Obras de su autoría, algunas de las cuales nunca fueron grabadas y registradas por primera vez solo desde su interpretación.
Desde el pasado 23 de febrero ya está integro en todas las plataformas el primer volumen del nuevo trabajo discográfico de Liuba María Hevia denominado “Canciones que no se extraviaron” y para el año próximo está proyectado el segundo. El primer tema promocional ha sido el single El single Certeza. Los arreglos de Arnulfo Guerra, con músicos extraordinarios invitados como Isabel, Paula en el chelo, Irvin Frontela en el violín que es también de Los Van Van, Corcho un gran músico graduado de la escuela que hace laúd, tres y guitarra. Un gran percusionista que ha trabajado con Omara Portuondo, Andrés Coayo. En la ingeniería Orestes Águila. La portada del disco corresponde a Carolina Saicedo además fotógrafa que hizo una gran instalación aprovechada también para el video del single realizado por el sobrino mayor de Liuba, Camilo Suárez Hevia. Liuba María Hevia ha explicado a este medio en su casa de La Habana que el single “Certeza” es un tema que en su cadencia lleva inmerso el disfrute del amor, el esplendor del encuentro deseado, las serendipias que sorprenden a dos amantes. Certeza festeja la complicidad y exalta la belleza. “Libérame del ángel de tu sonrisa, de tanto acierto, tanta certeza me deja sin aliento”.
El listado completo de 12 temas de Canciones que no se extraviaron es el siguiente:
Certeza, Luna del 64., Con un ramito de mejorana, Tristeza, El mapa de mis canciones, Mi colibrí, Vidas paralelas, Pasaba un ángel, En octosílabo infinito, Será porque diciembre, Tantas vidas, Tristeza (Bonus track)
P.-Por qué canciones que no se extraviaron?
Primero porque yo soy una enamorada de la obra de Dulce María Loynaz y hay un libro que se llama Cartas que no se extraviaron y me parecía que podía jugar un poco haciendo un guiño, parafraseando un poco ese título de esa gran autora nuestra, porque precisamente son canciones que he recuperado y que de alguna manera estaban un tanto extraviadas. “Canciones que no se extraviaron” son obras de mi autoría, algunas de las cuales nunca fueron grabadas y en todos los casos, registradas por primera vez solo desde mi interpretación. Algunas fueron grabadas con objetivos muy específicos. Por ejemplo para tema de un programa de radio, para el teatro o para un documental sobre una actriz nuestra como Isabel Santos, que la canción de Isabel saldrá en el segundo volumen porque son dos discos. Otras las había grabado en mi disco de dúos y no las había grabado sola y creo que merecían tener mi versión personal. También es importante el acompañamiento en el formato base muy personal que yo suelo utilizar, que se compone de violín, chelo, tres, laúd, dos instrumentos autóctonos y dos de la música clásica, los que más me gustan y era llevar estas canciones al disco con este formato.
Otras canciones que no había cantado nunca y que compuse cuando era muy joven y que aquí aparecen como es el caso de “Mi Colibrí” este lo dediqué en los años 80 a mi hermano Pepe Hevia, coreógrafo y bailarín y “En octosíbabo infinito” que dediqué a nuestro poeta Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, canciones que vienen a su casa a mi espacio, los discos son las casas de las canciones y estas canciones necesitaban de una casa que los pudieras cobijar a todas
P.-Siempre llama la atención lo cuidada que esta la producción de todos tus discos
Pienso que todo es importante y que como dijo Martí la belleza es un derecho y lograr que sea toda una continuidad de los arreglos, de las letras, de las melodías. La imagen cuidada de todo el trabajo en general y amplifica en el mejor sentido la obra. Por eso apuesto siempre por la belleza y el esfuerzo mayor
P.-Eres muy querida en España, has grabado hace poco tiempo un concierto en el teatro Monumental de Madrid que será en breve emitido por La 2 de TVE
Ha sido una experiencia muy linda y un honor que me invitaran a este espacio, “Las noches del monumental” además de mi guitarra, tuve la dicha de estar acompañada por el pianista Miguel Núñez, gran amigo, quien fue director musical del grupo de nuestro Pablo Milanés por más de 30 años y por la joven chelista Alicia Fdez. Báez, también cubana. Fue un recorrido por todo mi trabajo, versiones, y algo de mi nueva producción, en una noche íntima y hermosa en medio del frio de Madrid.