Las raíces de esta localidad se remontan a la época celtibérica. A este pueblo se adjudica, según algunos autores, su fundación. No obstante, con anterioridad y atraídos por su riqueza minera, también se asentaron en estas tierras los fenicios y los cartagineses.
Los romanos la llamaron Austobriga, en honor tanto del emperador César Augusto como a las grandes extensiones de encinas de su entorno, y continuaron con la explotación minera del territorio, construyendo un castrum fortificado, villas y quintas de recreo.
Se supone que fueron los vándalos silingos los que, tras ocupar esta zona, cambiaron el nombre romano de la villa por el actual, en alusión a las canteras de granito existentes en su término. Los musulmanes convirtieron a El Pedroso en un lugar estratégico. Edificaron diversos castillos, uno de ellos situado en la parte más elevada del pueblo, donde hoy se erige el Colegio Cervantes, y otro, del que aún quedan restos, enclavado en la finca Montegil. También desarrollaron la agricultura y la ganadería, y aprovecharon, como otros pueblos hicieron previamente, su potencial minero.
En 1247 las tropas cristianas, con el rey Fernando III al frente, tomaron la villa y expulsaron a los árabes, siendo repoblada la localidad por gentes procedentes de Castilla, León y Galicia. A partir de este hecho comienza una etapa de crecimiento que culmina en el siglo XVI, aunque la localidad ve diezmada su población debido a una epidemia de peste durante la siguiente centuria. Como el resto del país, sufrió los estragos de la invasión napoleónica, ya que las tropas francesas, a su paso por la villa, saquearon los archivos municipales, dejando al pueblo sin testimonios de su pasado.
CÓMO LLEGAR Situación: A 70 kilómetros de Sevilla por la C-431. Extensión: 314 kilómetros2. Habitantes: 2.428.
DÓNDE QUEDARSE -Hotel Restaurante Casa Montehuéznar. Tel.: 954889000.
NO SE PIERDA -La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Consolación. -La ermita de Nuestra Señora del Espino.
José Manuel Lara, natural de El Pedroso En este pueblo nació el popular editor José Manuel Lara, propietario de la editorial Planeta, y del que se sienten muy orgullosos sus paisanos. De hecho, lo han nombrado Hijo Predilecto y le han dedicado una calle.
1.Arquitectura civil
- Colegio Cervantes La muestra más interesante de la arquitectura civil de El Pedroso es el Colegio Público Cervantes, cuya inauguración, en 1935, supuso todo un acontecimiento en la localidad, entre otros motivos por el hecho de que su autor fue el popular arquitecto Aníbal González, creador, entre otras obras, de la plaza de España, en Sevilla. El centro educativo se sitúa en una de las zonas más elevadas del pueblo. De hecho, siglos atrás se erigía en esta zona uno de los castillos que los musulmanes edificaron en la villa.
2.Edificios religiosos
-Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Consolación La iglesia principal de El Pedroso es una edificación construida con sillares, ladrillo y mampostería hacia el año 1400, aunque fue reformada en el XVI y el XVIII por arquitectos como Pedro de Silva y los maestros de la familia Figueroa. De estilo gótico-mudéjar, se erige sobre las ruinas de una torre romana y una posterior fortaleza musulmana. Consta de una sola nave distribuida en cinco tramos con capilla mayor cuadrangular. Exteriormente, encontramos dos portadas, adinteladas y flanqueadas por pilastras rematadas por frontones triangulares. En la cabecera se ubica la torre, construida en sillería, y estructurada en dos cuerpos rematados por un chapitel piramidal con cerámica blanca y azul. El retablo mayor es una obra dieciochesca de Luis de Vargas, artista natural de Constantina. Su hornacina central está ocupada por una imagen de la Virgen con el Niño atribuida a Jerónimo Hernández, fechada en el último cuarto del XVI y realizada en madera policromada; lleva actualmente la advocación de la titular, aunque su autor la concibió como Virgen del Rosario. Las demás tallas, que representan a San Pedro, San Pablo, San Miguel, San Isidoro y San Leandro, fueron creadas por Bartolomé García de Santiago. Una de las joyas de este templo se halla en la capilla lateral derecha: es el retablo de Martínez Montañés, datado entre 1606 y 1608. Está formado por dos cuerpos de tres calles, un banco y ático, estando el cuerpo bajo decorado con esculturas y el alto con pinturas. Entre las tallas figuran los relieves de San Bartolomé y Santiago, así como una talla de San José con el Niño atribuido a la escuela de Roldán. Originalmente, su hornacina central estuvo dedicada a la que quizás es la pieza más importante de la iglesia, la Inmaculada de Montañés. Se supone que fue la primera imagen de esta advocación que realizó su autor. Se trata de una escultura de bulto redondo que representa a la Virgen con las manos juntas, de pie, sobre una luna. En el cuerpo superior figuran una pintura de la Virgen de Guadalupe, más moderna que el resto, así como dos tablas que pudieron ser realizadas por Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez. Las obras representan a San Diego de Alcalá y San Pedro. En la misma capilla figuran otros dos retablos. Uno de ellos, obra del XVIII, está presidido por el Cristo del