- Durante años trabajó como gestor cultural en la ciudad promoviendo actividades siempre vinculadas a la literatura y los Encuentros por la paz
El mundo de la cultura jerezana está de luto tras el fallecimiento de forma repentina de Francisco Carrasco Marchal. Paco Carrasco, como era conocido por todos, trabajó durante años como gestor cultural, teniendo especial amor y predilección por su el fomento de la cultura en su Jerez natal. Trabajo en los inicios del Periódico del Guadalete como periodista y era miembro de la Academia del Cine a cuyas reuniones y Premios Goyas solía asistir.
Durante algunos años estuvo especialmente implicado en el desarrollo y puesta en marcha del aula cultural de la antigua Escuela de Hostelería del parque empresarial, en la que realizó un trabajo importante en lo que a presentaciones de libros y actos culturales se refiere.
También colaboró activamente durante varios años con Sevilla Press ediciones con quienes ya tenia preparada su colaboración el
Próximo sábado en Jerez con motivo del día internacional del libro y en los últimos tiempo estuvo especialmente ligado a la Librería de segunda mano Planeta Zocar.
Dentro de su constante inquietud por trabajar en pos de la cultura jerezana, organizó de manera anual los Encuentros por la Paz, y en los últimos meses estaba colaborando activamente con dos escritoras, Susana Ruiz de Villegas, e Inma Sharii.
María José García-Pelayo, alcaldesa de la ciudad, lo ha recordado con cariñosas palabras en sus redes sociales destacándole como "un incansable defensor de la cultura y de que Jerez fuera una ciudad cada día más cultural".
Las redes sociales se han inundado de comentarios cariñosos hacia su persona, sobre todo de gran parte del mundo de la cultura jerezana, donde era especialmente querido.
Todos los que formamos Sevilla press ediciones nos hemos quedado consternados con la triste noticia y damos el pésame a su familiares y gran número de amigos que tenia el bueno de Paco Carrasco
Sus redes sociales se han llenado de mensajes de luto, recordando también las muchas iniciativas en que participó junto a librerías, colectivos literarios o editoriales. Además, participó en eventos por la paz, una lucha en la que también estuvo involucrado. Una pérdida para la ciudad a una edad a la que, como dicen algunos mensajes, aún no tocaba.
"Francisco amigo, te has ido sin hacer ruido. Solo y en silencio por no molestar. Siempre has estado para todos preocupado por todos apoyando a todos. Mirando más por los demás que por ti. Siempre recordando con mucho amor a tus padres y hablando tan bonito de tus hermanos. Ya no nos vamos a enviar estampitas ni carteles culturales ni vamos a compartir la mesa de la Feria del libro regalando claveles", escribe en redes Gloria Prieto, amiga de Carrasco.
"No tengo palabras ahora. Te has ido. Se ha ido un gran ser humano muy buena persona para con todos. Que esa alfombra roja de los Goya que recorriste hace poco se extienda hasta el cielo para tu temprana vuelta a casa con tus ángeles", agrega Prieto.
Jesús Palomo escribió :Reconfortante paseo en un atardecer como un fotograbado de la vida en un día de abril. Ello tras el mazazo de noticia de la partida del amigo Paco( Francisco Carrasco Marchal ).
A pesar de los impedimentos naturales tenía que tocar el agua sanadora para mi llanto de un Crisanto con lágrimas en los ojos intentando desanarme o quitarme este desánimo .
Unos momentos tristes donde uno tiende a filosofar sobre los misterios d la creación y de la muerte repentina de un buen amigo.
Gracias por tu amistad y..... ya nos veremos Paco.
Artículo de Marco Antonio Velo en Diario de Jerez
El rumor cuajó en noticia aún oficiosa. Antier miércoles ya bien caída la tarde en la Alameda Cristina. Regresábamos de la misa en sufragio por el alma de Manuel Rosa Benítez, con un lleno a rebosar en la iglesia de Santa Ana. ¿Verdad que sí Antonio de la Rosa, Manuela Gálvez, Angelito Rodríguez Aguilocho, Pepe Campos, Manolo Rosado, Andrés Villagrán? Poco antes de alcanzar San Juan de Letrán me invitan a café dos destacados cofrades. Tan pronto tomo asiento salta la confirmación -satinada de asombro- del fallecimiento de Paco Carrasco. Las llamadas se suceden. El anonadamiento posee temperatura de jarro de agua fría. Nos quedamos de piedra. ¿Pero qué Paco, por Dios santo? Francisco Carrasco Marchal, el conocido gestor cultural de la ciudad, hijo de quien fuese, durante la década de los 80, hermano mayor del Cristo de la Viga y posteriormente miembro del Secretariado Diocesano de Hermandades y Cofradías Francisco Carrasco García. Enseguida indago vía WhatsApp. En efecto su hermana lo encontró teóricamente dormido en el butacón de su casa. Teóricamente, a simple vista. Teóricamente, a juzgar por su posición, por su postura, por su aspecto. Pero Paco ya dormía el sueño de los justos. Ya departiendo, con su voz atropellada y su dinamismo casi eléctrico, con su progenitor en un ámbito celeste de nubes de algodón. Allí donde la poesía -género que él tanto divulgó- siempre rima con eternidad.
