El puente de El pilar ha sido muy intenso para la Duquesa de Alba. El sábado recibía la visita en Dueñas de Alfonso Díez que llegaba en el Ave y tras ser recogido por el chófer de la Duquesa. Ese día para recibirlo Cayetana había organizado un almuerzo íntimo con algunos de sus mejores amigos, tres parejas, la formada por Curro Romero y Carmen Tello, Marta Talegón y su marido, Pedro Álvarez Domínguez y el doctor Trujillo, que fue quien le implantó la válvula en el cerebro, con su acompañante.
Este almuerzo supuso además la presentación oficial de Alfonso a sus amistades sevillanas con lo que la relación que acaba de cumplir un año se hace más sólida. El sábado Alfonso se alojó en Dueñas y el Domingo por la mañana la pareja abandonaba la residencia sevillana para pasar el día en Córdoba. Ambos iban perfectamente conjuntados con vaqueros y una imagen de lo más juvenil. En Córdoba pasaron el día en la finca El Carpio, la que suele ser uno de los refugios de Cayetana. Al regreso se dirigieron directamente a la estancia del Ave y Alfonso volvió a Madrid. Cayetana permanece en Sevilla ya que está a punto de inaugurar una exposición de la Casa de Alba en el Museo de Bellas , algo con lo que está especialmente ilusionada y por este motivo concedía el mismo fin de semana una entrevista al diario ABC de Sevilla en la que entre otras cosas decía:
De quién ha heredado la pasión por al arte: de sus abuelos, su padre, su madre, sus maridos...? De mi padre, que me lo inculcó desde niña. Me llevaba al Museo del Prado desde que tenía seis años. Iba con él a sus viajes por Egipto, París y Londres hasta que tuve que ir al colegio. Le encantaba el arte. Yo le seguía y acabé sintiendo la misma pasión que él por el arte. A usted le gustaba pintar, aunque reconocía que se le daba mejor el baile. ¿Sigue cogiendo los pinceles? No, porque tuve un problema en la mano cuando murió Jesús (su segundo marido). Aquello fue para mí un «shock» muy grande y se me paralizó la mano derecha. Y como no soy zurda no he podido seguir. Es una pena, porque ya a mi edad no puedo hacer los deportes que me gustaban: el tenis, el esquí, la equitación... Podría haber seguido pintando, pero qué se le va a hacer... Jesús fue el amor de mi vida. Lo pasé muy mal todos estos años. Hizo mucho por la Casa de Alba, aparte de su valor personal. Era una persona muy inteligente. ¿Por qué es tan especial para usted el retrato que hizo Goya de su antepasada? -Ese cuadro lo encuentro encantador. Se aprecia que era una mujer muy sensible. Aparte de ser muy popular, algo tendría... También me gusta mucho el cuadro de Fra Angelico; es magnífico, y el bellini. Son obras únicas. Un corot, que sí ha venido a la muestra, me gusta también mucho. -¿Cuál de sus hijos ha heredado su pasión por el arte? -Jacobo. -¿Y su pasión por la vida? -Quizás Eugenia. Monta muy bien a caballo, baila flamenco estupendamente, está dibujando joyas para Tous... Tiene muchos valores. A mí me gusta vivir y conocer gente, hacer cosas. No me echo para atrás cuando me llaman para algún acto. La vida monótona es muy aburrida.
