El funcionario habla por primera vez desde que saltara a los medios su sorprendete noviazgo con la octogenaria aristócrata. Díez ha concedido una entrevista exclusiva a la revista ¡Hola!, donde sigue defendiendo su amor por la duquesa y aclara los detalles sobre el aplazamiento de su boda y las desavenencias con los hijos de doña Cayetana. Aún así, asegura que ha querido y quiere a la aristócrata y guarda un misterioso silencio sobre la posibilidad de que la boda siga en pie
Hasta el pasado mes de agosto, era un completo desconocido. Siete meses después de que la duquesa anunciara por primera vez su noviazgo con este funcionariode 58 años natural de Palencia, Alfonso Díez Carabantes ha pasado a ser uno de los personajes del corazón más intrigantes y también reclamados por los medios de comunicación.
Hasta ahora había preferido mantenerse en un discreto segundo plano y a pesar de haber tenido que escuchar todo tipo de descalificativos y sufrir una incómoda indiferencia por parte de la familia de la duquesa- que, al parecer, nunca ha visto con buenos a este amante de las antigüedades-, Alfonso se ha decidido hablar. <> Y lo ha hecho en ¡Hola!, la revista de cabecera de su novia, Cayetana Fitz James Stuart, en las mismas páginas donde el pasado mes de agosto sorprendía a media España confirmando que estaba enamorada de este funcionario, viejo amigo de la familia.
El que podría haberse convertido en duque consorte de Alba si su matrimonio con la aristócrata hubiera llegado a buen puerto, ha recibido al periodista de la revista de Sánchez Junco en su domicilio madrileño, donde asegura vivir desde 1972.
A pesar de que esta entrevista podría ser cuestionada por su amada, nada más lejos de la realidad ya que fue la propia Cayetana la que le ha animado. No sólo lo sabe: lleva muchos meses pidiéndome que la haga. Ayer y anteayer hablábamos sobre ello. Y esta mañana también hemos hablado, dice Alfonso para quienes le pudieran tachar de oportunista al conceder esta exclusiva.
Detalles de la entrevista aparte, Alfonso rompe su silencio declarando su amor por la aristócrata de 83 años. Es la mujer más inteligente, la más intuitiva, la más divertida. Aunque muchos dudaban del verdadero interés de este funcionario del Ministerio de Trabajo, él quiere dejar claro sus intenciones: La quiero muchísimo y para mí es un privilegio quererla. ¡La gente no sabe cómo es Cayetana.
Y continúa defendiendo su amor: A Cayetana creo que le he dado alegría ilusión y ganas de seguir comiéndose el mundo. Además, y aunque suene a tópico, cree firmenente que el amor no entiende de edades: Por supuesto que no tiene edad. Y personalmente puedo decir que ahora tengo más ilusión que cuando tenía 20 años, asegura.
Dispuesto a renunciar a todos los bienes de la duquesa
Y para aquellos que creían que Alfonso iba buscando otra cosa en su relación con Doña Cayetana, Díez también responde: Y eso que cree la gente de que yo iba ahí a por sus capitales, a por sus palacios, eso es que, conociéndola a ella, no se sostiene.
Además, asegura que estaba dispuesto a las renuncias que habría tenido que firmar por casarse con ella. La tranquilicé: Firmo lo que tú quieras, me parece fenomenal. Y es que yo no iba a lo material porque no lo necesito. Tengo lo suficiente. Y sobre todo es que con 57 años que tenía en aquel momento, lo que no haces es meterte en una aventura ni estás con nadie por lo económico. Cosa que sí puede suceder cuando tienes 25 años, por ejemplo, señala, concluyendo que con lo que tiene puede vivir el resto de su vida, yo no estoy ni cinco minutos de mi vida con nadie que no me interese. Además, para tranquilidad de los Alba, señala que por supuesto habrían firmado separación de bienes.
Según avanza la conversación con Díez, que posa con ropa de calle en distintas estancias de su casa de Madrid decoradas, todas ellas con multitud de antigüedades-, vamos conociendo detalles sobre la tan traída y llevada boda, sobre la que guarda un misterioso silencio al ser preguntado si está del todo descartada.
