El que fuera uno de los representantes más famoso de El Vaticano, durante el cercano y largo Pontificado de Juan Pablo II, a excepción del propio Papa, el español de 72 años que estudió Medicina y acabó ejerciendo de periodista. El Dr. Joaquín Navarro-Valls, desde 1984 hasta 2006, Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Primer laico y no italiano que, ocupó ese alto cargo. Durante 15 meses y hasta su dimisión en julio de 2006, también trabajó a las ordenes del actual Papa Benedicto XVI.
Durante los 22 años que fue portavoz de Juan Pablo II, ¿escribió un diario?
Un diario propiamente dicho no, pero tomé notas. En mi ordenador debo de tener unas 600 páginas de apuntes.
¿Se ha planteado publicarlas?
Hace un año y medio un agente estadounidense me ofreció un millón y medio de dólares por escribir ese libro. El problema en parte es que he aceptado en estos años una serie de compromisos profesionales que me absorben. Tendría que dejar todo eso y pasarme un año y medio encerrado en mi habitación para escribir ese libro. Para mí sería un imperativo moral hacerlo, porque Juan Pablo II era muy querido pero no del todo conocido.
¿Según Ud. Que desconocemos más de Juan Pablo II?
Pienso que no se conoce suficientemente a la persona, su carácter. Por ejemplo, tenía un grandísimo sentido del humor. Incluso cuando había que tratar problemas dramáticos no perdía su visión positiva.
Usted que ha estado casi dos años con el actual Pontífice Benedicto XVI, hasta el año 2006. ¿El suyo es un Pontificado polémico...?
Benedicto XVI es el Papa, de toda la historia de la Iglesia con la más brillante y numerosa bibliografía personal. Su riqueza conceptual es fascinante. Y pienso que la gente también fuera del ámbito católico es consciente de ello.
Hay una cierta tendencia en pensar ¿que es algo frío?
Yo diría lo contrario. Su forma de conmoverse más frecuente de lo que se cree no es reaccionar pasionalmente frente a las cosas.
¿Cuales son los elementos más originales del Pontificado de Benedicto XVI?
Su confianza en la racionalidad de las personas, en su capacidad de buscar la verdad.
¿Qué grandes obstáculos está encontrando el Papa Ratzinger?
Me parece que lo anunció él mismo, pocos días antes de ser elegido Pontífice: la dictadura del relativismo.
Si tuviera que resaltar sólo uno, ¿cuál ha sido el mayor logro del añorado y cercano Juan Pablo II?
Lo digo con palabras suyas: El punto central y nuestra responsabilidad es mantener el carácter trascendental de la persona humana, que se puede convertir fácilmente en objeto. Y ese logro le fue reconocido en Naciones Unidas, en los suburbios de Calcuta, en un leprosario en Guinea Bissau o en cualquier lugar a donde fue.
¿Que les diría a los que, a la luz de su oposición al preservativo, la eutanasia o los matrimonios homosexuales, consideran que la Iglesia es una institución obsoleta?
Diría que la Iglesia está proponiendo, con optimismo y tenacidad, que el ser humano no es algo sino alguien; no es una cosa sino una persona. Está enseñando a humanizar la sexualidad, a dar sentido al dolor y a la alegría. Está dando horizontes humanos al ser humano.
¿Hay algún error en su larga carrera de, 22 años como responsable de comunicación de El Vaticano del que aún se arrepienta?
No me corresponde a mí valorar mi propio trabajo. Normalmente no vuelvo a aquellos años para analizar hipótesis sino para profundizar en el significado de los hechos vividos. Muchas veces, entonces, tuve la sensación de vivir la Historia mientras se estaba haciendo. Fueron unos años bellísimos, extraordinarios
¡Santo súbito!, gritaba la gente tras la muerte de Juan Pablo II. ¿Cuánto cree que falta para que sea elevado a lo altares?
Desde el punto de vista estrictamente técnico, podría estar todo listo antes de que acabe el año. Los dos pasos que quedan, técnicamente hablando, son el decreto de virtudes y la declaración del milagro, del que se le atribuyen varios, uno especialmente claro. A partir de ahí, todo depende del Santo Padre.
Solo nos queda rogar a Dios, para que pronto se produzca esa gran noticia que se pueda venerar al Siervo de Dios Juan Pablo II El Grande como Santo. Sin duda esa será una gran noticia que le corresponde a S.S. El Papa Benedicto XVI. Muchas gracias al Dr. Joaquín Navarro-Valls por habernos acercado a esta noticia.