La utilización de las insignias en una cofradía viene motivada por la estructura de la misma ya que estas se intercalan entre las parejas de nazarenos de cirio y/o de penitentes formando de este modo los diferentes tramos de cada paso. Las insignias tal y como las concebimos hoy día no han surgido de forma espontánea, sino que obedece a un proceso de evolución motivado por cambios intrínsecos en las normas de la Iglesia, ya sea la universal o la diocesana, o por cambios sociales, dependiendo de su significado litúrgico, histórico o simbólico
El juego de insignias es por tanto el conjunto de piezas en el que se deposita no sólo un legado material sino también espiritual y simbólico que define la identidad visual y esencial de la corporación. Quien contempla el discurrir del cortejo procesional de la Antigua Hermandad de la Vera-cruz, de la localidad sevillana de Alcalá del Río, en la tarde del jueves Santo, y la procesión de madrugada no sólo asiste a una procesión en la que se verifica de forma externa el culto a las imágenes de los sagrados titulares el Cristo de la Vera-cruz y María Santísima de las Angustias, a parte del testimonio del Evangelio de Cristo, público en lo colectivo y anónimo en lo individual, se asiste a un discurso narrativo en el que se conmemora el misterio de la Redención del género humano a través de la Pasión Muerte y Resurrección del Señor.
Toda una serie de mensajes insertos en las insignias, que a través de imágenes referenciales y elementos simbólicos transmiten un legado dogmático e histórico materializado en objetos patrimoniales y artísticos.
Como se mencionó en el pasado Cabildo Ordinario de Hermanos, de esta Antigua Hermandad esta actuación conlleva la restauración progresiva de todas las insignias y enseres procesionales para que todos estén en perfecto estado de cara a los actos conmemorativos del L Aniversario de la Coronación de la Virgen de las Angustias.
Entre los momentos más especiales que puede vivir un crucero durante el año se encuentra, escrita con letras ya imborrables en la memoria de todos, la celebración que cada 10 de octubre realizando en conmemoración del magno acontecimiento que supuso para la localidad en general, y para el apasionado sentir crucero en particular, la Coronación de la Amadísima Madre de las Angustias el 10 de octubre de 1971. Fue, y de ahí su renovado espíritu año tras año, el comienzo de una nueva forma de entender y aplicar la religiosidad, más cercana aún si cabe a la verdadera razón de ser: el servicio a los demás y, especialmente, a quienes más lo necesitan.
La Coronación de la Madre Bendita de las Angustias, por aquel ya lejano 10 de octubre de 1971, de manos del Eminentísimo y Reverendísimo Señor Don José María Bueno Monreal, Cardenal-Arzobispo de Sevilla, fue un hecho que cambió para siempre el devenir de la vida religiosa y social de este milenario pueblo de Alcalá del Río.
En los albores de la década de los 70 del siglo pasado, se respiraban aires de cambio en todos los sectores de la sociedad; políticos, económicos y religiosos.
Por aquel entonces, el matrimonio compuesto por los Hermanos D. José Parrado Quiles y Dña. Edelmira García Mirot, con motivo de sus Bodas de Oro, ofrecieron a la Hermandad hacer un regalo a la Virgen de las Angustias: una Corona de Oro y piedras preciosas que adornaban las sienes de la Bendita Madre. La Hermandad vio en este hecho la posibilidad de llevar a la práctica lo que tenían en mente, y realizar un acto que conmovió los cimientos de toda la vida social y cofrade ilipenses: una acción que adquiriese una trascendencia sin parangón en la historia de la Hermandad y del Municipio.
Conforme se fueron acercando las fechas, y a pesar de que, curiosamente, la Hermandad había pensado una fecha durante la última quincena de septiembre, no sería hasta la tarde del domingo 10 de octubre, a las 7 y media de la tarde, cuando el Cardenal fijó su compromiso de asistencia. No pudo ser mejor la fecha elegida. Nada se dejó en improvisación: todo con la solemnidad y el buen hacer que caracteriza a la Hermandad. Así, comenzaron los actos el jueves, 7 de octubre, primer jueves de mes, a las 7 de la mañana, los Titulares salían en Rosario hacia la Iglesia Parroquial, para celebrar los cultos programados. De la misma forma que en la procesión de Madrugada de mayo. Luciendo ataviada de hebrea Nuestra Señora y suponiendo toda una revolución para la provincia, peregrinando muchos devotos a pie desde los pueblos vecinos. A continuación, tendría lugar el Triduo preparatorio. El acto de la Coronación de la Virgen tuvo una máxima difusión, por lo novedoso y trascendental que suponía: de hecho, la mañana del 9 de octubre, en 1971, Andalucía se despertó con la portada que el diario ABC tuvo a bien elegir para la víspera del día de la Coronación. La Virgen, bellísima en un plano de perfil, ocupando la primera página del periódico con más difusión en nuestra comunidad.
Tras la santa y solemne misa de Coronación, los Amantísimos Titulares procesionan en el mismo paso del Cristo (tal y como se haría al cumplirse el XXV Aniversario), en una emotiva y devotisima procesión de Subida a la Real Ermita de San Gregorio desde la Iglesia Parroquial, de Ntra. Sra. de la Asunción, donde se Coronó María Santísima de las Angustias. Su eminencia el Cardenal-Arzobispo de Sevilla, supo cuáles eran los objetivos de la Hermandad con tan magno acto; por eso, en la homilía del Pontifical de la Coronación, aquella tarde del 10 de octubre de 1971, pronunció unas palabras que se grabaron a fuego en las conciencias y en los corazones de todos sus Hermanos: “Yo pongo ahora sobre las sienes de vuestra Bendita Virgen de las Angustias una simple corona de oro. Pero la verdadera corona, la de mayor valor, es la Corona del Amor y ésta la pondréis luego vosotros con vuestro amor por Ella, con vuestra vida ejemplar y vuestras buenas obras”.
