Pau Gasol está acostumbrado a lidiar con grandes periodistas y entrevistadores. ¿Pero cómo se vadeará cuando los que preguntan son niños de 11 y 15 años? La revista XL Semanal ha hecho la prueba. Son seis contra uno. Claudia y Rocío juegan al baloncesto, como el alicantino Miguel Carrascosa, de 12 años, y el madrileño Pablo Taboada, de 11. Completan el equipo María Logroño y Cristina Romero, ambas de 12 años y miembros del Consejo de Niños y Adolescentes de Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Sentado sobre un par de cojines en el suelo de una sala del hotel Villaitana, de Benidorm, y rodeado de sus entrevistadores, Gasol habla de sus planes de crear una familia, su vocación frustrada por la medicina, los piques con sus hermanos, sus viajes como embajador de Unicef y sí, también de baloncesto.
Pau Gasol empezó muy joven a jugar al baloncesto, pero que el primer deporte que practicó fue el rugby. Y el primero que vi fue fútbol desvela--. Mi abuelo me llevaba a ver los partidos del Espanyol. Luego, me apunté a baloncesto y con ocho jugué mi primer partido federado. Su familia lleva bastante bien su fama según explica. No es que les guste que sea famoso, lo que les gusta es que haya tenido éxito y que haya hecho las cosas bien. Siempre hemos sido una familia muy unida. Y mis padres sacrificaron sus carreras profesionales para venirse conmigo a Estados Unidos.
Pau tiene muy claro que, de no haber sido jugador de baloncesto, se habría dedicado a algo relacionado con la medicina. Yo iba para médicoexplica, de hecho, empecé la carrera, pero no podía compatibilizarla con el baloncesto. Mi madre es doctora y mi padre, enfermero, así que me viene de familia. Recuerdo cuando se anunció que Magic Johnson era seropositivo. Yo debía de tener diez u once años y ya veía por la tele los partidos de la NBA y me impactó muchísimo. Y quería hacer algo, quería contribuir a encontrar un remedio para el sida. Y lo único que se me ocurría era hacerme médico.
Fan de Michael Jordan me gustaba cómo jugaba y cómo se comportaba fuera de la pista. Para mí ha sido el deportista más grande de todos los tiempos--, no se molesta cuando la gente le atosiga: soy así, entiendo a la gente; aprecio que me admiren, que valoren mi trabajo. Y me gusta tratar a la gente de la manera en que me gustaría ser tratado a mí.
Para Gasol, su gran debilidad es ser demasiado bueno. A veces afirma--, hay que tener mala leche. Soy demasiado caballero en la cancha, demasiado gentil. En la NBA, a veces, me han llamado blando
El deportista se siente contento de ser embajador de Unicef. A los 22 años tenía la ilusión de poder colaborar con alguna organización humanitaria y tener un impacto más allá del deporte explica-- y Unicef juntaba todos los requisitos. Nos sentamos, hablamos y todo cuadraba para que nuestra relación comenzase. He viajado mucho con Unicef. Y de cada viaje te traes recuerdos, a veces muy fuertes. He trabajado en proyectos contra el sida en Sudáfrica, donde hay muchos huérfanos por la enfermedad que viven en casas de acogida. Y en Angola visité un hospital donde no había camas suficientes y los enfermos dormían al raso
Respecto a su vida privada, se muestra cauteloso, y cuando sus jóvenes entrevistadores le preguntan por su novia, responde con un breve nos conocimos en Sevilla. Y ya, pero no tiene reservas en reconocer que le gustaría tener hijos y que eso es una de las ilusiones de su vida. Tengo 30 años... No es que tenga ninguna prisa, pero sí que me gustaría crear una familia, reconoce.
De su relación con sus hermanos, acepta que la competitividad entre hermanos está ahí y siempre hay piques; con mi hermano Mark me he peleado bastantes veces, pero echa de menos pasar más tiempo con ellos, sobre todo con Adrià; Mark ya es mayor, pero Adrià tiene 16 años y me gustaría pasar más tiempo con él. Antes no le gustaba nada el baloncesto y el pobre se tenía que tragar nuestros partidos, pero ahora le ha cogido el gusto. Mide 2,05 y no lo hace mal, aunque todavía le falta. A veces jugamos uno contra uno y le enseño cosas.