Desde que se tienen noticias escritas de Chipiona, y con una cierta asiduidad aparecen en nuestra costa ejemplares de peces con dimensiones que se salen de lo común. Tenemos constancia de tiempos antiguos gracias a fray Diego Carmona Bohórquez:
En 1638 sale una ballena muerta en el paraje de la Cuba. Fue llevada a la Almadraba de Rota consiguiéndose de ella trescientos ducados de aceite.
En 1639 aparece un pez de 150 pies de longitud frente al convento de Regla, según el mismo autor que lo relata así en su libro "Historia Sacra": <<Suelen salir a estas playas muertos algunos peces disformes, y otros vivos, que las resacas los arrojan fuera y no pudiendo volver al agua quedan batallando con la muerte en la playa hasta que pierden la vida...>> >>..vide casi enfrente del convento un pez zapateando en la orilla, tal que nadie se atrevía a llegar a él hasta que estuvo muerto; era de deforme boca y figura estupenda, los dientes de exeme, los ojos más que dos puños cada uno, el cuerpo del grueso de un buey y sin escama ninguna, de color negro, con cuatro aletas, con cien barbacones que eran pelos o raíces que le salían de los costados, barba y barriga, con una cola a la manera de fuelle que la alargaba y encogía, y al fin era tan largo que tenía ciento y cincuenta pies de longitud; monstruo tan poderoso que dejó espantada la gente, y según todos dijeron era un pez no conocido, muy diferente de la forma que tienen las ballenas.
Según cuenta la tradición el Pago de Chipiona denominado "La Ballena" debe su nombre también a la aparición de una ballena en su costa en un tiempo aún más lejano.
Ya en tiempos más recientes hemos podido recopilar los siguientes casos:
En 1934 aparece una ballena de grandes dimensiones en la zona de Villacañas, en la playa de Regla, causó gran impacto entre los vecinos de la época. Cuentan que la ballena medía 15 metros de longitud y que no se veían las personas de uno y otro lado por la altura que tenía. La ballena al parecer por lo que cuentan las personas que la vieron cuando apareció estaba ya en un estado de descomposición bastante alto y ante el mal olor que desprendía fue descuartizada para ser transportada en burros y enterrarla, parte del animal en un cerro cercano, en lo que después fue el Chalet llamado "Villa Ballena" y otra parte en el solar que ocupó posteriormente el Chalet de Juanita Reina en la Avda. del Ejército, cuando este terreno era campo con la idea de aprovecharla como abono. Muchas personas aprovecharon los huesos para hacer asientos con ellos, algunos se conservaron hasta hace relativamente poco tiempo en las tascas, también los bodegueros de Jerez utilizaron las barbas de la ballena como varas de los venenciadores del vino. Por aquel tiempo se rumoreó que un hojalatero falleció poco después a consecuencia de haber comido carne de la ballena.
A esta ballena, que quedó su recuerdo para la historia de Chipiona llegaron a cantarle esta coplilla en los carnavales de entonces:
En frente de Villacaña
entre la orilla y la arena
ha çalío una ballena
que a t´ó er mundo le extraña.
El fenómeno pehcao,
ya olía malamente
hizo devolvéh a la ghente
en un termino deçajherao.
Tápalo, tápalo,
anteh de que noh muramoh t´ó
de epidemia y mala compulción.
(porón pón pón, porón pón pón)
Algunoh de loh muchachoh
que tocaron el pehcao
todavía no ce han curao
de aquella pehte tan rara.
Dicen loh dehtrozadoreh
de la grandeza der máh
que eh mejhóh no coméh pan
que ganarlo con tantoh oloreh
Tápalo, tápalo,
anteh de que noh muramoh t´o
de epidemia y mala compulción.
(porón pón pón, porón pón pón)
En la década de los años 60 del pasado siglo, apareció en la playa de Regla un pez extraño, tal vez una "Tonina" de 3,50 m. de longitud y 600 kilos de peso.
