Fue una tarde llena de emoción. Los dos hijos toreros de Manuel Benítez “El Cordobés”, se encontraban por primera vez en el ruedo y casi también en persona. Ambos hermanos sólo habían protagonizado una aparición pública para presentar la corrida en la que se vieron las caras el pasado 11 de marzo en Morón de la Frontera (Sevilla). Desde entonces no habían vuelto a coincidir, cada uno se preparó de manera intensiva por su cuenta y con su equipo. El sábado volvieron a verse a cara en Morón, curiosamente en la Plaza que el padre de ambos inauguró en el 2002 ante más de cinco mil personas. Se colgó el cartel de no hay billetes y una gran expectación por ver si finalmente aparecía Manuel Benítez para ver a sus hijos. Los hermanos contaron con el rejoneador Diego Ventura abriendo el cartel. Este tuvo el gesto de dedicarles a ambos el brindis de su primer toro. Manuel y Julio aparecieron juntos y agradecieron el bonito detalle.
El primero en llegar a la plaza fue Julio, muy bronceado, tranquilo en apariencia y luciendo una gran sonrisa, acudió a la capilla.Vestía de azul marino y oro. Manuel Díaz llegó veinte minutos después, de celeste y oro, repartiendo saludos y hasta bromeando. Antes de salir a la plaza recibió la visita de su hijo Manu, hecho un manojo de nervios lo abrazó emocionado.
En las gradas estaban las respectivas mujeres de ambos. Virginia, la mujer de Manuel con su hijo y unas amigas. Isabel, la novia de Julio y único miembro de su familia, en barrera de blanco y en compañía de un amigo. Entre las caras conocidas dos apellidos taurinos, Cayetano Rivera, íntimo amigo de Julio, y Carmen Bazán, la madre de Jesulín. También estuvo en la plaza Jaqueline, pareja de Amador Mohedano, cuya familia está vinculada al negocio taurino.
La posible aparición de Benítez fue una incógnita en las dos horas y media de corrida, hasta el punto de que al aparecer un parapente sobrevolando la plaza comenzó a oírse un murmullo y Manolo bromeó con Julio diciéndole que el padre de ambos podría llegar a la plaza por este medio.Lo cierto es que en el callejón estaban dos de los íntimos amigos de Benítez quienes fueron informándole puntualmente de la corrida.
Los hermanos brindaron sus primeros toros al público. Manuel en el segundo brindó a su hijo Manu, sentado junto a su madre. Julio en el segundo brindó a su hermano Manuel, en un gesto muy emotivo y que hizo que se fundieran en un gran abrazo. Tuvo un susto al ser cogido, pero a pesar de la espectacularidad sólo quedo en la rotura del traje y el revolcón, sin consecuencias. No faltó tampoco el célebre salto de la rana que inventara el padre de ambos, y cada uno de ellos hizo su particular versión.
Julio tuvo oportunidad de saludar a su sobrino,Manu, que saltó al ruedo con su padre y acompañarle a dar la vuelta con un grupo de amigos. “Mira este es tu tío Julio” le dijo su padre, y el chaval lo saludó feliz.
Manuel cuatro orejas, Julio tres orejas, ambos junto a Diego Ventura y el ganadero Manuel Bajo de “Las Monjas” salieron por la Puerta Grande.
Después en el Hotel donde ambos hermanos se vistieron todo fueron felicitaciones. Manuel recibió la visita de su grupo de amigos que acudió con una pancarta. Su hijo no se separaba de su lado, Virginia también aparecía tranquila. La novia de Julio también llegó al hotel para recogerlo y marcharse juntos a cenar. Cada uno lo celebró con su respectiva pareja , aunque esa tarde ha marcado un antes y un después en la relación de ambos, que tendrá una continuidad. Ambos están decididos a volver a torear juntos y el encuentro de los dos con su padre podría producirse en breve: “Los finales felices sólo pasan en los cuentos”, dijo Manuel decepcionado en la plaza al comprobar que su padre no estaba. Sin embargo después recuperó la entereza para decir esperanzado: “Todo necesita su tiempo, y esta situación tenemos que ir asimilándola poco a poco, quien sabe que pasará en el futuro…”
SEVILLA PRESS