Los síntomas asociados a la fibromialgia, síndrome que padece entre el 2 y el 6 por ciento de la población, contribuyen a una pobre calidad del sueño en comparación con sujetos sanos. A esta conclusión ha llegado Diego Munguía Izquierdo, investigador de la Universidad Pablo de Olavide, en un estudio que tenía como objetivo profundizar en los factores implicados en la calidad del sueño de pacientes con fibromialgia, en concreto mujeres de mediana edad. Los resultados, publicados en la revista Journal of Sleep Research, vinculan aspectos como la vida sedentaria o la duración de los síntomas con una pérdida de la capacidad de descanso llegada la hora de dormir.
Según la Sociedad Española de Reumatología, la fibromialgia se caracteriza por dolor músculo-esquelético generalizado y sensación dolorosa a la presión en unos puntos específicos. Este dolor se parece al originado en las articulaciones pero, señala, no es una enfermedad articular. A este respecto, el síndrome, que afecta sobre todo a las mujeres, tiene un origen aún desconocido y sus síntomas (depresión, fatiga, disfunción cognitiva, además del mencionado dolor) son comunes a los de otras enfermedades. En este sentido, no fue hasta 1992 cuando la Organización Mundial de la Salud reconoció oficialmente este síndrome.
En su estudio, el investigador Diego Munguía, en colaboración con Alejandro Legaz Arrese, profesor de la Universidad de Zaragoza, busca cumplir un doble objetivo: comparar la calidad del sueño de pacientes con fibromialgia y pacientes sanos, por un lado, y examinar los factores asociados con esta calidad del sueño, por otro. Para realizar su estudio, se ha tomado como muestra a mujeres de mediana edad de una asociación de pacientes de fibromialgia de Sevilla. En total, han participado en este estudio 75 pacientes, cuyos resultados se han confrontado con los obtenidos en otras 48 mujeres sanas.
Los resultados obtenidos muestran que el 96 por ciento de las pacientes analizadas presentaban baja calidad del sueño, frente al 46 por ciento de los sanos, reafirmando estudios anteriores donde se reflejan problemas como la dificultad de quedarse dormido inicialmente o de volver a dormirse tras despertar durante la noche. Aspectos como el dolor o la fatiga están tras una insatisfactoria calidad del sueño y cuya severidad afecta significativamente el descanso de los pacientes. Esto indica que los tratamientos que influyen sobre la totalidad de los síntomas pueden influir positivamente en un mejor sueño. Por otro lado, los investigadores no han encontrado una relación directa entre el tiempo que se lleva padeciendo la enfermedad, que permite al paciente acostumbrase a su situación, y la calidad del sueño.
Además de lo anterior, el hallazgo más significativo de este estudio está relacionado con la actividad física. En nuestra investigación hemos encontrado, en consonancia con trabajos previos, el importante papel que juega cara a un sueño reparador el ejercicio en los pacientes con fibromialgia, al igual que ocurre en otro tipo de poblaciones, afirma Diego Munguía. Una actividad física que, gracias a cambios fisiológicos como la relajación muscular o los cambios térmicos, mejoran la calidad del sueño. Esto es así, incluso, cuando se presentan síntomas como ansiedad, depresión, fatiga En futuros estudios deberemos abordar esta relación analizando la intensidad y la duración del ejercicio, su tipología o la hora más óptima para realizarlo, concluye el investigador.