Francisco Gallardo, autor de ‘Áspera seda de la muerte’, novela ganadora del primer premio Ciudad de Badajoz en el 2017 (18.000 euros), tiene raíces mantuas. Su familia materna al completo es de Manzanilla, localidad en la que el próximo 15 de marzo participará en una conferencia para hablar sobre su libro y fundamentalmente, sobre el tema del que versa: la violencia de género, una lacra social de la que afirma “necesita el compromiso de los escritores, quienes tienen que ser firmes en la condena y apostar por contar estas historias”.
¿Cuál es su relación con la ciudad de Manzanilla?
Toda mi familia materna es de Manzanilla, abuela, madre, hermana…de pequeño conocí allí el pueblo muy a fondo. Mantengo una relación muy íntima con él, ya que pasé muchos años allí. -Sobre esta misma localidad escribe Gallardo en sus redes sociales: “En el pueblo había una plaza, una fonda, una calle de losetas y la casa de la abuela. Con un corral de gallinas, un pozo de agua fría, un “soberao” para el trigo, un suelo húmedo para las uvas que los hombres pisaban, después, con los pies desnudos. El niño aprendió, entonces, el olor del vino que los mayores bebían mirando al frente, ensimismados, en las bodegas..”.
¿Y con Sevilla, la ciudad en la que reside y en la que ambienta las historias de sus libros?
Sevilla es donde nací, en el barrio de San Lorenzo. No ha sido premeditado lo que dices, pero sí que es verdad que Sevilla recoge el protagonismo en mis novelas.
¿Cómo se siente al hablar sobre un tema tan sensible como es el de la violencia de género en una conferencia/charla?
La verdad es que cuando yo me encontré con la historia de esta mujer, que es una historia real –habla de la protagonista de Áspera seda de la Muerte- yo podía tener la tentación de no abordar un tema tan áspero, difícil y preocupante, pero por otro lado pensé que todavía muchas mujeres son víctimas de este machismo más primitivo y rancio, por lo que sentí que mi papel como escritor era el de comprometerme con la realidad y aportar mi granito de arena para solucionar este problema.
En su libro habla de una situación de maltrato en el siglo XIX. ¿Qué cree que ha cambiado desde entonces en la situación de maltrato a la mujer y cómo evalúa ese cambio social?
Antes era un problema privado de la mujer, se trataba solamente de la casa para adentro. Ahora, afortunadamente, todo el mundo reconoce que es un problema público, y por supuesto hay mecanismos legales para enfrentarlo, ese es en realidad el gran cambio. La actitud y la reacción de la sociedad ante este problema, actualmente y afortunadamente, la mayoría considera intolerable ese tipo de comportamientos.
¿Queda mucho por hacer?
Todo lo que se haga es poco. Hay que insistir y trabajar en esa línea de actuación, porque todo tipo de recurso es poco para que el mensaje cale.
¿Cuál es el papel de los escritores e intelectuales para conseguir ese cambio?
Comprometerse. No hay que dejar la puerta abierta a ningún tipo de ambigüedad con este tema. Cuando uno escribe, debe adoptar una actitud clara y contundente en un tema como este, una posición que no de lugar a ninguna duda.
Hablando de escritores, vamos a profundizar más en esa faceta suya ¿le gusta ser escritor? ¿Cómo lo compagina con su profesión principal de médico?
Yo la veo muy compatible, cuando yo paso consulta estoy en contacto con mucha gente, tengo un conocimiento muy directo con la vida humana. De forma paralela, el día que escribo estoy en mi soledad, pero a la vez abriendo mi mundo al mundo de los otros. Hay escritores muy buenos, como Pío Baroja o Luís Martín Santos que compaginaron su profesión de médicos y literatos. La medicina es una ciencia que examina al ser humano de un modo muy similar al que hace un escritor. Los médicos también trabajamos en primera, segunda y tercera persona. No siento la esquizofrenia de “por el día paso consulta y por la noche escribo”, ya que para mí, tanto una cosa como la otra, son lo mismo.
¿Cómo y cuándo se dio cuenta de su vocación literaria?
