
El matador de toros Juan José Padilla fue sometido ayer a una compleja y larguísima operación que se prolongó durante casi doce horas para intentar revocar en parte la severa parálisis facial que arrastra a consecuencia de la gravísima cogida sufrida el pasado 7 de octubre en la plaza de toros de Zaragoza.
El torero cayó al suelo y sufrió una escalofriante cornada a la salida de un par de banderillas que le atravesaba la cabeza desde la mandíbula al ojo izquierdo, que permanece en tratamiento para tratar de recuperar su visión.
Padilla, que llegó al Virgen del Rocío el lunes acompañado de su esposa, se mostró animado y esperanzado en los resultados de la operación que el jerezano afronta con el objetivo de poder volver a torear. El diestro ingresaba en el quirófano a las nueve de la mañana de ayer. Comenzaba así una operación multidisciplinar en la que intervinieron siete cirujanos bajo la dirección del máxilofacial García Perla. La operación perseguía reconstruir los nervios faciales con objeto de devolverle mayor sensibilidad y movilidad a la parte izquierda de la cara.
Tal y como estaba previsto, la operación consiguió los objetivos marcados: extraer ramales del nervio de la cara desde detrás del oído y tomar un ramal de nervio de otra zona de la cara para que ésta pueda recuperar la movilidad. La intervención incluyó un injerto de un nervio del pie. Según dijo su hermano Óscar a Mundotoro al concluir la intervención, "tienen que pasar cuatro o cinco semanas para comprobar si los nervios están comunicados y hacen sus funciones". Posteriormente, tendrá que afrontar un programa de rehabilitación. En cualquier caso, el doctor García Perla explicó que aún habrá que "esperar un par de meses para ver los resultados de la movilidad facial".

