Fernando Orgambides (Cádiz, 1954) acaba de publicar Viento de Palabras, primer volumen de una colección literaria titulada Crónicas Consulares. Con esta publicación, Orgambides traslada a papel impreso su propio diario íntimo como periodista y escritor, tras 40 años de profesión y ya en sus años de retirada como profesional del oficio. Se trata de un conjunto de crónicas descriptivas que se desarrollan en lugares muy escogidos del planeta -Bamako, Atenas, Cádiz, Sevilla, Tánger, Buenos Aires, Barcelona, Túnez, Ciudad de México, Madrid, etcétera- desde donde cuenta cosas, relata paisajes, reflexiona sobre los tiempos actuales y descubre sentimientos compartidos. Es su ingreso a la literatura, tras décadas como corresponsal de El País en América Latina y África del Norte y director de diferentes medios. Estrechamente vinculado a Sevilla, su segunda patria chica, Fernando Orgambides trabajó en Abc, fue cofundador de Informaciones de Andalucía, estuvo al frente de la delegación de El País en Sevilla y dirigió El Correo de Andalucía.
Fernando Orgambides, análisis de su trayectoria periodística. 18-12-2012
-¿Viento de palabras es su primera obra?.
-Mi verdadera obra como periodista reposa en las hemerotecas, desde 1972, año en que empecé en la Hoja del Lunes de Cádiz, hasta hace muy pocos meses, pero si nos atenemos a que se trata de mi primer libro le diría que sí, aunque la verdad es que paralelamente estoy trabajando en una segunda publicación de corte histórico, que en todo caso siempre sería la primera por su trabajo investigativo. La saga de los Rodríguez-Piñero, una familia de diputados y juristas de padres a hijos de origen gaditano y sevillano que se inicia en la I República y continua en la democracia actual. Pero sí, Viento de Palabras se ha adelantado y podemos decir que se trata de la primera publicación.
-¿En qué consiste su libro?.
-Más que un libro, es una colección. Y Viento de Palabras es el primero de ellos. Luego viene Memoria Transitada, el segundo. Son un conjunto de crónicas seleccionadas de mis constantes viajes por el Mundo. Yo soy actualmente un periodista en la reserva. Un reservista que viaja por el Mundo con un bolígrafo y una libreta. Es un regreso a los lugares que me acompañaron en mi vida profesional y con los que me rencuentro de nuevo, y a tiempo pasado, intentado extraer de ellos la sabiduría y el sentimiento que encierran y que en su día no pude contar porque el periodismo es la inmediatez y cuando yo viajaba como corresponsal o enviado especial iba al acontecimiento en concreto. Entonces nos inquietábamos por la noticia pura y dura. Y ahora lo que busco en esos lugares es su universalidad, pero contemplada desde el reposo y la distancia de los años.
-Bamako, Sevilla, Atenas, Túnez, etcétera. Mucha diversidad, ¿no?.
-Diversidad, claro que sí, pero no nos equivoquemos: existe universalidad en cada uno de esos lugares. Yo paseo por las calles de Bamako, pero pienso en Sevilla. Viajo a Buenos Aires, y reflexiono desde la distancia sobre los graves problemas que afectan a nuestro país. Mezclo sentimiento y nostalgia, recuerdos, emociones, historias escondidas Yo no hago ahora periodismo noticioso, sino literatura periodística. La crónica es un genero antiquísimo. Me dicen algunos amigos generosos que me aproximo a lo que escribían los viajeros románticos cuando recorrían España, pero crónicas ya escribían Julio Cesar en la campaña de las Galiasy años después Díaz del Castillo durante la conquista de México.
-¿Siente nostalgia de Sevilla?
-A Sevilla la llevo dentro, lo que ocurre es que mi presencia en la ciudad es mucho más discreta que cuando dirigía El País o El Correo de Andalucía. Soy un ciudadano más, sin responsabilidades profesionales y sin mayores compromisos, lo que permite sentirme más cercano a la realidad y disfrutar mejor de la ciudad. Yo vivo ahora en Madrid, pero frecuento Sevilla constantemente. Prefiero las horas tempranas para pasear porque en esos momentos no hay murmullo ciudadano y puedes tocarla con las manos. Por ejemplo, me encanta los domingos ir a la plaza del Museo cuando los pintores están levantando sus caballetes, escuchar al amanecer el paso de los coches de caballos que van hacia la Catedral o el repique de campanas de las diferentes iglesias llamando a misa. Es otra Sevilla.
