José Luis López de Carrizosa rememora su década larga en Radio Jerez con ocasión de nuestro 90 aniversario
Eugenio Camacho
01/11/2024 - 09:29 CET
Jerez de la Frontera
Cuando, aprovechando un pequeño enchufe, entró siendo un pipiolo por los estudios de la calle Caracuel a finales de los setenta, José Luis López de Carrizosa ni sospechaba que la vida le permitiría vivir la época dorada de Radio Jerez. Miembro del equipo del entonces jefe de programas, Carlos Vergara, en esos años hizo de todo, locutor, técnico, realizador... e incluso divertirse al tiempo que formaba parte de una época fundamental para entender la historia de la emisora decana de la ciudad.
Con motivo del 90 aniversario de Radio Jerez, ha pasado por los micrófonos de la que nunca ha dejado de ser su casa.
José Luis López de Carrizosa, en Radio Jerez / Cadena SER
- Casi no recordarías estos estudios.
- Hace bastante que no venía, porque llevo en Madrid más de treinta años, pero cómo no iba a recordarlos. Aquí estuve en mis últimos años de Radio Jerez hasta 1989.
- Y entraste con…
- Dieciocho años, en 1977. Hacían pruebas para la FM y el encargado de la selección era Luis Aguilar, gran persona y gran amigo mío. Yo entré con un poco de enchufe, la verdad, porque Carlos Vergara, que era el jefe de programas, era primo hermano mío. A Luis le debió hacer gracia y entré. Muchos méritos tampoco tendría.
- ¿Pero la radio era algo vocacional en ti?
- No, lo que ocurre es que era muy amigo de Joaquín López Sáez, que había entrado antes que yo, y me animé a probar suerte sin pensarlo mucho. Yo era oyente de radio, pero de radio en mono porque no había ni estéreo.
- Y presentas un programa que se llama Las Listas.
- Sí, era un matinal que era la antesala de los Cuarenta como radio fórmula. Luego había un programa de dos horas diarias de los 40 que hacía Luis Aguilar, antes de pasar a la Onda Media, y dejar el tema en manos de los más jóvenes. Y lo demás era emisión libre. Yo estuve haciendo por ejemplo durante dos años La Buhardilla, un programa diario de dos horas, de diez a doce de la noche. Después se cerraba la emisión, se ponía el himno nacional y hasta el día siguiente.
- ¿Cómo era esa radio por dentro?
- Lo que más recuerdo era su olor tan agradable. A aparatos antiguos, a las válvulas que formaban las consolas que había que esperar cinco minutos a que se calentaran. Dos platos antiguos y unos magnetófonos montados en el mismo estudio. Luego la revolución fueron los Revox. La radio era pequeñita, pero muy entrañable, como una familia. Yo empezaba a hacer FM y me hice muy amigo de Manuel Deportista, que venía con una cinta para que le grabara los deportes, y a cambio me daba una galletita, caramelos…
- Cuéntanos alguna anécdota impagable…
- Nuestro jefe técnico era Manuel López Nadal, un genio. Un día llegamos a la plaza de toros para una retransmisión y había todavía dos tipos de corriente: 125 y 220. Llevábamos todos los aparatos, pero se me olvidó el polímetro. Total, que él lo arregló metiendo los dedos en el enchufe y sabiendo del tipo de corriente que se trataba. Un fenómeno. Aquella radio funcionaba a la antigua usanza, que es como mejor se ha funcionado siempre.
- Formar parte del equipo de Carlos Vergara debió ser lo máximo…
- Es que él fue quien reinventó la radio. La hizo moderna, la llenó de publicidad, creó programas de todo tipo. Era una máquina de renovación. Éramos un aula y él era el profesor. Radio Jerez era notoria e importante en toda España. No había ni un solo cantante que sacara un disco y no viniera aquí a presentarlo. A Carlos se le ocurrió pasear en coche de caballos a Miguel Bosé y le propuse que lo hiciera también acompañado por la reina de la Vendimia, que ese año fue Cristina Díez. La que se armó fue pequeña...
- ¿Y aquella primera unidad móvil?
- Un Seat Ritmo naranja con las letras negras. Inolvidable e inconfundible. Como buen innovador que era, Carlos Vergara se empeñó en que la radio tenía que salir a la calle. El enlace lo montábamos en el sillón del copiloto y la gente veía al técnico conduciendo y al locutor sentado detrás como un señor.
- Esa versatilidad le dio a la radio mayor capacidad de influencia.
- Coincidió cuando Pedro Pacheco dio el salto a la alcaldía de Jerez. Radio Jerez siguió la campaña en directo y a donde fuera allí estaba el Seat Ritmo, y se transmitía en directo por supuesto.
- Como técnico de sonido, te verías unos cuantos partidos de fútbol y unas pocas de corridas de toros ¿no?
- Para retransmitir el fútbol llegamos hasta Zafra, e íbamos y veníamos el mismo día en el Seat Ritmo. Funcionábamos con cabina microfónica. Al principio simple y luego de doble hilo, la línea de transmisión y recepción con conexión con el estudio. Costaba una pasta, 15.000 pesetas de la época.
- Y en 1984 te toca hacer la mudanza.
- Lo peor de mis últimos años en Guadalete fue la marcha de Carlos Vergara. La radio se derrumbó sin él. Seguía atento a nosotros, pero desde la distancia. Desde Algeciras primero y después desde Palma de Mallorca y Sevilla. Era impresionante, un monstruo, y nosotros los monstruitos.
- Y es que el buen ambiente entre nosotros no se limitaba al horario de trabajo.
- Porque éramos una piña. Luis Aguilar y Carlos Manuel López hacían espectáculos por todas las discotecas de la zona y hacían shows que no se emitían en antena, pero por los que cobraban una pasta. La radio ganaba con campañas publicitarias impresionantes en la FM. Otro de los inventos de Carlos, un concurso de sevillanas, tuvo tal éxito que los oyentes llamaban y participaban desde Sevilla. Luis Aguilar lo presentaba, yo le hacía el control de sonido y fue un número uno total.
- Viviste la época dorada de Radio Jerez, pero acabaste dejando el medio ¿Por qué?
- Porque después de lo vivido, yendo luego a Madrid para ser realizador de Encarna Sánchez y pasar también por Antena 3 TV, los tiempos cambiaron y los temas políticos hicieron que dejara de interesarme. Aun así, luego hice la página de bolsa para una sociedad de valores dirigida a las cabeceras regionales.
- ¿Y has echado de menos tu pueblo durante estos treinta años fuera?
- Si, claro. Pero he venido bastante. Aunque a la feria hace 26 años que no vengo. Las aglomeraciones nunca me han gustado.
- Muchas gracias y hasta siempre.
- Ha sido un placer, de verdad que sí.