusos lo podían poner difícil. Pero lo cierto es que ganar nunca fue tan fácil. No obstante, el manchego sólo reservó a Adriano a la hora de hacer la alineación. Puerta entró por el brasileño. Kanouté fue baja de última hora y le sustituyó Saviola. El Sevilla salía con casi toda la artillería para intentar solventar cuanto antes una eliminatoria que estaba muy bien encarrilada. A decir verdad, en los primeros compases solventó bien poquito. El Lokomotiv era el que llevaba el peso del partido, aunque demostraba una preocupante falta de llegada.
Con el paso de los minutos el Sevilla se fue estirando. Jesús Navas por su banda daba algún aviso y Daniel realizaba el primer tiro a puerta en el minuto 29. El choque era soso y el picante se encargó de ponerlo Enzo Maresca. El italiano se inventó un golazo en el minuto 32, después de engañar a su par y soltar un áspero latigazo desde el límite del área, que se coló por el palo derecho de Poliakov. El tanto del italiano calentó el partido. Los nervionenses se crecieron y Luis Fabiano rozó el segundo con un golpe franco en la frontal, que el meta ruso sacó con una gran estirada.
Llegó el descanso y Juande decidió mover ficha. El partido estaba decidido, ya que a pesar de que con un gol el Lokomotiv se metía de lleno en la eliminatoria, el peligro visitante era prácticamente inexistente. Y cuando lo había ahí estaba Javi Navarro, que no daba opciones. Adriano sustituyó a Saviola. El brasileño se colocó en la derecha, pasando Jesús Navas a la media punta. Fue el canterano el que creo la primera buena oportunidad del segundo periodo. Se fue por la derecha, la metió en el área y allí a bocajarro Luis Fabiano mandó el balón al palo, siendo posteriormente incapaz de remachar el esférico.
El pase aún no estaba cerrado, aunque los nervios tampoco aparecían. No se recordaba un partido tan tranquilo y con tan pocos sobresaltos. Sin embargo, todo pudo haber cambiado en el minuto 21 si no llega a ser por una rápida salida de Notario ante Maminov, que encaraba solo. Fue la única llegada de los visitantes. Tampoco mucho más hicieron los locales, que aún así lograron el segundo en el ocaso del encuentro, por mediación de un remate de cabeza de Puerta en el corazón del área, tras un pase desde la derecha de Navas.
Goles a parte, si destacó algo en el segundo periodo fue el cerrado homenaje que recibió Javi Navarro cuando fue sustituido a diez minutos del final por Aitor Ocio. El capitán sevillista se encuentra en un momento magnífico y ha contribuido muchísimo en las mejoras que ha experimentado el equipo atrás en las últimas semanas. Así se lo quiso reconocer la afición.
El guión de partido de trámite se cumplió a la perfección. No hubo sorpresas y los de Juande no tuvieron que sufrir para seguir adelante en Europa. El pase se logró de manera holgada y además se hizo historia, porque el Sevilla nunca había llegado a octavos dos temporadas consecutivas. Señal evidente de que este equipo va a más. El siguiente hueso es el Lille. Y el reto está claro: pasar a cuartos y romper la negra estadística de caer en octavos. Este es y tiene que ser el año.