El Cid, tras realizarle una interesante faena al mejor toro de la descastada corrida de de La Dehesilla, no ha sabido rubricar con la espada tan apasionante toreo, malogrando un triunfo de orejas. El Fandi y Talavante, sin demasiadas posibilidades, sólo fueron ovacionados.
Aunque para ello tuviese que ponerse el traje de faena y exhibir su lado más técnico hasta llegar a dictar, de forma magistral, una autentica lección de pureza, con la que puso a la gente en estado de gozosa embriaguez. Manuel Jesús El Cid le ejecutó al cuarto, el único toro válido de la descastada y floja corrida de La Dehesilla, una de las faenas a derecha más apasionadas que se le ha visto últimamente.
La obra, basada en el toreo diestro fue sencillamente hermosa, y la ejecución plenamente auténtica. La versión del muletazo lento, largo, hondo y ligado, la concepción rítmica de cada uno de los trazos, sumamente flexible al tiempo, dejó traslucir la vitalidad de un torero que ha vuelto a torear.
Y de que manera. Esa manera profunda que aplicó a sus formas con especial acierto, en la que la jovialidad de cada pase se unió con la portentosa facilidad creativa, convirtió el toreo de El Cid en una obra cargada de sensibilidad. Lástima que su izquierda, esta vez, no lució como él deseaba. Y una ligera reprimenda por no saber mostrar su capacidad para matar: no hay derecho que tan sublime toreo acabe con un bajonazo tan infame. Es imperdonable que el funesto manejo de la espada le privara de un triunfo buscado y trabajado.
También anduvo técnico con el rajado primero. El Cid brindó una faena refinada y sostenida en la mano derecha. No fue un trasteo intenso pero sí interesante y medido en el tiempo. Esta vez la espada fue a su sitio.
El Fandi sigue siendo fiel a sus formas. Es un comunicador del toreo. Lo que hace llega a un público que se divierte y apasiona. Y no sólo con las banderillas, donde la espectacularidad se convierte, a veces, en difícil sencillez. Destacó el primer par a su primer toro, y el tercero que le colocó por los adentros al quinto. En cierta forma, Fandila gusta con los palos y comienza a interesar con la franela. Al descastado segundo le bajó la mano en un intento de meterlo en la tela, pero no hubo forma. De estocada caída terminó con él. Al buen quinto, de bruscas embestidas en los inicios, le pudo sin divagaciones, muy correcto, no muy despacio en su quehacer pero sí con sobrado oficio. Hizo de todo y se desplantó demostrando valor. Tras la media estocada y dos descabellos le obligaron a saludar.
Talavante sacó pecho y orgullo y se dispuso con rigor y sin alivios a torear al flojo y descastado tercero. Quitó muy quieto por gaoneras y le bajó la mano derecha, después, llevando la embestida con esmerada suavidad en los inicios de faena. Con la izquierda no fue igual. De todas formas el buen hacer del diestro de Badajoz no encontró respuesta en un toro que iba y venía a su aire y salía distraído de cada pase. De una estocada lo finiquitó. Con el sexto, noble y soso, transmitió mejores sensaciones en su característica versión de toreo vertical, muy templado aunque, quizá, algo despegado. Fue un trasteo correcto sin demasiada intensidad que no rubricó con la espada.
Hoy también se reivindicó la Fiesta y se pidió libertad. Toreros y ganaderos de Huelva se manifestaron Por la libertad, sí a los toros tras deshacerse el paseíllo. Una larga ovación le puso emocionante sonido a la estancia en el ruedo.
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