-Pero seguirá disfrutando de sus lugares de costumbre
-Por supuesto, pero menos. Un domingo a mediodía en La Alicantina no me lo quita nadie. Y una visita al Gran Poder un sábado a las ocho y cuarto igual. Pero todo ya más tranquilo.
-¿Qué está pasando con el periodismo?
-Es tremendo. Mire usted, un periódico no ha sido nunca un negocio. Los editores eran en otros tiempos patrones conscientes de que lo que hacían era un servicio público que no reportaba grandes márgenes de ganancias. De repente, con la globalización mediática los nuevos editores se volvieron locos y sólo pensaban en ganar dinero. Se cargaron la esencia, por pura avaricia. Y después se cargaron el negocio, por pura incompetencia. Los periódicos se llenaron de ejecutivos ambiciosos y muchos periodistas fuimos también culpables de este desastre porque no fuimos capaces de plantarnos ante esa locura. Yo lastro esta autocritica, porque he sido director y fui arrastrado por la maquinaria. Pero intenté siempre que pude hacer periodismo y no sustituir la pluma por la calculadora. El desastre es ahora total, con cifras de desempleo que ponen los vellos de punta. De todas formas, el periodismo no ha muerto. El periodista está ahí y sigue vivo. Lo que ha muerto es un modelo de ambición, pero tengo mucha confianza en el futuro porque se seguirán contando las noticias aunque desde plataformas diferentes. Estamos en un tránsito y estoy convencido que los periodistas volverán a ser los conductores de esta profesión una vez hayan desaparecido esos ejecutivos que han distorsionado con su ambición el verdadero sentido de servicio público que lleva consigo el ejercicio de informar. Y no nos olvidemos de una cosa importante, la información es también un derecho constitucional de la ciudadanía.
-¿Piensa que las redes sociales, internet, etcétera, acabaran con los periódicos?
-Los periódicos, como los libros, existirán siempre, con papel o sin papel. Es una estupidez vaticinar lo que va a ocurrir porque el futuro es incierto. Y el mundo está cambiando vertiginosamente a consecuencia de las nuevas tecnologías y la impronta de la red. Lo que estoy seguro es que ninguno de los viejos periodistas del papel, entre los que me incluyo, vamos a ser los teóricos o los inventores del nuevo modelo informativo. Nosotros estamos en retirada y serán las nuevas generaciones las que den con la clave.
-Volviendo a su libro, ¿se trata al publicarlo de una nueva etapa profesional?.
-En absoluto. Ya le dije antes que yo soy un reservista, que está ahí para lo que se ofrezca pero en ningún modo en primera línea. Estos libros recogen mi experiencia y tienen como objetivo compartir con los demás lo que sé y he aprendido en esta vida. Me parece absurdo que la riqueza que he ido acumulando en mi vida profesional se quede en mi memoria para que se lo lleve el viento hacia el infinito. El viento está lleno de palabras y las palabras forman parte de la comunicación. Así que el viento tiene que empujar para nosotros, para todos. Esta colección que inicio no tiene fines lucrativos y los pocos beneficios que pueda aportar van a ir destinados a la Fundación Luca de Tena, que es una discretísima institución que desde 1930 socorre a las familias de periodistas y empleados de prensa fallecidos o en situación de vulnerabilidad, y cuya labor es encomiable. No sé que beneficios aportará este modesto primer libro, pero aunque sea un solo euro irá destinado a esa Fundación. Sino eres un escritor consagrado, hoy la literatura no da apenas márgenes de beneficio. Y yo, por otra parte, decidí hace ya algún tiempo que todo aquello que era adicional a mis ingresos regulares debería ir destinado a organizaciones solidarias o del voluntariado. No sólo es un deber moral conmigo mismo sino con la sociedad a la que pertenezco y que me ha permitido el privilegio de llegar a donde estoy como periodista y como persona.
-¿Dónde presentará el libro?.
-Como acaba de salir, estamos en estos momentos haciendo el calendario de presentaciones que, dada las fechas navideñas, hemos aplazado hasta entrado el nuevo año. Demomento, este primer libro lo voy a presentar el 10 de enero en la Librería Bernat de Barcelona y después, el 1 de noviembre, en la Galería Milagros Delicado, de El Puerto de Santa María. Más adelante vendrán Madrid y Sevilla, pero aún no hay fechas cerradas. En Sevilla intentarle presentarlo por Cuaresma en Iscariote, que es un lugar de encuentro tipo casinillo que un grupo de socios montamos hace unos años en la Plaza del Museo y al que estoy unido por afecto, confraternidad y espíritu sevillano.