-¿Algún nieto apunta maneras artísticas? -Tengo una nieta, hija de Cayetano, que tiene nueve años, se llama Amina, y pinta maravillosamente. -Mantener la Casa de Alba supondrá un esfuerzo titánico, y no me refiero sólo a lo económico... -Sí, es un poco duro, pero se ocupa de ello una fundación. -Estaría orgulloso su padre de ver cómo ha mantenido el patrimonio familiar, ¿no? -Yo levanté sola el Palacio de Liria, porque él ya había muerto. Desgraciadamente no pudo verlo reconstruido. -¿Irá toda la familia el jueves a la inauguración de la exposición? -Creo que vendrán casi todos. Cayetano no puede porque tiene un concurso hípico en Alemania. Sí vendrán Carlos, Alfonso, Eugenia, Jacobo... Y si hay alguno más... -Este mes hay otra cita importante. El día 27 le entregan a Francisco Rivera la Medalla de Bellas Artes en Santander. ¿Tiene pensado acudir? -Sí. -¿Y cómo vivió la polémica que se generó con las críticas de otros toreros? -Me pareció de muy mal gusto. Es la envidia que hay en nuestro país, desgraciadamente. Francisco se lo merece por seguir esa saga familiar. Son cuatro generaciones. Esa medalla es un reconocimiento a su familia. Aparte de que él vale mucho, torea muy bien. Nunca debe hacerse algo tan feo. Este chico (Morante de la Puebla) debe ser muy envidioso y muy mal compañero, porque tampoco guardó silencio en la corrida que conmemoró los 25 años de la muerte de Paquirri. ¿Continúa siendo religiosa y monárquica hasta la médula? Hasta la médula... y más (se ríe). Y no cambiaré. Encuentro al Rey fantástico. Es muy cariñoso, se ha ganado la popularidad a pulso. Conoce su deber. Hay pocos como él. La Reina es perfecta. No se puede tener una Reina mejor. No se le puede criticar lo más mínimo. Espero que siga la Monarquía, porque España siempre ha sido monárquica, excepto en las dos Repúblicas, que fueron un fracaso. Tuvieron que traer a Alfonso XII, que entró a caballo con aclamaciones. Y, tras la segunda, llegó la Guerra Civil. Eso lo recuerdo de niña y no quisiera repetirlo. ]¿Y cómo ve a los Príncipes de Asturias? Lo están haciendo muy bien. No se les puede criticar en nada. Cuando llegue su momento habrá que darles un margen de confianza. Doña Letizia, por no haber vivido ese mundo, es extraordinario cómo lo hace. En toda Europa se han casado los príncipes con chicas que no son de la realeza. Empezando por Fabiola. Y lo hacen muy bien todas. Lo suyo es que fuera alguien de sangre real, pero, como ha cambiado todo, hay que adaptarse y ayudarles. ¿Cuáles han sido sus mayores conquistas? La libertad y la independencia. Me molestan mucho las mentiras que dicen de mí sobre cuestiones sentimentales, porque son eso: mentira. ¿Cree que ha sido mejor hija, madre o esposa? Esposa. Porque a veces se choca con los hijos. Los quiero mucho a todos, aunque nos hemos peleado alguna que otra vez. Pero eso pasa, como suele decirse, y en este caso literalmente, en las mejores familias. Sí, claro... ¿Es usted de las que delega en sus hijos o le gusta seguir teniendo todo bajo control?
Más o menos llevo yo todo. Alguno de mis hijos sí me ayuda, pero son muy independientes. Van un poco a lo suyo. Su hijo Jacobo está preparando para el próximo año unas monografías sobre sus tres palacios: Liria, Dueñas y Monterrey. Cuesta creer que no se hubiera publicado nada aún. Me hace mucha ilusión. Jacobo vale mucho. Su editorial (es la segunda) va muy bien. ¿Qué tiene de especial cada una de esas casas? A mí me gusta ésta (Dueñas). Vivo aquí ahora. Es la casa que me da más alegría. Liria es preciosa por el contenido y la fachada de Ventura Rodríguez. La de Ibiza es una casita de muñecas, estilo ibicenco. Monterrey tiene una fachada única, muy copiada en Sudamérica. La Casa de Alba abre al público, aunque de forma restringida, los palacios de Liria y Monterrey. ¿Le gustaría hacer un museo en el futuro? No, yo quiero que mi familia siga teniendo este patrimonio. ¿Ser duquesa de Alba le ha proporcionado más ventajas o inconvenientes?
Las dos cosas. Lo peor es cuando te persiguen todo el día los periodistas. Lo llevo muy mal. Eso no es vida. Y la parte más buena es que te llaman para cosas bonitas. ¿Qué le queda por hacer? He hecho todo lo que he querido. Lo último ha sido una escuela para niños en Calcuta. Pero no me gusta hablar de lo que hago. Nunca presumo de nada. ¿Tiene miedo a la muerte? Un poquillo. Quiero morir bien. Me confieso a menudo y comulgo. Tengo personas allegadas... Pero como soy soltera, y Dios es muy bueno, creo que lo comprende.