Este sábado fue el último día de la novena, culto presidido por primera vez por Monseñor, José Ángel Saiz Meneses como nuevo arzobispo de Sevilla, y predicado por el canónigo de la Santa Catedral de Sevilla y sacerdote en la barriada sevillana de los pajaritos, Manuel Sánchez Sánchez.
Por eso la Santísima Virgen de los Reyes ha descendido de su paso de tumbilla este último día de sus cultos, sentada sobre el antiguo sillón de madera y apliques de plata, reservado en la actualidad para los besamanos, y vestida con el manto rojo de salida, una obra de arte textil bordada en hilo de oro sobre terciopelo color carmesí reproduciendo una amplia y primorosa greca formada por elementos vegetales, que enmarcan un paño liso salpicado de ramilletes de flores. Data de 1851, y fue ofrecido a la Virgen por la Infanta María Luisa Fernanda de Borbón, y su marido, el príncipe Antonio María de Orleans, duques de Montpensier. Así está la virgen para estar más cerca de sus fieles, a los pies del Altar del Jubileo, exquisitamente adornada para presidir los actos principales del día de su fiesta el día 15 de agosto.
Para ello, el Cabildo Catedral y la asociación de fieles de la Virgen de los Reyes han preparado un dispositivo de seguridad y organización para que las visitas fluyan con totales garantías. Todo comenzará en la tarde de del último día de novena. La imagen ya está expuesta a los pies del altar del Jubileo a modo de veneración con su imponente corona de oro de 1904. Desde ese momento, una pareja de policías nacionales no se separará de la Virgen de los Reyes para custodiar esta joya obra de Pedro Vives y Ferrer. De estilo bizantino, cuyo aro ornamentado con hileras paralelas de brillantes, se encuentra adornado de ocho coronas entre piedras y esmeraldas, que significa su reinado sobre los reyes, además de contar con un canasto octogonal, donde figuran los cuarteles del escudo de España, silueteado por una vara de rosal con tallos de esmeraldas, abriéndose en la rosa, ocho varas en color con semillas de brillantes y perlas. Todo ello, rematado por cuatro ángeles de oro esmaltado y un frontal que posee una gran perla irregular. Casi 12.000 piedras, con un peso de 2.550 gramos.
La imagen luce el manto rojo que donó la infanta María Luisa Fernanda de Borbón, duquesa de Montpensier. Bordado en oro, tiene una guardilla y contiene flores. Su estilo es barroco y está realizado en el siglo XIX. La pieza procede de una ampliación de otro de tonalidad blanca y fue fruto del agradecimiento de la infanta a la Virgen tras el complicado parto que sufrió con su hija Amalia. En el año 1981 se restauró por última vez en el taller de Esperanza Elena Caro. El niño viste traje blanco bordado en oro, manto de capa bordado en oro sobre terciopelo carmesí, a juego con el de la madre; par de zapatos en oro, la palma de platino y brillantes, y la corona de oro y piedras preciosas de la coronación canónica; donación de Doña Gracia Fernández Palacios.
La imagen se remata con uno de los más llamativos que posee en su ajuar, es el de brillantes, el más valioso y el que porta en la procesión de cada 15 de agosto figurando en el centro la medalla de la Infanta María Luisa, hija adoptiva.
La Virgen de los Reyes fue la primera imagen coronada canónicamente en Andalucía, concretamente el 4 de diciembre de 1904. En 1939 se le concedieron honores de Capitán General. El 15 de agosto de 1946, por último, fue proclamada patrona de la ciudad de Sevilla por Pío XII. Procesiona anualmente por las calles de Sevilla el 15 de agosto, día el que se celebra su fiesta principal.
La parte musical del acto litúrgico, la puso el coro de antiguos alumnos de la Escolanía Virgen de los Reyes, bajo la dirección de Francisco José Domínguez Martos.
Foto Antonio Rendón Domínguez