Las familias españolas encabezadas por un trabajador autónomo ocultan entre un 25 y un 30 por ciento de su renta, una cifra que se eleva hasta el 46 por ciento si se toma como referencia la renta neta declarada por el cabeza de familia, en lugar de la renta familiar total. Éste es el principal resultado que se deriva de un reciente estudio elaborado por Diego Martínez López, profesor del Departamento de Economía, Métodos Cuantitativos e Historia Económica de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. Un trabajo en el que ha analizado la ocultación de la renta de los autónomos tomando como referencia las cifras de ocultación también existente en el colectivo de asalariados.
Las Encuestas de Presupuestos Familiares, realizadas por el Instituto Nacional de Estadística, revelan que los trabajadores asalariados suelen declarar más ingresos que los autónomos, mientras que ocurre lo contrario con los gastos dedicados a comida (más elevados en los autónomos). En base a los datos registrados entre 2006 y 2009, el investigador ha recurrido a técnicas econométricas a fin de estimar unas funciones de gasto en alimentación para ambos grupos de trabajadores. Dado que ambas funciones de gasto dependen, entre otros factores, de la verdadera renta de las familias, las discrepancias entre autónomos y asalariados en este aspecto conducen a estimar el grado de ocultación de renta por parte de los primeros.
El trabajo desarrollado desde la Universidad Pablo Olavide, a diferencia de los realizados en otros países, estima por primera vez la ocultación de los autónomos españoles tomando como referencia unas cifras de ocultación (menores pero positivas) por parte de los asalariados. Esta metodología muestra que la ocultación estimada del 30 por ciento en las familias encabezadas por un autónomo no es un valor absoluto, sino lo que oculta de más dicha familia sobre lo declarado por una familia encabezada por un asalariado.
Según señala Diego Martínez, las cifras registradas en su investigación se encuentran en un rango similar a las obtenidas con la misma metodología en otros países: alrededor del 30 por ciento para Suecia, entre el 25 y el 35 por ciento para Estados Unidos y entre el 16 y el 40% para Finlandia. Reino Unido, por ejemplo, se posicionaría por encima en cuando al nivel de ocultación de los ingresos netos (55% de ocultación según el trabajo de Pissarides y Weber con datos de 1982) con respecto a los resultados obtenidos en España.
En cierta medida, esta proximidad a los datos de otros países puede resultar algo sorprendente ya que existen razones para esperar cifras de ocultación más elevadas en España; en primer lugar porque la evidencia internacional sobre la moral fiscal de los españoles no nos sitúa en las primeras posiciones, apunta el investigador de la UPO. En segundo lugar, señala, porque nuestro país presenta un mayor peso relativo del empleo autónomo, lo que hace más difícil a las autoridades fiscales su control.
Otros de los resultados obtenidos por el estudio, aunque con carácter secundario, se refiere a las diferencias sociológicas y demográficas entre autónomos y asalariados. A este respecto, los cabezas de familia autónomos de la muestra tienen de media 7 años más, menores estudios (al contrario de lo que ocurre en Estados Unidos) y menos hipotecas sobre la vivienda familiar que los asalariados. Por su parte, los hogares encabezados por un autónomo gastan menos en comidas fuera de casa, coches, bienes duraderos y bebidas alcohólicas que aquellos cuyo sustentador principal es un asalariado.