Arrancó en Chipiona sus tradicionales fiestas del Moscatel y se hizo con el pregón al famoso vino de la tierra a través de la primera mujer pregonera en su historia, la periodista sevillana, Marina Bernal. Tras ser presentada por José Vicente Dorado, de Radio Sevilla, ésta se adentró en su pregón intercalando imágenes audiovisuales a través de una pantalla, sobre las faenas en las bodegas de Chipiona, en la elaboración del Vino Moscatel.

Marina, muy documentada para esta ocasión, ha vivido «in situ» con los propios agricultores todos los procesos de crianza de las uvas moscateles. En las bodegas indagó, degustó y aprendió de este milagro puramente artesanal que es el nacimiento cada año del Vino Moscatel, en sus distintas variedades, gracias a los 170 productores del preciado y genuino vino.

Durante casi una hora, la periodista sevillana fue desglosando todos los lugares y los personajes de la historia del Moscatel y de Chipiona, algo así como una maravillosa «crónica» periodística, con una literatura a la altura del pueblo, de todo su paso por esta tierra, a la que ella está muy vinculada desde pequeña.

Cantó al Moscatel, a las playas, los corrales, los pescadores, a los cultivos de la tierra, al agricultor, a las flores de Chipiona, que pasan las fronteras de Europa, a Chipiona, lugar preferido por los sevillanos, extremeños, madrileños, etc. Un bello lugar -dijo- «donde las noches nunca son oscuras, porque su faro las ilumina».

Marina Bernal disfrutó dando su pregón porque eran vivencias suyas. Hizo mención a Gracia Montes, que con su canción «Moscatel» colaboró en su día a que se conociera en famoso vino. Además destacó los numerosos premios a nivel nacional e internacional que hoy tiene el Vino Moscatel en su haber.

La artista sevillana Isabel Fayos puso la música en una noche de calor, con una canción dedicada al Moscatel, cuya autora es la propia artista, y otra canción que dedicaba a la estrella desaparecida Rocío Jurado, con «Vendimiadora de Estrellas». En su honor fueron las últimas palabras del pregón, con el lanzamiento de un beso al cielo de Chipiona.

Al final se le impuso la insignia de «La Parra de Oro» al trabajador de bodegas Antonio Quirós Establiet, y a título póstumo, a Miguel Muñoz-Polanco Castro, cuya insignia le fue impuesta a su viuda, Isabel Cabo. A continuación el grupo rociero de Huelva Manguara puso el fin de fiesta, donde hubo degustación del vino Moscatel.