Mujer Hoy entrevista a la actriz, que encarna a la bruja de Blancanieves en su próxima película.
En el negocio de Hollywood hay ahora demasiadas bestias que alimentar, y es una locura.
Mi marido piensa que soy guapa, mi madre sigue preciosa, y ¡yo tengo todos los dientes! No me puedo quejar.
Julia Roberts interpreta el papel de madrastra en Blancanieves, su última película, pero ha confesado entre risas a Mujer Hoy que le alegra poder decir que no encontré a la bruja dentro de mí. En una entrevista para la revista, la actriz reconoce que se ha inspirado para el papel en personajes reales. No daré nombres, -- afirmapero me inspiré en unas pocas personas que conozco mejor de lo que me gustaría. Me enseñaron una valiosa lección. Aprendí cómo nunca, jamás de los jamases, deberías tratar a otra persona, dice en un tono intencionadamente misterioso dejando claro que ella también ha sufrido en sus carnes a un par de harpías dignas de cuento de hadas. Afortunadamente, en mi vida he conocido pocas personas horribles, pero sí me ha tocado lidiar con gente muy cruel. Cuando ya eres adulto, te das cuenta de que lo hacían para sentirse más grandes, más poderosos y tener el control de la situación, pero cuando eres joven, sientes que estás fracasando miserablemente.
Después de años de éxitos continuados que la convirtieron en la novia de América, a la actriz no le molesta reconocer que ya no es la única a la que dan ese apodo. Es un título que se comparte señala-- y que pasa de unas a otras. La competencia, dice, tampoco le inquieta. Hay sitio para todo el mundo. No soy nada competitiva. Nunca lo he sido, ni con las actrices jóvenes ni con las de mi edad. Además, no es que lleve una bola de cristal en el bolsillo, pero creo que los papeles que interpreto son parte de mi destino como actriz. Vienen a mí.
Pero el juego de Hollywood, en su opinión, ha cambiado. Ahora está el ascensor exprés a la fama y la rehabilitación. Es horrible. El negocio funciona de una forma muy diferente ahora, explica con resignación. Hoy en día hay una increíble cantidad de medios: todo el mundo quiere escribir algo, tener una opinión, hacer una foto... Hay demasiadas páginas que rellenar y demasiadas bestias que alimentar. Y se ha convertido en una auténtica locura.
Pero ella y su familia han conseguido esquivarla. No es un blanco fácil para los paparazzi, En 2002, después de romper con el actor Benjamin Bratt, se casó con Danny Moder, un operador de cámara al que conoció en el rodaje de The Mexican. Los niños llegaron pronto: los mellizos Hazel y Finn han cumplido siete años y Henry tiene cinco. Tendrán que esperar para ver a mamá en la piel de la madrastra de Blancanieves. Son demasiado pequeños para verla, teniendo en cuenta cuál es mi personaje. Además, tenemos una política muy estricta sobre lo que pueden y no pueden ver. En casa, somos más de libros que de películas, explica la actriz.
Sobre su propio aspecto y la presión que ejerce Hollywood sobre la juventud de las actrices, lo tiene claro: obviamente, yo me hago mayor como todo el mundo. Y te das cuenta de que hay cosas que antes no estaban ahí... Pero mi marido piensa que soy guapa y eso me hace sentir bien. Además, mi madre sigue siendo preciosa. ¡Y tengo todos los dientes! No me puedo quejar.