Confiesa que, la decisión fue tomada de mutuo acuerdo, pero no planteándolo de golpe: un día poníamos una piedra, al día siguiente otra y así fuimos llegando a la conclusión de por qué no nos casábamos, asegura Díez.
Cuando llegó el día en que decidimos casarnos, me asusté mucho Los dos estaban ilusionados con la idea, aunque asegura que si pudiera rectificar algo, hubiera sido más cauto, porque asegura que nunca creyó que casarse no iba a ser tan complicado. Tanto, que le llegó a proponer a Cayetana que se casaran en una ermita del Cerrato, Palencia, donde su familia tiene un terreno. No pudo ser, sin embargo, señala que a la duquesa la idea le divirtió muchísimo.
También reconoce que cuando llegó el día que decidieron casarse se asustó mucho. Y se lo dije a ella. ¡Imagínense lo que es pasar a ser el marido de Cayetana! Y eso que yo renunciaba a todo.
Aún así, asegura que a él no le hacía especial ilusión el título de duque de consorte: Si hubiera podido elegir entre seguir siendo Alfonso Díez o duque consorte y todo eso, hubiera preferido ser el marido de la duquesa de Alba a secas. Sin ningún título.
Me llamó y me dijo que qué me parecía si aplazábamos la boda Aunque la decisión de pasar por el altar, estaba tomada, Alfonso asegura que nunca llegó a haber nunca un día fijado. No, fecha no había. Pero sí que estaba casi preparado.
Finalmente, y para alivio de muchos, sobre todo de su familia, la pareja decidió echarse atrás. Ahora sabemos quién tomó la decisión: la propia Duquesa de Alba. (La decisión la tomó) Cayetana. El problema fue todo lo que se le vino encima, toda la presión tan grande en que se vio envuelta porque ¡nadie sabe lo que ha pasado estas mujer en un año!. Además, matiza cómo se enteró: No me llamo y me dijo: no hay boda. Le que me dijo fue que qué me parecía si aplazábamos. Le respondí: me parece estupendo, recuerda.
Aún así, asegura que sí sintió un gran disgusto. ¡Cómo me iba a enfadar! Lo único que estaba era disgustado por el disgusto tan grande que tenía ella. Sobre todo por la forma en que se produjo todo. En ese momento, es preguntado si han llorado juntos. Alfonso asiente, aunque no especifica si el motivo fue la frustración por no poder celebrar su boda.
Un hijo de la Duquesa me dijo que era un disparate lo que estábamos haciendo Sobre la reticencia de los hijos de doña Cayetana, Alfonso dice que él no es de peleas. Asegura que al principio entendía la manera en la que sus hijos veían su relación. Sin embargo, considera que después no lo entendía tanto. Porque estamos hablando de su madre, desde que hemos empezado a estar juntos es una mujer con ilusión, está mirando al futuro. Por ejemplo, en el viaje a Italia, yo no he visto una mujer más feliz .
Señala que fue la duquesa la que les informó a sus cinco hijos sobre sus planes de casarse. Sobre el comentado encuentro que podía producirse entre los hijos y Alfonso para hablar de estos planes, asegura que sí eran ciertos: Realmente lo que pasó es que iba a verme con uno de ellos. Y le comenté que aquí, en mi casa, era lo más prudente, pero que, sin embargo, había prensa. Fue entonces cuando decidimos hablar sólo por teléfono. Asegura que en esa conversación, le dijo que le parecía un disparate lo que estaban haciendo. Además, asegura que le hizo una serie de preguntas para saber cómo habíamos llegado al punto que habíamos llegado.
Confiesa que esa actitud le llegó a molestar y que él hubiera obrado de otra manera: Hubiera dicho: Vamos a reunirnos a ver qué está pasando aquí. Antes de condenar al reo al pretendiente- vamos a escucharle.
Disputas aparte, finalmente, la boda, como trascendió enseguida, se suspendió. Sin embargo, quienes conocen a doña Cayetana dicen que esa idea no se le ha borrado aún de su mente. Puede que de ello sepa mucho Alfonso, que sigue con la lanza en ristre: es que yo no puedo dejar de querer a alguien dígamelo quien me lo diga. La gran pregunta sigue siendo si los planes siguen en pie. A esto, de momento, Alfonso dice que no puede contestar. ¿Será eso un sí? Con doña Cayetana, poco o nada es previsible.
