Los descensos en la ventas de periódicos y en la demanda de espacios publicitarios están provocando el cierre de cabeceras y despidos en los medios de prensa escrita. Los que vaticinan el final de esta actividad lo achacan a la irrupción de la prensa digital. Se equivocan, la causa principal es común al resto de la economía: la crisis. Internet afecta, pero no a tal extremo.
Internet, ese gran monstruo.
Periódicos digitales gratuitos, sin salir de casa, a un solo clic, con todas las noticias que vienen en los de papel y encima no hay que esperar al día siguiente para leerlas, están casi de inmediato. Un duro competidor para la prensa. Como la radio o la televisión, que cuando irrumpieron también auguraban un final similar y en cambio han buscado la forma de convivir.
Que el consumidor conozca una noticia nunca ha sido un obstáculo para que siga buscando más datos y sobre todo orientación. De hecho los días que más periódicos se venden son los posteriores a grandes acontecimientos que el resto de medios han repetido hasta la saciedad, tales como grandes atentados terroristas, brillantes victorias de nuestros deportistas o elecciones.
Ya existían los diarios digitales cuando salieron al mercado con gran éxito varios periódicos de distribución gratuita que no mermaron las ventas de los tradicionales puesto que se dirigían a otros públicos. Muchos de estos han tenido que cerrar, no por el empuje de internet, sino por el descenso en el número de anunciantes.
La crisis
La desconfianza hace que se consuma menos, las empresas dejan de vender y de producir, le sobran los trabajadores que van al paro, tienen menor disponibilidad de dinero y.... volvemos al principio: disminución del consumo. Un circulo vicioso. Esto repercute en menos lectores y anunciantes, los soportes del negocio de la prensa papel.
La crisis pasará, tarde o temprano acabará y aparecerán nuevamente los anunciantes ávidos de llevarse su trozo del pastel del mercado que emerge de sus cenizas como cada diez o quince años.
La gran fortaleza de la prensa escrita puede ser el análisis reposado de los acontecimientos cuyo suceder ya ha sido recogido por internet, la radio y la televisión, que, no lo olvidemos, también son gratis y, pese a ello, padecen la crisis como casi muchos. Para que este sea el camino se debe de reforzar el valor de la marca de las cabeceras de los diarios y de los profesionales que en ellas escriben.
Otros sectores están siendo mucho más castigados de que la prensa y no por ello van a desaparecer, por ejemplo la industria del automóvil cuyas ventas han descendido a la mitad en un solo año, y que pese a tener en la motocicleta un fuerte sustitutivo, tal y como lo digital lo es al papel, a nadie se le ocurre pensar que se van a dejar de fabricar coches.
Sobrevivirán los que sean capaces de acertar con lo que el mercado solicita y satisfacerlo de forma eficiente. Para ello deberán desaparecer unos, fusionarse otros, especializarse en campos y territorios concretos, reducir costes, idear nuevos formatos, conocer mejor a su público y, sobre todo, creatividad y un poquito de paciencia.
