
Juan Antonio Ruiz Espartaco no lo está pasando nada bien y su rostro refleja la tensión que vive. Con el pelo más canoso y una mirada triste busca refugio en la familia y mantiene su postura de discreción y respeto a los medios de comunicación.
Juan acudió a ver torear a su padre, Antonio Ruiz que abrió cartel en un festival organizado por la Hermandad del Rocío de la Macarena en la plaza de toros de La Algaba (Sevilla). Antonio, de 68 años y una envidiable forma física, tuvo el placer de contar con sus cuatro hijos mayores en el callejón, Juan, Francisco, Víctor y Manuel Jesús, tres de los cuales han seguido la dinastía familiar en los ruedos. El patriarca brindó a sus cuatro hijos en un gesto emocionado y cortó dos orejas y rabo en un alarde de valor. Tras él le tocó el turno a Ruiz Miguel, quien quiso brindar a Espartaco padre como reconocimiento a una vida entregada al mundo del toro.
Fue una tarde llena de emociones y sentimientos. Juan disfrutó de su familia, la camaradería de sus hermanos, el apoyo del que fue su apoderado y gran amigo, Rafael Moreno y el ambiente taurino que es donde se siente a gusto.
Sobre sus problemas matrimoniales no hizo ningún comentario y las únicas palabras que ha pronunciado al respecto han sido: -Nunca he hablado de mi vida privada ni voy a hacerlo ahora. Lo cierto es que está pasándolo mal y el haberse convertido en el centro de los comentarios continuos es algo que tampoco lleva bien. A pesar de todo el diestro lucía su alianza matrimonial como siempre y este detalle puede presagiar que aún confía en que los problemas puedan solventarse.

