El día 28 de abril, martes, a las 19:30, en la librería Berkana, C/ Hortaleza 64, Carla Antonelli, actriz y conocida activista transexual, presentará el libro MEMORIAS DE UN AHOGADO.Memorias de un ahogado es una novela de iniciación, un viaje que comienza desde el fondo de las entrañas. Jota es alcohólico, un fracasado y un homosexual que no se ha reconocido como tal. Una terapia introspectiva, un arrastrar de pies y de tabúes y, poco a poco, y de la mano de Miguel, Jota se adentra en el terreno desconocido de la desnudez del alma y de los cuerpos. Miguel se convierte en la pieza clave de su vida; gracias a él Jota visita el mundo desde otro prima; conoce el sexo de las saunas, la libertad del individuo fuera de las pautas políticamente correctas, la ternua y las múltiples caras del ser complejo y sin complejos. Miguel es también Sivia, una mujer despampanante que se lleva de calle a cualquier curioso. A partir de este momento la historia coge un ritmo zigzagueante, vertiginoso, tierno y desgarrado al a vez; una enseñanaza cuyo reto está en construirse uno mismo de acuerdo con sus principios, sus intuiciones. Construirse continuamente, adaptarse, crecer. Jota, sin darse cuenta, ha construido su propio mundo, su propia familia, y, consciente de que todo cambia, de que nada es estático, se siente, por primera vez, satisfecho.
MEMORIAS DE UN AHOGADO, mi primera novela, publicada por la editorial EL TERCER NOMBRE se presentará en Madrid en febrero
Autor: Juana Cortés Título: Memorias de un ahogado. Editorial:El Tercer Nombre
ISBN: 978-84-96693-95-1
Precio:14 Formato: Tapa blanda
Autora:
Juana Cortés nació en Guipúzcoa (1966) y es licenciada en filosofía , reside en Madrid dónde comienza a escribir en el año 2004 ganando importantes premios de relato.
Fué finalista del III Certamen de Narrativa Breve 2006 que se organiza La Asociación Canal Literatura y es autora de un de los relatos publicados en el libro Relat@s en el Canal II y ya desde entonces conocimos su afición cuando nos contaba como descubrió la pasión por escribir.
Yo tenía una capacidad, un don quizás, pero, como en los cuentos, temía que se convirtiera en una maldición o un castigo. A mí me crecían historias, ajenas a mi voluntad y a mi control. Al principio, confundida, no se lo quise contar a nadie y lo guardé en secreto. Debía domesticar ese hábito; acostumbrarme a él y alimentarlo. No fue fácil. Nunca en mi vida había tenido mascota y tenía poca paciencia. Un día escribí un cuento y, ante mis ojos, se convirtió en gato y me arañó el corazón. Me dejó el ánimo perturbado y la sensación de haber tocado ceniza con la yema de los dedos. Luego llegaron otros. Me hacían compañía y aprendí a jugar con ellos. Sin darme cuenta creé un mundo propio con mis fantasías y mis anhelos, poblado de niños enfermizos y mujeres transparentes, de animales mágicos y seres desconcertantes. Empecé a observar y a escarbar entre los fragmentos de vidas ajenas. Me convertí en buscadora de historias, paleontóloga, espeleóloga del sentimiento. Las palabras caminaban agarradas del brazo y las historias se crecían, volaban, se me iban de las manos.
Párrafo de la novela:
Debía de haber sentido rabia, pero sólo me embargaba una pena espantapájaros, hecha de ramas secas y adornada con un sombrero viejo. La congoja subida en mi pecho, como una criatura malcriada que no pensaba bajarse de allí de ninguna manera. La tristeza es un lastre que cautiva. Una amante pésima, a la que mantienes a pesar de no aguantarla. Y eso te impide buscar una nueva aventura. Es una mala compañía la puta tristeza. La rabia me hubiera ayudado a sacar fuera de mí ese algo negro, podrido, que no entendía, ni quería entender. Ilusiones muertas que se secan, que se convierten en fósiles que habitan en nuestro interior. Te diseccionan y encuentran un sueño convertido en caracol marino, hundido en un pulmón, y acabas en una urna en el museo de ciencias naturales.