En enero de 1986 apareció frente al lugar denominado como “Micaela” un cachalote, que después de ser remolcado hasta el muelle, donde los curiosos pudieron verlo de cerca, se llevó a la costa del Coto de Doñana, donde se enterró entre las dunas.
En marzo de 1992, dos delfines de 2,5 metros de longitud y unos 300 kilos de peso se quedaron varados en "Marielo" en la zona del corral de Camarón. Uno de ellos pudo ser arrastrado al agua gracias al Guardia Civil jubilado Francisco Matés, quién ayudado por algunos vecinos de la zona, pudo acarrear agua para que no se asfixiaran y salvó la vida, el otro murió en la misma orilla, apreciándoseles bastantes magulladuras, producto de su nado en esta zona rocosa. Esta presencia de delfines en nuestra costa no es nueva, y es frecuente que peces de esta especie sean vistos por los marineros y pescadores deportivos alrededor de los barcos mientras faenan.
En noviembre de 1996, quedó atrapado en los corrales de Las Canteras, un atún con 440 kilos de peso y 2,5 metros de longitud. Este pez, debido al mal tiempo, debió de despistarse pues no es muy común que estos peces se cojan en los corrales. El Hallazgo fue de Diego Durán "El Pejhito", mientras hacía su recorrido rutinario al corral “Cabito” La dificultad que entrañaba hacerle frente al animal hizo que otros mariscadores, entre ellos Juan Berdugo Tirado y Amalio Cordero, acudieran en su ayuda. Siendo necesario un carro para sacar el pescado del corral, ante las miradas y el ir y venir de los curiosos que querían ver de cerca el atún.
En la mañana del 21 de julio de 1998 en la playa de las Canteras apareció un delfín de 2,25 metros de longitud, al parecer se acercó a morir a esta playa.
El 8 de enero de 1999, mientras faenaba en la mar el pescador Francisco Gómez Duran, quedo atrapado en sus redes un tiburón peregrino de tres metros y medio de longitud y 200 kilos de peso.
El 11 del mismo mes miembros del grupo ecologista CANS, avisados por un vecino de la playa de la Cruz del Mar, intentaron salvar un ejemplar joven de ballena, de unos seis metros de longitud y dos toneladas y media de peso que sobre las nueve horas de la mañana apareció varada en la playa. Los intentos por devolverla al agua, ya que el ballenato continuaba aun con vida fueron inútiles.
El pesado cuerpo y el mal tiempo hicieron difícil la tarea. Aunque lo consiguieron por tres veces, al poco tiempo volvía a la orilla hasta que en una de ellas murió.
Sobre las 4 de la tarde llegaron a la playa del Muelle, lugar donde murió la ballena, miembros del Centro de Recuperación de Especies Marinas de Cádiz y Málaga que certificaron que se trataba de una ballena lactante que, posiblemente, se perdiera de su madre, por lo que la muerte pudo deberse a la falta de nutrición del animal, que en tal estado le fue prácticamente imposible hacer frente al fuerte oleaje de la zona, que constantemente le devolvía a la playa.
El 17 de marzo de 1999 apareció muerto en la playa de Regla un delfín de la especie listado, aunque no se conocían las causas, al parecer, todo apuntaba a que era de muerte natural, ya que apenas se le detectaron algunos golpes provocados por el roce con las rocas del mar. El ejemplar era un macho de algo más de dos metros de longitud y un grueso de más de un metro. El grupo ecologista CANS se personó en la playa y dio cuenta al Centro de Recuperación de Especies Marinas, cuyos miembros se hicieron cargo del animal para su estudio.
A finales de marzo de 2000, apareció muerto en la playa de "Las Canteras" un ejemplar de delfín en avanzado estado de descomposición.
Juan Luís Naval Molero. Cronista Oficial de la Villa de Chipiona.
Para ver anteriores publicaciones:
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