Hasta el día 18 de enero de 2026 permanecerá abierta en el C.A.A.C. de Sevilla, la exposición del autor internacional KADER ATTIA (Dugny, Francia, 1970), comisariada por la Directora del Centro JIMENA BLÁZQUEZ, contando además de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, con la colaboración del Institut Français de Sevilla y la Foundation des Artistes de France.
Muchas preguntas nos deja en el aire este autor franco-argelino,que hizo el camino inverso al de su familia al ir de Francia a Argelia y de ahí al mundo, a conocer gracias a su curiosidad personal o invitado por los grandes “curadores”, a participar en exposiciones ya míticas como la Bienal de Venecia, de Seúl, Art Kassel, el MUAC, de Ciudad de México, etc.
Comenzamos por lo que parece más fácil: el título de la muestra “El Paraíso Perdido”. ¿En realidad está perdido, reencontrado, o está y estamos con él en un intento de recuperarlo? Está claro que no lo hemos recuperado y que tal vez el destino de la Humanidad y con él la de la Naturaleza y de todos los seres vivos –y aún de los aparentemente inertes- que habitan en este hipotético e imaginario Edén, no sea otra cosa que la destrucción paulatina a causa de las guerras, desigualdades (económicas, sociales, raciales, opciones individuales o de minorías), que no permiten esa ancestral y añorada utopía del Paraíso.
Esta palabra –Paraíso- tiene connotaciones trascendentales en todas las culturas. La posibilidad de una vida feliz después de la muerte, o el origen pacífico de antes de ADÁN y EVA, la serpiente, la manzana y todo eso, quiero decir, de esa vida libre donde los seres humanos que poblaban los diferentes grupos étnicos y convivían en armonía, es uno de los grandes inventos que ha hecho que durante milenios lo busquemos en otra parte que no sea –como es- el interior de nosotros mismos.
Tal vez por esto las exposiciones que ha realizado desde sus inicios, han provocado que gran parte de su obra gire en torno aconceptos tales como Compromiso, Memoria, Herida oReparación en pos de esta misión que ha emprendido, llevando su pensamiento plástico por los cinco continentes.
Reparar, reconstruir, rememorar que un día este Planeta y sus habitantes vivieron en un Paraíso, implica que debió existir un lugar ideal y tiempo feliz, o al menos neutral, donde la Humanidad –da igual el lugar donde habitase- se desenvolvía en un estado de armonía, inocencia, bondad o ingenuidad; que en una segunda fase fue invadida por otros de cualquier otra parte, movidos por la ambición, codicia, supuesta supremacía y en cualquier caso una “Colonización” de un hombre/una mujer sobre otro/-a, un territorio sobre otro, una cultura sobre otra, etc., y una tercera, que es donde se integra el intento de recuperar ese idílico lugar entendido también como“Descolonización”. En este sentido la palabra clave sería “Reconciliación” con su pasado, la Historia y su presente.
Pienso que la clave está ahí, en que ese lugar “ideal” del Paraíso hace referencia directa a la ilusión, al mito, a una creación maravillosa de la mente que se equiparará al de TÁNTALO, SÍSIFO, o más prosaicamente a la zanahoria delante del burro. También, porque esa abstracción intelectual lleva a imaginar su opuesto: el Infierno. Y de ahí la pérdida a la que alude la exposición.
La pérdida del Paraíso nos deja huérfanos, desamparados, en un lugar de nadie. Un lugar sin lugar porque no se ubica en un sitio concreto. No se visualiza materialmente sino a través de sus efectos en los abusos y en la crueldad, en la indiscriminación arbitraria que somete a un hombre frente a cualquier ser vivo incluido el agua, el aire, el medio-ambiente.
KADER ATTIA se mueve en el terreno de la Justicia Social, en un Arte reivindicativo de un mundo mejor también desde la Ecología, y mejor que en un Arte Político, un Arte Antipolítico,porque va más allá de las “pequeñas” ideologías que nos constriñen, sean estas dictaduras o falsas democracias, sean de derechas o de izquierdas, porque su obra va a denunciar tanto a unas como a otras, tanto el triunfo de Occidente que ha venido siendo predominante hasta ahora, como a la emergencia de culturas alejadas de estos cánones con de sus fundamentos diferentes.