Y eso es lo que la Hermandad ha hecho desde aquel mismo día, coronar a nuestra Bendita Madre, todos y cada uno de los días desde entonces, con una Corona de AMOR, y lo seguirá haciendo mientras su Bendito Hijo el Cristo de la Vera-Cruz lo permita.
Y así se demostró al cumplirse el XXV Aniversario de la Coronación de María Santísima: volviendo a dar un paso gigante en ámbito cofrade Ilipense, abanderando un afán de renovación de las formas que dio lugar a una Hermandad totalmente asentada, coherente, basada en el compromiso, la caridad y el amor a Dios. El reconocimiento del rango canónico a la Coronación de María Santísima, en los albores del XXV Aniversario, implicó que el curso cofrade Ilipense cambiará y se adecuará a lo que lo que se espera de una corporación centenaria en el siglo XXI. Adivinando la efeméride de las bodas de plata de la Coronación de Nuestra Señora, los hermanos cruceros hicieron florecer un espíritu y una convicción de compromiso, devoción y ejemplaridad. Es lo que se vino a llamar el espíritu del XXV Aniversario. Orgullosos de aquel reconocimiento, único hasta entonces, que decretaba el rango canónico con Número de Protocolo 1138/96, la fe de los hermanos rebosaba de entusiasmo, emprendimiento y responsabilidad. Y quedó, claro, reseñando de nuevo las palabras del Príncipe de la Iglesia que coronó a la Virgen, Don José María Bueno Monreal, Cardenal-Arzobispo de Sevilla, que la mejor corona ofrecida a María Santísima no podía ser otra que la de la Caridad. La Hermandad de la Vera-Cruz emprendió el proyecto de la Fundación Vera-Cruz: una Residencia de Ancianos, hasta la fecha vigente en nuestra localidad, cuya responsabilidad íntegra cayera sobre nuestro compromiso. Y en 1998 abrió las puertas la Residencia Virgen de las Angustias que, hoy día cuenta hoy día, con 44 residentes viviendo en ella y dispone de un gran equipo de profesionales para atenderlos, dando trabajo a 28 personas. El más claro ejemplo de compromiso con nuestro municipio, con los hermanos de Vera-Cruz, con la Iglesia, y con Dios.
No cabe duda de que la Hermandad supo asumir la responsabilidad que trae consigo una Coronación, por ello hubo un antes y un después. Un camino marcado de la coherencia en una cofradía de finales de siglo XX.
Por aquel entonces, con la apertura de la Residencia y la Bendición e Inauguración del Edificio Vera-Cruz, ya en 2003, los hermanos cruceros y Alcalá del Río miraban con anhelo el futuro. Permanecía ese sentimiento y voluntad por seguir creciendo, renovando las formas y comprometidos con las necesidades que trae consigo cada época. Hoy nos encontramos a las puertas del aniversario de la Coronación de Nuestra Señora -aquello que veíamos como el futuro y, por ello, ahora es cuando más aflora el sentimiento intrínseco de que la corporación está preparada para todo lo que ha de llegar. Más aún cuando las fechas venideras vienen cargadas de una ilusión y gozo indescriptible. Pero también, de responsabilidad y, por suerte, han sabido andar en el camino de la coherencia, la inteligencia y lo que debe ser una Hermandad del siglo XXI. Las Bodas de Oro de la Coronación Canónica de María Santísima de las Angustias, en este contexto, se presentan como una ardua responsabilidad, pero como un nuevo camino, una nueva oportunidad fascinante, y otro gesto del Amor incalculable que se siente por la Bendita Madre. Lo que en un pasado inmediato vimos como un futuro lejano, es hoy día el presente. Y la Hermandad debe seguir firme en su proyecto formativo, caritativo y devocional.
El espíritu del L Aniversario está floreciendo para traer consigo aquel anhelo con el que soñaban sus hermanos más jóvenes que no vivieron con la madurez suficiente ni la Coronación ni el Aniversario; aquella esperanza de los hermanos más mayores, de vivir con todos y cada uno de sus seres queridos esta preciosísima fecha del calendario que ha de venir; y la de aquellos que, con su esfuerzo, hicieron de la Coronación y el Aniversario un hito histórico en Alcalá del Río y en toda la Provincia y, de nuevo, vuelven con la misma ilusión, esfuerzo y afán que en aquel entonces. En cada encuentro fraternal; en cada conversación emprendida de los hermanos, con un entusiasmo sorprendente, se sueña con proyectos innovadores y con una altura de miras abrumadora; en todos los grupos creados bajo el seno de la Hermandad se habla del aniversario de la Coronación Canónica con este sentimiento que se repite, restaurando aquel espíritu entrañable y pasional del más puro fervor al Santísimo Cristo y Su Madre Bendita de las Angustias, que pronto va a celebrar, y de nuevo haciendo historia, para mayor Gloria de Dios y de María Santísima, el cincuenta aniversario de la Coronación Canónica. Ya ha llegado, entonces... ya ha llegado, para quedarse, lo que en el futuro será llamado “el espíritu del 50 Aniversario”.
Para mayor Gloria de Dios y de María Santísima.
Foto archivo de la hermandad