El pasado viernes 10 de este mes pude asistir a la proyección del documental titulado "LA GRAN OLA" de Fernando Arroyo y la posterior exposición realizada por D. Gregorio Gómez Pina (Ingeniero de Caminos Canales y Puertos) sobre la importancia de la educación ciudadana al respecto de estas catástrofes.
He querido colaborar con esta idea publicando en este medio, este artículo incluido en el libro "Misericordias en Chipiona" que en su día, el año 2005, escribimos Chencho Florido y yo como Cronista de este suceso en Chipiona.
EL TERREMOTO DE LISBOA
INTENSIDAD DEL TERREMOTO DE LISBOA EN ESPAÑA
Este maremoto provocó olas de hasta 18 metros de altura y se calcula que su magnitud debió ser de 8,5 a 9 en la escala de Charles F. Richter, semejante al que asoló el Índico en el año 2004. Su epicentro lo sitúan los científicos frente al cabo portugués de San Vicente. Sacudió la tierra durante 120 segundos.
Según los agustinos, el Santuario de Regla sufrió bastante las consecuencias de este siniestro, viéndose inundado por las aguas que destrozaron la muralla que defendía al Monasterio. <<Era sobre las diez de la mañana, cuando el mar empezó a moverse con tal ruido y violencia que, los religiosos creyendo que el templo se les venía encima, unos tomaron las escaleras en precipitada fuga y otros se arrojaron al suelo suplicando a la Virgen que esto se acabase. Diez minutos duró el choque de los agitados elementos, después se oyó un extraño y espantoso bramido del mar, y vieron con espanto que las soberbias olas, saltando el límite de costumbre, montaron las paredes y fuertes baluartes del Convento, entrando por las puertas de la Iglesia, inundándola toda, como igualmente los claustros. A vista de tan inesperada y terrible catástrofe, mandaron tocar las campanas a cuya señal se reunieron todos los religiosos y salieron del templo en procesión, ocuparon el sitio que llaman la Branca, por espacio de una hora hasta que las aguas fueron perdiendo fuerzas y retirándose a su lugar natural.
La referencia que nos hace la Academia de la Historia sobre el maremoto en Regla dice así: <<En el Santuario que habitan Religiosos Agustinos Calzados, éste sita a la orilla del mar, cubierto de un baluarte que se eleva 5 ó 6 varas sobre el agua y le defiende de sus embates. Conocióse aquí el temblor a la hora de las 10 de la mañana, del mismo modo que en otras partes con corta diferencia, y duró 10 ó 12 minutos. Notaron los religiosos que estaban en el Coro que se movía fuertemente la Iglesia de Norte a Sur, y que seguían la propia dirección el Facistol y las Lámparas. A las 11 y cuarto, no libres aún del susto le renovó un espantoso bramido del mar, aumentándole excesivamente>>.
Los efectos del terremoto en el pueblo hicieron que la actual configuración de la Parroquia se deba a reformas efectuadas en el último tercio del siglo XVIII, a consecuencia de los efectos del Maremoto de Lisboa. Del mismo modo los corrales de pesca quedaron en su mayor parte destruidos y sus piedras desperdigadas por las calles de Chipiona. Las aguas alcanzaron también algunas calles y los vecinos sacaron hasta la "Cruz del Mar" al Cristo de las Misericordias y según la leyenda las aguas se retiraron.
"HORROROSO TERREMOTO ACAECIDO A LAS DIEZ DE LA MAÑANA EL DÍA 1º DE NOVIEMBRE DEL AÑO DE 1755".
Además existía hasta la reforma de la Cruz del Mar en 2005, una lápida de mármol blanco, colocada en la escalera de la parte derecha de la Cruz del Mar, según se bajaba a la playa, nos recordaba también el hecho con la siguiente leyenda:
"EL DÍA PRIMERO DE NOVIEMBRE DE 1755, CUYA FECHA RECUERDA EL FORMIDABLE TERREMOTO DE LISBOA FUE INVADIDA ESTA VILLA POR EL MAR, Y SOBREPONIENDOSE AL PÁNICO SUS HABITANTES SACARON EN PROCESIÓN AL SMO. CRISTO DE LAS MISERICORDIAS, QUE FUE CONDUCIDO A ESTE LUGAR, ANTE CUYA PRESENCIA SE RETIRARON LAS AGUAS. PARA PERPETUA MEMORIA DE LA PROTECCIÓN QUE MERECIÓ ESTA VILLA DE NTRO. SEÑOR, SE ERIGIÓ EN ESTE SITIO UN MONUMENTO QUE FUE REEDIFICADO EN 1878 Y RENOVADO EN 1910".
La versión de la Academia de la Historia sobre Chipiona nos la da así: <<Sintióse el terremoto a las 10, pero sin movimiento grande ni ruina alguna. No sucedió así después que oyendo los vecinos, un estrepitoso ruido en el mar, le vieron salir de sus límites trepando por encima de peñas y barrancos hasta entrar en las calles y playas, llevándoles de las piedras arrancadas de los corrales de pesca, que destruyó enteramente. Huyeron entonces a los campos y alturas inmediatas exentas de la inundación, cuyos daños se valuaba en 200 ducados>>.
En Andalucía las olas afectaron a todo el litoral atlántico, desde Ayamonte a Tarifa. En la provincia de Huelva, debido a la escasez de poblaciones que entonces existían en el litoral, los efectos fueron menores, si bien las grandes olas, o tsunamis, destruyeron parte de Ayamonte. En Lepe, el agua se adentró más de dos kilómetros tierra adentro.