Pero estar en contra del Orden (del Nuevo o del Antiguo), es tomar partido, ponerse u oponerse frente al Poder, a los poderes que deciden el destino de algunas zonas del Planeta y con él, de todos sus habitantes. Para ello KADER ATTIA recurre al Arte, ejerce esa condición humana, humanista y humanitaria a la vez, como una parte fundamental de la Declaración de los Derechos,que se incumplen cada vez que una persona abusa de otra, que un país explota ilegítimamente los recursos de otro, porque esuna cuestión que afecta directamente a la Dignidad.
KADER ATTIA ha recorrido pueblos que han sabido reconciliarse con su pasado autóctono, 1º indígena, 2º colonial y3º poscolonial y que están en Paz o en proceso de alcanzarla. Por eso esta exposición como gran parte de las que hace, se relaciona con el regreso a los orígenes. La “Caída…” es una advertencia moral.
También ha vivido en otros que han estado en conflicto, siendo un testigo en primera persona de la devastación, la esquilmación. Tal vez por ello sus “retratos” no tienen rostro identificable sino anónimos, como la Historia –ágrafa, oral, genética, generacional- de las Culturas a las que pertenecen y que les pertenece. Cuentan la Historia que intenta anular la suya propia para cambiársela por otra que se les impone por la fuerza. La Historia sin Historia. La Historia Anónima. La Historia rica y ancestral como cualquiera otra. La de los que no tienen –aparentemente- Historia, porque está claro que tal vez mucho mayor o más importante que la nuestra tan estrecha. Es ahí precisamente donde pone su foco KADER ATTIA, en la derrota de los que no tienen voz.
Al vivir en las dos orillas y recorrer bastantes de las que rodean mares y océanos, también ha conocido el glamour de lo que queda del Movimiento Moderno, las construcciones de las grandes ciudades con sus sky lane de rascacielos superpuestos sobre restos y monumentos de civilizaciones étnicas.
Unos contrastes que une en sus collages fotográficos y matéricos, como símbolos de la Integración, otra de las grandes intenciones que nos propone su discurso plástico, para el que recurre a la escultura, a la instalación, al vídeo, a lo conceptual con un significado profundo de un presente donde las máscaras, crucifijos, espejos rotos, residuos de latas de cerveza elevadas a la categoría de Arte por voluntad estética, formal y compositiva; los moldes de cartón de embalajes como esculturas dobles en alto y en huecorrelieve; el papel de aluminio de envoltorios como una segunda o primera piel de Refugiados, Reclusos, Orantes, en cualquier caso personas reales entregadas sumisas a un devenir que no es el suyo; las vigas de tren como un recuerdo de la intromisión que destruye lo autóctono so pretexto de avanzar tecnológicamente en una interculturalidad que invade y olvida, porque el Arte –y lo sabe bien KADER ATTIA- es también sanación, mutación, sublimación; …o las ramas de árboles en un mar de tierra o arena. Todo, cualquier cosa es símbolo de lo que acontececotidianamente ante nuestros ojos. Huellas. Palimpsestos. Estratos. Sinergias. La Memoria de los Objetos y la nuestra.
En este sentido KADER ATTIA es un sociólogo, un historiador contemporáneo a la par que un arqueólogo que indaga en los rituales ancestrales, en la lucha de esa Memoria Individual y Colectiva, que emprende contra el Olvido.
Con su obra hace una Revolución Silenciosa. No grita. No muestra a las víctimas ni a los verdugos, no son imágenes explícitas, pero están ahí, en las prótesis de amputaciones, en los espectros de cuerpos inclinados por el dolor, los dolores antiguos que llevan como una carga los invisibles, losmarginados, los diferentes.
Todo esto supone también un intento de trascender lo efímero, lo outsiders, un reciclaje que nos habla de antropología, etología, del desierto, de la Libertad, de la ciudad, las migraciones, las fronteras, de la exclusión, de la reconciliación.
Nada mejor puede definir estas uniones entre Oriente y Occidente, Norte y Sur, de todos los continentes, naciones eindividuos, que el sincretismo que supone su “VENUS DOGÓN”: la diosa (helenística) del Amor Universal y el torso desnudo y seco que sin brazos como aquella, intenta abarcarnos, introducirnos en el Paraíso. El brazo de esa Europa, América, Asia y África porque esta denuncia sin pacifismo edulcorado es lo que pretende.
TERESA LAFITA