Mientras su hermana se desgarraba ante la comprobación -temblor y lágrima- del fatal desenlace, Paco estaba entonces -en otro Parnaso- comentando las últimas buenas nuevas con Pilar Paz Pasamar. Y con su amigo Domingo F. Faílde quien, atusándose el bigote, y en la reivindicación -nunca en sordina- del espíritu de Galileo, recibía al amigo con sus versos a punto de labios: “Surgiste de la aurora/ (Albinoni, irreal, sobre la prieta luz/ de plata tremolase pálidos gallardetes),/ mientras por la ventana/ abril desvanecía cítaras a los árboles”. Paco Carrasco apenas contaba 60 años edad. Muerte precoz, como una cuartilla a medio escribir. Como unos laureles sin nuca. Como un confusionismo de la arena que sucede a la destrucción del castillo infantil. Paco firmaba su meritorio -ya digo- como gestor cultural. Lo fue sin duda. Quizá más dinamizador que gestor. Iba de la Ceca a la Meca para organizar actividades por lo común relacionadas con el inagotable mundo -jamás submundo, ni tampoco trasmundo- de los libros. Luchó denodadamente por dotar de espacio público a poetas en ciernes. Y a recitales corales de otros más veteranos. Paco inclinaba por lo común un poco la cabeza y miraba hacía arriba para clavar su miraba en la tuya. Los labios apretados. Por esta razón jamás observó a nadie por encima del hombro ni ocultó su orgullo de pertenecer a la Academia del Cine Español. A menudo me relataba el anecdotario, entre bambalinas, de la Gala de los Premios Goya.
Paco vivió muchos años con su madre. A la que adoraba. Solía defender a ultranza una sentencia vital: “Jamás leí un poema tan bonito como la sonrisa de mi madre”. Paco andaba muy velozmente con pasitos cortos. Sin doblar siquiera las rodillas. Te ofrecía el mayor caudal de datos -al hilo de cuanto venía fraguándose en las trastiendas oficiales de la ciudad- en el menor número de segundos posible. Era una bala nunca perdida: sabía a ciencia cierta cuanto se traía entre manos. Celoso de sus cometidos. Tanto que recuerdo cómo, en una de las reuniones de las denominadas interdepartamentales de la sección cultural del Grupo Romero Caballero (Escuela de Hostelería) -donde fuimos compañeros, codo con codo, algunas temporadas- Paco se resistía a poner sobre el tapete la programación de actos literarios que llevaba a buen recaudo -por un exquisito celo de no desvelar cuanto él ya dominaba con mano diestra-. Paco era muy esmerado. Mimaba y sobreprotegía cuanto de él dependiese. No por inseguridad sino por respeto a la tramitación que un proyecto -cualquier convocatoria cultural lo es en sí misma- requiere. Paco conocía al dedillo no tanto los entresijos de la burocracia administrativa sino quiénes en cada momento la operaban al frente de organismos y estamentos competentes. En este sentido se mostró generoso, sin ánimo de lucro, en incontables e insondables acciones de nobleza y determinación para con terceros.
De la cultura Paco prefería a las personas que la protagonizaban. Más que la belleza de la creación elegía el latido humano que subyace bajo todo proceso artístico. Siempre lo catalogué como un soñador. Un idealista. Posiblemente un incomprendido en algunos pasajes de su periplo profesional. Solía ir por libre. A su aire. El cabello denso y las manos muy velludas. Durante una fructífera etapa fue inseparable camarada de fatigas del brillante escritor Mauricio Gil Cano. Ambos fundaron, de la mano de Manolo Romero, EH Editores -editorial que abrigó la colección, de alto nivel poético, ‘Hojas de Bohemia’-. Para mí tengo que aún no se ha correspondido -con justeza y justicia- cuánto aportó ‘Hojas de Bohemia’ tanto a la poesía de Jerez de la Frontera como a otros ámbitos más expansivos y definitivos. Algún día, Deo volente, profundizaremos en ello. Ha fallecido Paco Carrasco, el hombre de los mil amigos poetas. El currante sin avariciosas miras económicas. Un ser machadianamente bueno. Tímido y extrovertido a la vez. ¡Qué rareza una Feria del Libro de Jerez sin su presencia entre un expositor y otro!