En la costa gaditana todas las poblaciones padecieron los devastadores efectos del tsunami, con olas de gran tamaño que en la ciudad de Cádiz alcanzaron los dieciocho metros de altura. La violencia de las olas destruyó parte de las murallas de la zona Oeste; el agua alcanzó tres metros de altura en el barrio de la Viña y atravesó la ciudad de Poniente a Levante, llegando al puerto.
Los datos del Archivo de Medina Sidonia sobre Cádiz dicen que: <<Empezó a las 9,45 con sol claro y mar sereno. Duró diez minutos, causando algunas ruinas en templos y casas. A la hora en punto se levantó el mar en torbellinos, chocando en la punta de San Sebastián, a quien cubrió en un momento derribando todo el lienzo de murallas que corría desde la Caleta hasta el Castillo de Santa Catalina. Entróse el mar por todo el Barrio de la Viña, hasta la calle de Capuchinos, donde ahogó a algunas personas. El mayor estrago de éstas fue en el Arrecife y Puerta de Tierra, donde se juntaron los mares, arrojando a cuantos huyeron de la ciudad y transitaban a la sazón por dicho Arrecife, cuya antiquísima obra quedó enteramente desecha. Percibióse el temblor en la misma Bahía a bordo de las embarcaciones, y la gente de un navío que venía de Caracas y surgió en ella el día 8 de dicho mes, aseguró que navegando por la altura de las Islas Terceras, como a 150 leguas de Cádiz, estuvo el bajel por tres veces a pique de naufragar a la misma hora del terremoto, del improviso levantamiento del mar, de modo que habiendo calado la sonda se hallaron en solar cuatro brazas de agua, por lo que estuvieron para arrojar el piloto al mar, creyendo que había errado el rumbo, y no hizo poco este en desengañarlo de lo que era. Notóse en Cádiz que aquella mañana hacía un calor algo exagerado a la estación, aunque pocos repararon en ello. También se observó que las vibraciones que oyó la tierra fueron del sudeste a nordeste, lo que igualmente se notó en Jerez, aunque en una relación impresa en el Puerto de Santa María se dice que allí hay señas manifiestas de haber sido de Norte a Sur las mayores concusiones de la tierra, pues todos los derribos cayeron a la parte Sur, y ninguno a la del Norte.
Se omite referir el aturdimiento, horror y consternación que tan tremenda calamidad ocasionó en los habitantes de estos desdichados pueblos, pues habiéndonos asustado tanto el sólo chasquido que llegó a esta Corte, fácilmente se puede comprender como quedarían los miserables sobre quien descargó Dios el azote de su terrible justicia, debiendo advertir que aquí fue un mero consentimiento de parte de la conmoción que tuvo la tierra a las 10 y 10 minutos de la mañana, según dicho meridiano.
Otras noticias dicen: <<que se movieron bastante los edificios, de modo que se tañeron por sí mismo las campanas, y que sobre las 11, sin el menor viento se vieron levantar y entrar por la barra del río de dicha ciudad tan furioso golpe de mar, que en breve tiempo anegaron todo el bajo de la ciudad ahogando a 7 personas, y dejándolo lleno de fango y arena. Un navío cargado de trigo que estaba surto en el Puerto de Bonanza lo empujó el torrente de las aguas sobre un banco de arena, bien distante del río, donde quedó en seco a la retirada del mar>>.
En Rota estuvo a punto de causar una catástrofe. El mar retrocedió distanciándose como cuatro o cinco kilómetros en dirección a Cádiz, volviéndose súbitamente sobre la villa y entrando el agua por el arco del muelle hasta llegar a la Iglesia Mayor, rompiendo con su empuje el Muelle viejo.
En el Puerto de Santa María, el maremoto se sintió por espacio de ocho a nueve minutos con un notable estremecimiento de la tierra”, saliendo toda la población a la calle y abandonando las iglesias, donde se oficiaba la festividad del 1 de noviembre. La posterior invasión de las aguas y el fango anegó el casco urbano y todos los campos costeros y de la zona del palmar, naufragando varias embarcaciones y muchos vecinos emprendieron la huída hacia Jerez. En la catástrofe perecieron dos personas. Una niña fue arrastrada por las aguas en el fortín de la Laja, el llamado popularmente “Castillito” de la playa de la Puntilla, y una mujer de avanzada edad falleció de un ataque al corazón al ver su casa rodeada por las aguas del río Guadalete en altura del Campo de Guía, en la Bajamar.
En Conil, las olas se llevaron las barcas y redes de las almadrabas. Los cambios en la topografía costera de estas provincias fueron importantes, con modificaciones en los estuarios, playas, fondos marinos, etc.
En de Jerez de la Frontera: <<duró 8 minutos, habiendo sido el principio a las 9 y 17 minutos. Postró a tierra muchos templos y casas, dejando las demás muy maltratadas, pero quiso Dios que no peligrasen sino una u dos personas. Pararon las fuentes por espacio de 4 horas, volviendo después a correr, pero muy turbias, y algunas, habiéndoseles tapado la antigua salida, se la rompieron de nuevo por distinto sitio. Desgajarónse muchos peñones de aquella sierra, entre cuyos anfractos y simas se oyeron resonar confusos rumores, semejantes a los que causa el disparo de la artillería, estando algo lejana. A poco después, tomó el río Guadalete un considerable aumento de agua de la que le entró por la Bahía de Cádiz, pero no hizo daño alguno>>. (CONTINUARÁ)