Alquilar ha dejado de ser el patito feo para convertirse en la principal opción de quienes no pueden o no quieren hipotecarse. Una de cada cuatro casas busca inquilino. La demanda de alquiler ha aumentado la oferta de pisos compartidos y elevado el precio a niveles que no se veían desde hace décadas. Los caseros ganan un 30% más alquilando por habitaciones. En ciudades como Madrid o Barcelona es casi imposible encontrar piso por menos de 500 euros al mes. Quienes optan por comprar una vivienda nueva, patean las periferias de las grandes ciudades donde vuelven las ventas sobre plano, las subidas de precios y las grúas.
En menos de 48 horas Ángeles ha atendido más de doscientas llamadas telefónicas, contestado dos centenares de correos electrónicos, y enseñado su casa a dos docenas de interesados. Es la propietaria de una vivienda de tres habitaciones, que alquila por 500 euros al mes, en el popular barrio madrileño de Vallecas. Compró el piso para invertir y asegurarse la jubilación pero nunca pensó que alquilándolo se lo iban a quitar de las manos. Es sólo un ejemplo de lo que sucede con los alquileres en este momento. Patricia lleva décadas en el sector y habla, incluso, de una posible burbuja inmobiliaria del alquiler. La gran demanda reduce la oferta y los precios no paran de subir.
Carmen vivía sola en un piso de cuatro habitaciones hasta que descubrió las ventajas de los pisos compartidos. Vive con un colombiano, un croata, una mexicana y una americana y alquila su casa por habitaciones. Por un cuarto de 8 metros cuadrados cobra 210 euros al mes, gastos aparte. José Luis y su cuadrilla viven casi como estudiantes. Son trabajadores de la construcción y levantan una obra a las afueras de Madrid. De lunes a viernes viven de alquiler los cuatro en una casa de 45 metros. Los viernes, cuando acaba el tajo, recorren los 260 kilómetros que separan Madrid de Ahigal, el pueblo extremeño donde tienen su casa.
Una casa por seis mil euros. El cartel cuelga en la fachada de una docena de pisos en el barrio minero de la comarca asturiana del Nalón. Las casas, propiedad de Unosa, pertenecían a antiguos trabajadores y ahora están a la venta. Javi y su padre visitan la que podría ser su nuevo hogar: cuarenta y cinco metros cuadrados, cocina, dos dormitorios, necesidad de reforma y unas vistas espectaculares al monte.
En 2016 se vendieron 450.000 viviendas. Las previsiones para éste son que se llegue al medio millón. Belén e Ignacio acaban de comprarse un chalet de cuatro dormitorios a las afueras de Madrid. Joaquín, el jefe de obras, asegura que la recuperación se está viendo en la periferia de las grandes ciudades donde los visados para obra nueva han aumentado un 40%.
Joan Enrique, con 55 años, ha vuelto a casa de su madre. Separado, con dos hijos y una hipoteca a la que no podía hacer frente porque su empresa quebró, vuelve a dormir en la habitación de su infancia. Sólo así podrá rehacer su vida.