ONE DIRECTION EN MADRID
Hay conciertos como temblores de tierra. Dura un poco más la escala One Direction, y nos vamos todos al garete. El epicentro estaba en el Vicente Calderón, pero los efectos han sacudido la capital entera.

Entiendo perfectamente a mis hijas con One Direction. Mientras más cosas haya sido un padre antes de serlo, mejor. Y yo fui fan, un acérrimo fan de Los Bravos; tanto que su famoso solista, Mike Kennedy, me llamó su número uno. Lo de Raphael vino más tarde, porque al principio no me gustaba. Por cierto, que desde el fondo sentimental de aquellos años sesenta en los que yo venía a tener la edad que ahora tiene mi hija María (nueve años), me llega en estos tiempos la amistad de una chiquilla de entonces que fue capaz de organizar en un club de fans a miles de los primerizos seguidores de un fenómeno que dura ya más de cinco décadas.
Los exámenes son el mejor de los mundos posibles. En la mayoría de las ocasiones sólo demuestran quién ha sacado la mejor nota, pero no quién vale más. Que se lo digan si no al grupo británico One Direction.