El médico que preside el Ateneo de Sevilla, Alberto Máximo Pérez Calero, sentiría una íntima satisfacción que nadie tildaría de gremialismo ni corporativismo al saber que el premio Ateneo de novela histórica lo ganó su colega Francisco Gallardo con la obra La última noche.
Gallardo, profesional de la medicina deportiva, autor de la novela El rock de la calle Feria, cuenta en la obra ganadora la historia de la médico Sarah Avenzoar, que recibiría de Averroes el permiso para atender y curar a niños y mujeres. La protagonista es nieta de Abu Marwan Avenzoar, médico y patrono de los farmacéuticos.
En la glosa del arquitecto Aníbal González Álvarez-Ossorio intervino en el Ateneo su nieto, el odontólogo Aníbal González Serrano, que tiene consulta en la calle Rioja que da cobijo al cronista. Su abuelo fue nombrado presidente del Ateneo pero murió ocho días después de su nominación, en el mismo 1929 que lo consagró para la posteridad.
La novela de Gallardo se inicia en el año 589 del tiempo de la Hégira, el 1195 de la era de los cristianos. Alberto Máximo Pérez Calero es profesional de la medicina, oficio que sigue ejerciendo pese a sus obligaciones ateneístas, pero también hizo sus incursiones en la materia libresca. Aire de libertad (Diputación de Sevilla) es el título de la semblanza que el presidente del Ateneo hizo del doctor José Manuel Puelles de los Santos, fusilado por orden de Queipo de Llano el 5 de agosto de 1936 en el mismo kilómetro cuatro de la carretera de Carmona donde seis días después moriría en idénticas circunstancias Blas Infante.
En su bibliografía, Pérez Calero consulta la biografía política de Azaña del historiador sevillano Santos Juliá, que recientemente participó en el homenaje que la Feria del Libro rindió a Chaves Nogales. En una de sus alocuciones radiofónicas, Queipo de Llano señala con el dedo -y la voz acusadora- al doctor Puelles y a José González y Fernández de la Bandera, que era presidente de la Diputación de Sevilla. Repasa el presidente del Ateneo las circunstancias que rodearon la prisión del doctor Puelles, donde coincidió con otras víctimas del que Manuel Barrios llamó el virrey de Sevilla: Horacio Hermoso, que había sido alcalde de la ciudad, o José Luis Relimpio.
Sarah Avenzoar y José Manuel Puelles están separados por más de siete siglos, pero sus vidas respectivas se vieron surcadas por dificultades rescatadas en un caso por la literatura, en otro por la historia. Con la firma de dos profesionales de la Medicina unidos al Ateneo: en el caso de Pérez Calero, por presidir la institución. En el de Gallardo, por unir su nombre al galardón de la entidad que tiene su sede en Orfila.
En la documentación fotográfica de la vida de Puelles de los Santos -con introducción del ex alcalde y médico Alfredo Sánchez Monteseirín- aparece Manuel Blasco Garzón, presidente del Ateneo en la foto del 27, a quien el exilio salvó de la fatídica señal radiofónica de Queipo de Llano.
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