La editorial Seix Barral descubrió al público español a Jean- Marie Gustave Le Clézio, que acaba de ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
Seix Barral publicó su debut literario: El atestado en 1964. Le Clézio la escribió con tan sólo 23 años y ganó el prestigioso premio Renadout en 1963. (Le procès- verbal, 1963 en Francia).
En 1969 Seix Barral publicó El diluvio. De estilo nihilista ha sido relacionada con La náusea de Sartre. (Le déluge, 1966 en Francia)
El atestado (Seix Barral, 1964).
Traductor: Gabriel Oliver (ya fallecido).
Adam Pollo ha comenzado, no sabemos si al cabo de los meses de servicio militar o de después de una cura psiquiátrica, una singular experiencia de confrontación consigo mismo. Vive en un chalet abandonado en su propia ciudad natal, solo, casi vegetalmente. Desafía al mundo circundante, lo provoca de modo progresivo, de un modo sutil y extrañamente cruel y finalmente directamente brutal, en mitad de la calle, como un charlatán de feria. Pero el autor no nos deja inermes frente al sentido de la extravagante experiencia de su personaje, de cada una de las aventuras de que se va tejiendo. De nuevo frente a unos internos de hospital, Ada, con escalofriante lucidez defenderá el sentido de su experiencia, fundará su razón en los previsibles y convencionales razonamientos de los otros. La deslumbrante sinceridad y la fuerza expresiva de las páginas de El atestado, que a veces nos remantan al magisterio de Celine y sobre todo a Les Chants de Maldoror, han valido en Francia a esa primera novela una acogida inusitada que va más allá del reconocimiento que le otorgó el jurado del Prix Renadout 1963 al concederle ese premio.
El diluvio (Seix Barral, 1969).
Traductor Jaume Pomar.
El diluvio narra las trece jornadas de progresiva ascensión hacia la nada, al modo satriano de La náusea, vividas por el narrador como François Besson, quien, el 25 de enero a las 15:30 horas siente nacer en él una sensación de vacío que le hace ver la muerte por todas partes. Al final de la novela, esta vivencia es apoyada por un fragmento de Don Francisco de Quevedo. Durante estos trece días François Besson siente como el vacío va creciendo en él, y vive los momentos más importantes de su vida. Después de una serie de situaciones donde intenta evadirse de su angustia a través del sexo, el homicidio, la religión, descubre que Ana con quien ha tenido en el pasado una relación, que no nos es aclarada, se ha suicidado. La novela termina dejando a François Besson ciego y sin esperanza, pero con vida, abandonado a sí mismo.