Yo soy lector principalmente y desde muy pequeño ya lo era. Descubrí la literatura con Julio Verne, con el que pude avanzar mucho como ser humano a través de sus libros. Con 40 años sentí la necesidad de escribir. Es una forma de vida.
Ya ha publicado tres libros… ¿por qué nacen esos libros y con qué intención?
Son historias que van creciendo dentro de ti y llega un momento en el que no las puedes contener más. Te das cuenta de que merece la pena que sean contadas. La novela es una cuestión de voluntad, de querer escribirla, si tú crees que esa historia puede ser interesante, tienes que echarle voluntad y escribirlas.
En “Áspera seda de la muerte” y en “La última noche” las protagonistas son mujeres, que además, no se contentan con sus situaciones vitales y asumen riesgos para alcanzar sus aspiraciones o deseos. ¿Le ha costado mucho ponerse en la piel de mujeres en esas situaciones?
No, no me ha costado. Pero sí que ha sido un esfuerzo deliberado por ver el mundo desde el punto de vista de una mujer. Tengo mujer y tres hijas y quizás por eso no me ha costado tanto. Hasta hace poco el mundo estaba contado por los hombres, por lo que he querido otorgarle la importancia del mundo a las historias de las mujeres.
Siglos muy distinto son en los que se ambientan sus novelas: 1978 en España y Ámsterdam, siglo XIX en España y siglo XII en España también. ¿Cómo se organiza para documentarse históricamente?
La verdad, es una de las fases que a mí más me gusta, cuando uno va concibiendo la novela y va montando andamios sobre ella, es un momento muy gratificante, aunque supone un esfuerzo titánico, pero me ayuda mucho en el momento de la escritura. No me importa, supone mucho trabajo pero me ayuda a sostener la novela sobre unos buenos cimientos.
¿Por qué ha optado por el género de novela histórica?
Las novelas son históricas en el sentido de que han ocurrido en el pasado. La estructura es muy actual. Yo no considero que mi novela sea histórica, es del siglo XIX pero es moderna. La clasificación de novela histórica es más una cosa de editoriales.
Ya son varios los reconocimientos que ha recibido por su calidad literaria…¿tiene entre manos algo nueva con lo que volver a sorprender?
Sí. “Cuadernos de San Lorenzo”, un libro que saldrá en mayo y que ya está en imprenta. Es un libro muy especial e íntimo, una memoria de infancia en la que he tirado de los recuerdos de cuando era pequeño y vivía en el barrio Sevillano de San Lorenzo. Es un reconocimiento a la gente que me ayudó a vivir y a las formas de vida que ya no existen. Mi vida es en realidad solo el pretexto para hablar de un tiempo del que ya queda poco rastro.
¿Cómo se sintió al recibir el premio Novela Ciudad de Badajoz en el 2017 por su Novela “Áspera seda de la muerte”?
Para mí fue una sorpresa y una gran emoción, sobre todo teniendo en cuenta la calidad del jurado en el que participaban autoridades literarias como Alberto Cuenca o Juan Manuel de Prada.
Finalmente…¿Se ve algún día dedicándose por completo a su faceta como escritor o no podría abandonar el mundo de la medicina?
No, en absoluto. Mientras que pueda voy a intentar seguir siendo médico. Necesito todavía la consulta, me siento muy bien en ella.
`Aspera seda de la muerte´, una historia real de maltrato
`Aspera seda de la muerte´ es la obra ganadora del premio Ciudad de Badajoz Novela en el 2017. Una historia real, que Francisco Gallardo se atrevió a dar a luz, una obra que versa sobre la lucha contra la situación de maltrato y humillación a la que se ve sometida Flora de Letona, una mujer que se enamora de un general de la Guerra de la Independencia en la Sevilla del siglo XIX.
La protagonista, cansada de su denigrante situación, decide separarse del general, y es entonces, cuando empieza su difícil camino de liberación. La historia revela la lucha de una mujer por mantener su dignidad, en un tiempo histórico en el que ni las leyes, ni la opinión pública, lo ponían nada fácil.