Buen Fin, Crucificado, de Pedro Millán; la imagen, esculpida hacia 1500, está realizada en madera policromada. El otro retablo, también del XVIII, está formado por un solo cuerpo, dividido en tres calles por columnas salomónicas, donde se halla un grupo escultórico de Santa Ana, la Virgen y el Niño, del segundo tercio del XVI. En la capilla, además de los retablos destacan dos lienzos: uno del XVII que representa a la Magdalena arrepentida, llorando por sus pecados; el otro, San Ignacio de Loyola, enmarcado en la escuela sevillana del XVIII. La capilla sacramental, que se encuentra en el mismo lado de la nave, fue obra de Pedro Díaz Palacios, y presenta una decoración basada en pinturas murales de santos y escenas evangélicas y un retablo donde figura una talla de Santa Teresa de Jesús del XVIII. En el muro izquierdo se sitúa el altar dedicado a la Virgen del Rosario, imagen de candelero fechada en el XVIII y que perteneció, al parecer, a la Cartuja de El Pedroso. Del mismo lugar procede un busto de una Dolorosa, de escuela granadina del XVII, que se encuentra en un retablo contiguo. Por la nave se distribuyen diversos lienzos que representan La Visitación, La Huida a Egipto, La Circuncisión, todos del XVIII, así como una tabla del XVI, La Virgen con el Niño de Pedro Villegas Marmolejo. Tesoros de Nuestra Señora de la Consolación (FALTA TEXTO) La Semana Santa La Misericordia, única hermandad de penitencia Sólo una hermandad de penitencia existe en El Pedroso, la del Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora de los Dolores, que procesionan el Viernes Santo por la tarde, congregando durante su paso por las calles del municipio a un gran número de vecinos y curiosos de la provincia.
- Ermita de Nuestra Señora del Espino Esta pequeña iglesia mudéjar data del siglo XV y consta de una sola nave con arcos transversales y capilla mayor independiente. Al exterior se abren dos portadas, una a los pies, adintelada, enmarcada por pilastras y coronada por un frontón, del XVIII, sobre la que se levanta una espadaña, y otra en el muro derecho, casi oculta por varias dependencias, formada por un arco apuntado, realizado en el XV. En el atrio del templo encontramos un elemento poco común en nuestra comunidad, más propio de tierras del norte. Se trata de un crucero fechado hacia 1540, probablemente el más valioso del arte sevillano. Está realizado en granito blanco, mide 4´70 metros y su astil es un balaustre con un capitel de grutescos que remata una cruz. En cada una de sus caras están representadas las imágenes de un Crucificado y de la Piedad, respectivamente. En el interior destaca un retablo central, realizado en el último tercio del XVII, presidido por una talla de candelero del XVIII de la titular, la Virgen del Espino, patrona de El Pedroso. Figuran también las esculturas de Santa Bárbara, San Francisco de Asís y un Crucificado. En la nave destaca también la escultura de San Cristóbal, obra del XVII. La Virgen del Espino: una patrona procedente del Norte La devoción por la Virgen del Espino parece proceder del norte de España. De hecho, es también la patrona de Soria y en Navarra se la venera con el título de Nuestra Señora de Roncesvalles (ronces significa espinos). La razón de cómo llegó esta advocación hasta El Pedroso podría explicarse por la repoblación que tuvo lugar tras la conquista cristiana, o quizás por encontrarse la localidad en un lugar de tránsito de viajeros tan importante como es la Ruta de la Plata. Sin embargo, existe una leyenda popular que asegura que, hace siglos, la Virgen María se apareció a un pastor en medio de unos espinos o zarzas, intentando explicar así el origen del patronazgo.
-Ermita del Cristo de la Misericordia Originalmente, este edificio fue concebido como hospital, pasando después a convertirse en hospicio con el mismo nombre que hoy en día lleva la ermita. Esta construcción mudéjar ha sufrido importantes modificaciones durante los siglos XIX y XX. Presenta planta rectangular dividida en dos tramos por un arco triunfal apuntado. Cuenta con una sola portada exterior, situada en el muro de la Epístola, enmarcada por un alfiz y rematada por una cornisa volada. En el mismo muro, en la cabecera, se levanta una espadaña de ladrillo y cuerpo único. En el presbiterio figura un retablo decorado con motivos florales de mediados del XVII. Está presidido por la talla del Cristo de la Misericordia, obra de finales del XVI. En el muro izquierdo se halla otro retablo que alberga una imagen de vestir de la Virgen de los Dolores, de la escuela sevillana del XVIII.
-La Cartuja Se trata de una interesante construcción fechada en 1479, que consta de dos plantas y patio central con solería de viejas losas de piedra. Aún conserva parte de sus primitivas dependencias, como las cocinas, el granero, los almacenes de labranza, las celdas , aunque la mayoría se encuentra en mal estado de conservación. Destaca del conjunto la capilla, con su característica bóveda esférica sobre pechinas. Fue edificado para albergar una comunidad de monjes de la Orden de San Bruno, del Monasterio de Santa María de las Cuevas, que huían de una epidemia de fiebres tercianas. En la actualidad, es propiedad particular y se utiliza como vivienda.