Juana Cortés Amunárriz es una escritora natural de Hondarribia y residente en Alcorcón. Su trayectoria literaria está avalada por un buen número de premios y reconocimientos literarios y recientemente ha publicado su primera novela, MEMORIAS DE UN AHOGADO, a cargo de la editorial EL TERCER NOMBRE. Hoy nos cuenta cómo llegó a conseguir que su obra fuera publicada y nos habla de su pasión por las letras.
¿Cómo va la promoción de tu libro?
Va bien. Presentamos el libro el día 25, en la librería Fuentetaja de Madrid, y tuve la suerte de estar acompañada por Pedro Zerolo y mi editora, Elena Fernández. Este mes ha salido reseñado en la revista Zero, y he hecho algunas entrevistas, como la que apareció en el 20 Minutos, y la de Literalia tv (que es un canal en Internet que recomiendo para todos aquellos interesados en la literatura). Y próximamente habrá otras presentaciones en la librería Berkana, en Alcorcón (mi lugar de residencia), y en San Sebastián, (mis raíces).
Memorias de un ahogado ¿es tu primera novela escrita o tu primera novela publicada?
Fue mi primera novela escrita (en el año 2004), y mi primera novela publicada.
¿Siempre confiaste en esta obra? ¿Tenías el convencimiento de que algún día vería la luz?
Sabía que la novela gustaba y enganchaba a los lectores, pero tenía muchas dudas acerca de si un día llegaría a ser publicada. Creo que es una novela arriesgada, y los editores no siempre se quieren arriesgar.
¿A cuántas editoriales te dirigiste y rechazaron tu novela?
La envié a unas cuantas, no lo sé exactamente (intento ignorar los rechazos y mirar hacia delante). Y luego la presenté a concursos. Como todo, al final sucede que hay que llegar al lugar oportuno en el momento oportuno. Creo que la editorial ha sido valiente al publicar mi novela, y les estoy muy agradecida.
Sabes que soy una admiradora tuya, conozco tu forma de escribir y sé que tu trabajo literario se distingue por un estilo muy particular, a veces un tanto transgresor. Memorias de un ahogado ¿es apta para cardiacos?
Me sonrío, Maribel. MDUA es un libro que genera cierta sorpresa (una novela gay, con un protagonista adicto, no parece un reclamo muy popular). Pero creo que funciona porque engancha y el lector quiera saber más. La novela habla del placer, del sexo, visto desde un punto de vista masculino a veces, otras más femenino (¿podemos las mujeres follar por follar, sin personalizar a nuestro amante ocasional, sin saber nombres, ni crear un mínimo vínculo emocional aunque sea temporal?), de la fidelidad (¿se cae el mundo si somos o nos son infieles? ¿es así de verdad o es lo que nos han enseñado a pensar?), de la amistad, del suicidio, de la soledad, de la maternidad. Hay muchas personas que me han dicho que se han emocionado leyendo; y eso quiere decir que el lector ha conseguido identificarse con Jota, el protagonista. Y que su viaje, un viaje acuático, de las profundidades a la luz, es un viaje universal. Porque Jota lucha por hacerse un hueco, por conseguir una vida digna (siempre según su criterio), por derrumbar los muros que le asfixian y que no ha sido capaz de ver antes. La lucha de Jota es muy hermosa, y es la lucha de todos por conseguir un espacio, un momento de felicidad.
Hay quien opina que las mujeres escriben solo para mujeres. ¿Para quién escribes tú?
