¿Están al tanto del asunto? Abrevio todo lo que puedo. Resulta que la Hermandad sevillana de El Valle ha evitado que se toque una versión en guitarra de la marcha dedicada a su Virgen, alegando protección de su patrimonio. Tal interpretación iba a tener lugar en el conjunto del espectáculo Pasiones, dirigido por Enrique Casellas y organizado conjuntamente con la Hermandad de La Cena. Alguien en su doble condición de íntimo amigo de Casellas y miembro de la junta de gobierno de El Valle, trasladó al director de la obra el deseo de la Hermandad de excluir del programa la composición de Gómez Zarzuela a guitarra. Cualquier explicación razonable -que la hubo- por parte de Casellas no valió para nada. Bueno, sí: para reafirmar una vez más con esta nueva experiencia la categoría personal de Enrique Casellas, su sensatez de siempre, su extraordinaria sensibilidad para entender las cosas más incomprensibles de la ciudad que tanto ama y, por supuesto, para revelar sobradamente que están fuera de juego de estos tiempos los regentes de una Hermandad de solera y prestigio que merecería otra forma de gestionar su patrimonio, en este caso musical.
Se ha formado, claro. Y tanto que se ha formado. Tanto que ha llegado a intervenir en la cuestión el criterio legal del famoso abogado Joaquín Moeckel, de convicciones jurídicas tan sólidas y motivadas que parece una apisonadora más que un letrado:
-Serán los propietarios de los derechos, pero no pueden prohibirlo. Respeto a la Hermandad, pero las cofradías no están para prohibir la interpretación de una marcha.
Las cofradías, digo yo, tampoco están para la arrogancia de solicitar una información o consulta previa, como han presumido que merecían.
Dice hoy un titular de ABC que El Valle abre el debate sobre los usos de la música cofrade. Es posible. Pero de lo que estoy convencido es que lo que verdaderamente abre El Valle es una brecha entre la época que la contempla y una mentalidad anacrónica.
Además, ni siquiera atendieron la invitación para escucharla en directo. ¿Es esta una reacción surgida de una presuntuosidad añeja que debiera estar superada por los que llevan una vara dorada? ¿Se podría haber pensado cristianamente en un ser humano -el guitarrista Tino Van Der Sman- al que han hecho padecer gratuitamente la indignación y una censura intolerable en democracia. Porque por si no lo sabe el hermano mayor Lucas Maireles, la democracia tiene todas las puertas abiertas, incluidas las de una sala de conciertos.
Podrían haberse molestado en escuchar la nueva versión. Y si no da peras el olmo, haberse amparado al menos en los criterios artísticos de un hombre con el prestigio de Enrique Casellas, fuera de toda sospecha en el mundo cofrade, magnífico pregonero que tarde o temprano acabará dando el oficial del Maestranza.
Ya no solo le pregunto al hermano mayor y su mensajero ¿en qué país creen que viven?, sino ¿en que Ley de la Propiedad Intelectual?, ¿en qué régimen de los derechos de autor? ¿Piensa que la SGAE es un camaleón sobre Teddy Bautista? ¿Me censurarán también a mí por haber usado la imagen de la Virgen del Valle junto a mis ideas? ¿La sacarán del patrimonio sentimental y religioso de mi vida, del de la Semana Santa de Sevilla, para trasladarla en andas hasta la calle Hernando Colón y que haga estación en Patentes y Marcas?
Una última carta en mi manga, el as: ¿Saben ustedes que existe desde hace muchos años un disco del catedrático de guitarra Rafael Moreno con la marcha Virgen del Valle sin que nadie por entonces en la Hermandad desentonara de este modo? ¿Que contiene igualmente a la guitarra Amargura, Estrella Sublime, Coronación de La Macarena y que ninguna de estas hermandades impidió la creatividad de un virtuoso? Abundo más: que lo mismo, pero con el piano, hizo el genial maestro Roncales sin que, aparte de él, nadie diera la nota.
José María Fuertes