Se cuenta que Víctor Hugo se hallaba de vacaciones cuando su editor publicó Los Miserables. Al telegrafiarle el autor un conciso signo de interrogación -?- para saber cómo marchaba su obra, Víctor Hugo recibió por respuesta un escueto signo de admiración: !. Es el que ayer siguió marcando en Sevilla, con su estreno, la mejor y más rápida definición sobre Los Miserables.
Otra vez se abarrota el Auditorio de Fibes. Aún se le llama nuevo, pero va convirtiéndose en el auditorio por excelencia de Sevilla, una auténtica marca de espectáculos de calidad. Una goleada de sucesivos éxitos que se debe al equipo FIBES, con su presidente Gaspar Sáez.
Gran gala de caras famosas y personalidades entre el público. Tuve ocasión de saludar al alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido; al presidente de la Cámara de Comercio, Francisco Herrero; al duque de Alba, don Alfonso Díez; a la cantante Erika Leiva y su representante Carmelo Millán; a los internacionales Los del Río; al director de la RTVA, Jerónimo Fernández esa crónica social paralela a la artística sería interminable en la zona VIP organizada muy bien, como siempre, por Evento 10, de cuyo amplio protocolo se encargan los expertos Silvia Peris y Tomás Terry. Que yo pudiera abarcar al menos, vi a Pasión Vega, Manuel Díaz El Cordobés, con su esposa Virginia Troconis, a Rafael Peralta, Vicky Martín Berrocal, Carlos Telmo, Rocío Marvizón, Álvaro Vázquez Silva y su hermana Mercedes, coordinadora en Sevilla de la Fundación Pequeño Deseo, el abogado Ángel Cabral, Ricardo Castillejo, Mario Niebla, José Cañete y su esposa Tere Reina, Carmen Cobo, Tony Benítez, Carmen Peris, José Manuel Soto con Pilar Parejo, Rafa Almarcha, Adriana Torres, Juan Roldán, los Condes de Peñaflor, Roberto Diz, la Duquesa de Segorbe
Para quienes conocimos el tiempo de una Sevilla que si quería ver representaciones colosales como Los Miserables tenía que ir a Madrid, nos parece ahora increíble la posibilidad real de que esto suceda en nuestra ciudad, sin necesidad de viajar y sólo más allá de unos pocos kilómetros de nuestro domicilio. Los Miserables confirma sin duda a Sevilla en el circuito mundial de los mejores espectáculos. Y el auditorio nos queda en este caso como ir a Broadway en taxi.
Ese trayecto corto se lo debemos en gran medida a una intermediaria de lujo: María Fitz James Stuart, una gran profesional socia de la agencia de relaciones públicas y comunicaciones Cien Volando, en Madrid, que puso en contacto a Silvia Peris, directora de Evento 10, con su gran amiga Julia Gómez Cora, directora de Stage Entertainment. Desde luego, entre mujeres se convienen muy bien estos aciertos.
El famoso musical está celebrando desde 2010 su 25 aniversario de éxitos ininterrumpidos por el mundo. Representa en todos sus aspectos una cuantía altísima de hitos. El más grandilocuente es que Los Miserables ha sido visto ya por 65 millones de espectadores. Una cifra garante para estimular el aumento de esta suma incomparable.
Desde Nueva York ha llegado hasta nuestras ciudades -ahora Sevilla- gracias al empeño de una mujer a la que desde luego no le faltan sueños que convertir en realidad: Julia Gómez Cora, directora general de Stage Entertainment España. Por cierto, que además de tenaz es guapísima.
Si yo escribiera aquí el reparto de todos los roles y papeles de Los Miserables, no sería un artículo, sino los créditos de una superproducción de abajo a arriba de la pantalla. Y basta solicitar en el auditorio un ProgramaStage, Gira 13/14, para conocer en detalle hasta dónde abarca asombrosamente la autoría completa de esta arquitectura dramática digna de contemplarse. Está levantada por 43 actores, 15 profesores en la orquesta y 65 técnicos. Es como la Torre Eiffel en musical.
Visité en París la casa en la que residió Víctor Hugo. Y puedo asegurar que, casualidad o no, la atmósfera de cada escena es la misma de sus habitaciones. Es un musical pictórico en iluminaciones magistrales, donde se diría que el propio Víctor Hugo ha puesto los focos para encender cada acto de un inmejorable tenebrismo, pues se utilizan como proyecciones ilustraciones que en su día realizó el mismo escritor. Es el soporte visual perfecto para la partitura, para su ejecución impecable por músicos de verdad, reales y en directo, para las voces clavadas y justas, con tesitura de operísticas, en la base argumental sobre la redención de un ex presidiario y con el fondo de una rebelión histórica.
Está aquí, en Sevilla y para los sevillanos, sin ir más lejos, absolutamente recomendable. Hay cosas que, sucediendo a dos pasos de los nuestros, no deberíamos ignorar; hechos culturales imprescindibles para nuestra formación y disfrute, para cultivar el espíritu: Los Miserables es una de esas cosas, uno de esos acontecimientos que reclaman nuestra presencia.