Yo escribo en primer lugar para mí; lo que hago me tiene que satisfacer. Luego pienso en un lector que disfrute, me da igual su género. Precisamente el género es algo que yo pisoteo continuamente. Lo que significa un pene, una vagina, es terrible. Lo primero que sabemos de un nuevo ser suele ser precisamente su sexo. Varón. Mujer. Y esa palabra ya lleva implícita una carga tremenda que nos va a condicionar toda la vida. Y ese pene, esa vagina dictarán lo que se espera de nosotros. Y cada vez que no cumplamos con esa exigencia, estaremos defraudando a todo el mundo. Por eso, no comportarse como se espera de nosotras, mujeres vagina, es incómodo. Y no comportarse como se espera de un hombre pene, es también incómodo. Y tener un hijo mariquita, es muy incómodo. Y tener una amiga machorra, es incomodísimo. Yo procuro romper esas claves cuando escribo, y creo unas nuevas, muy humanas, pero menos sometidas a esas terribles diferencias.
Me consta que últimamente has hecho alguna incursión en el mundo de la poesía. ¿Veremos pronto algún poemario tuyo publicado?
Cuando falleció mi madre escribí un poemario que se llama EL TIEMPO DE LAS ALGAS. Creo que el dolor se manifiesta de maneras muy diferentes. Escribí poesía, como podía haber hecho polvorones; hasta ese momento consideraba la poesía algo tan misterioso para mí, como la repostería. Y sin embargo empecé a escribir versos y allí encontré consuelo. La poesía me ofreció un espejo en el que nunca antes me había mirado, y quizás nunca más mire, pero esos días me mostró mi propia medida.
Volviendo a los aspectos puramente literarios. ¿Sobre qué tema no escribirías nunca?
No lo sé. Yo cuando escribo me siento valiente, cosa que no me sucede en la vida real. En el día a día soy consciente de mi cobardía, de mi sometimiento, de mis fallos, de los contrastes tan terribles que hay en este mundo. Pero cuando escribo me convierto en alguien más interesante, más decidido. Y creo que si dijera ahora mismo, por ejemplo, no escribiría nunca novela histórica, seguro que en un tiempo estaba dándole vueltas a por qué no voy a ser yo capaz de escribir novela histórica.
Sé que participas con frecuencia en certámenes literarios y que ya has conseguido muchos e importantes premios. El hecho de haber dado el paso al mercado editorial ¿cambiará tus planes en este sentido? ¿Seguirás participando en concursos?
De momento voy a seguir concursando. Quizás no tanto como hasta ahora, pero sí me voy a presentar a concursos que me parecen interesantes.
¿Crees que puedes llegar a vivir de tus libros?
NOOOOOO. Es una pena, pero creo que vivir de la literatura es un sueño.
Cuéntanos qué estás escribiendo ahora y si tienes algún otro proyecto próximo de publicación.
Escribo dos novelas a la vez (soy muy caótica escribiendo).Me gustaría publicar un libro de relatos. Y una novela juvenil. Pero no tengo ahora mismo ningún proyecto.
Juana, sinceramente, ¿puedes definir lo que sientes al ver tu novela en las librerías?
No, no puedo definirlo. Sólo sé que la novela ya no es mía. Cada lector tiene derecho a opinar sobre ella, porque la compra y es su libro. Y lo puede doblar, besar, mutilar, o tirar a la basura. ¿Te haces una idea de lo que eso significa? Es algo muy extraño.
¿Tu familia apoya tu pasión por las letras?
Mi familia me apoya, lo que es fundamental. Si no lo hicieran, tarde o temprano tiraría la toalla, imagino. O tendríamos muchas discusiones, lo que mermaría mi capacidad creativa. Soy muy afortunada; puedo hacer lo que me gusta, y ellos me animan. Eso sí, debo conciliar vida laboral, familiar y literaria, lo que es muy parecido a hacer encaje de bolillos.
Por último, te pido que nos digas un título de un libro y un autor.
Mi autor de cabecera es Cormac McCarthy. No me puedo quedar con uno solo de sus libros, menciono: Hijo de Dios, No es país para viejos, o La carretera. Es un autor que me sobresalta. A veces tengo que cerrar el libro, tragar saliva, y respirar profundamente antes de seguir. Es un chute literario peligroso. Él si que no es apto para cardiacos