El Festival del Moscatel comenzó el pasado viernes con un pregón esperado, el de César Florido. Hijo y nieto de bodegueros, el pregonero dejó patente lo que el vino de nuestra tierra y el moscatel en particular, han significado para él, su vida.
César Florido Romero heredero de una larga estirpe de bodegueros que llegaron a Chipiona en 1640 pregonó el pasado viernes la trigésimo octava edición del Festival del Moscatel. Un pregón que dedicó a su padre promotor de las bodegas que llevan su nombre y de quién, dijo, aprendió a conocer el moscatel, a entenderlo y a beberlo.
El pregón que nos embarcaba en el descubrimiento de América y pasaba por Cuba, se detuvo en la ciencia de Maimónides a Averroes, pasando por Ramón y Cajal y después en la literatura con Cervantes y el Tenorio, Omar Kayyahn, Goethe y los más cercanos, De Tejada, el roteño Ángel García López y Joaquín Márquez.
No faltaron referencias al vino y su presencia constante en la gastronomía, la copla o la liturgia religiosa. La poesía llegó en la voz de Mercedes Gil. El pregón de César Florido recordó a Rocío Jurado, a quienes hacen el vino cada día y a quienes en su momento crearon el Festival del Moscatel.
Por otra parte y finalizado el pregón, cada año, la jornada inicial del Festival del Moscatel sirve para reconocer con la Parra de Oro a de quienes durante años se han dedicado a la viña y el singular vino de nuestra tierra.
Pocas personas conocen mejor que Juan Jiménez los secretos del pasil. Sus ochenta años han visto pasar la evolución del trabajo en la viña y la producción del moscatel hasta lo que es en nuestros días.
Ligado toda su vida a diversas bodegas y finalmente a la Cooperativa Católico Agrícola, Juan Jiménez era el encargado del histórico pasil que se ubicaba en la zona donde hoy se encuentra la Avenida de Jaén. El viernes recibió con felicidad el reconocimiento a tantos años de trabajo.
La Delegada de Fiestas, Patricia Zarazaga, agradeció el calor del numeroso público que se dio cita en la Plaza de Andalucía. El acto institucional lo cerró el Alcalde de Chipiona, Manuel García, que, como prueba de lo que significa el moscatel para nuestra tierra, quiso dejar constancia de que en todos los foros en los que la localidad está presente, el moscatel es una referencia ineludible.
La actuación de Pepe El marismeño completó la noche con sones del sur y una dedicatoria especial a Rocío Jurado.